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Basta de utilizar las pensiones para generar inquietud

Unos pensionistas caminan por el paseo de Sant Joan de Barcelona.

Unos pensionistas caminan por el paseo de Sant Joan de Barcelona. / RICARD CUGAT

Si semanas atrás fue Celia Villalobos quien patinó con unas cuantas frases para la historia acerca de las pensiones sin ningún rigor político ni económico -más bien fueron comentarios y sugerencias surrealistas-, es ahora el mismísimo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien ha puesto en tela de juicio el sostenimiento de nuestro sistema público de pensiones con las manifestaciones vertidas días atrás, sugiriéndonos a los ciudadanos que contratemos planes de pensiones privados para complementar las públicas en un futuro. Además de una clara irresponsabilidad política supone un gran desánimo para quienes hemos cotizado o cotizaremos 35, 40 o 50 años a lo largo de nuestra vida laboral, y sobre todo, es una forma descarada de favorecer a las entidades de previsión social privadas y multinacionales financieras.

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El sistema de protección social que, durante décadas y con gran esfuerzo, se ha ido construyendo en nuestro país para la derecha política tradicionalmente no es más que moneda de cambio para satisfacer intereses privados, como la sanidad (privatización de hospitales), educación (conciertos privados), y ahora, como no, es el turno de las pensiones.

Pido, mejor dicho, exijo a nuestros representantes políticos que han de velar por los intereses generales que, por un lado, no utilicen el tema de las pensiones con fines partidistas, y por otro, que no lancen globos sonda fuera de lugar y sin sentido que no hacen más que alimentar la confusión y la zozobra a la ciudadanía. El denominado Pacto de Toledo fue creado en 1995, justamente, para analizar los problemas estructurales del sistema de seguridad social y las reformas que deberán ir acometiéndose para garantizar su estabilidad, y ese es el ámbito donde se debe tratar el asunto.

Y ya que realmente existe esa inquietud respecto de lo que deparará el futuro a nuestro sistema de pensiones, se me antoja más que urgente un pacto de Estado entre todas las formaciones políticas comprometidas con el asunto, previo estudio de la raíz del problema y de las fórmulas de financiación, que permitan mantenerlas a largo plazo -tal y como garantiza nuestra Constitución-. Una de las medidas a adoptar y que en parte podrían financiar el sistema sería a través de determinados impuestos, pues las aportaciones directas a la seguridad social de empresas y trabajadores obviamente resultan insuficientes dado al precario nivel de salarios que desde hace unos años existe en nuestro país.

Basta ya de dar bandazos poniendo parches para, por ejemplo, hacer frente a las pagas extras de los pensionistas en los últimos años. Y, sobre todo, la desvinculación de la revalorización anual de las pensiones al IPC para aplicar un ridículo 0,25% por quinto año consecutivo, con la importante pérdida de poder adquisitivo que ello supone.

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