¿Cámaras en las aulas contra el acoso sexual? Tal vez habría que atajar el problema desde su raíz

La Fiscalía General del Estado propone, para frenar el alarmante aumento del acoso sexista, instalar cámaras en las aulas de los centros de enseñanza. Es un tema polémico, en primer lugar porque este tipo de abusos no se producen solo en las aulas, sino todo a lo largo y lo ancho del recinto docente, pasillos, patios y baños incluidos (y también, por supuesto, fuera de ese recinto). Además, la existencia de videovigilancia en las clases puede afectar a la libertad de cátedra de los profesores, que se sentirán controlados y, según en qué casos, coartados en su actividad. 

También los alumnos inocentes verán recortados sus derechos al saberse observados en todo momento, temiendo que su rostro, cuerpo y gestos puedan ser visualizados y difundidos incluso más allá del ámbito escolar. Quienes tengan acceso a las grabaciones tendrán una información total acerca de cualquier frase o movimiento que se realice en clase, información que puede utilizarse de forma inadecuada según quien disponga de ella.

Por otra parte, la propia Fiscalía atribuye a la facilidad de la transmisión de contenidos pornográficos de signo machista, además en edades cada vez más precoces, el mencionado aumento de los abusos sexuales registrado. 

Si esto es cierto, tal vez habría que atajar el problema desde su raíz. Se trata desde luego de educar desde edades tempranas en valores de igualdad, respeto y humanidad, pero también se hace necesario restringir de alguna manera el acceso a la pornografía por parte de los menores, para lo que las propias compañías tecnológicas y sus redes sociales tienen que aportar soluciones viables, y los padres hacer un seguimiento más estrecho del uso que sus hijos le dan a las pantallas de sus móviles.