Contenido de usuario
Este contenido ha sido redactado por un usuario de El Periódico y revisado, antes de publicarse, por la redacción de El Periódico.
Nadie te prepara en la vida para vivir un contexto político y social tan complejo como para verte obligado a salir de tu país lo más pronto posible en busca no de un mejor futuro, sino de simplemente un futuro a secas. Así de mal estaba la situación en Venezuela cuando me tocó tomar la decisión de emprender rumbo a la tierra de la cual mis abuelos huyeron hace unos cuantos años por la guerra.
Escribe un 'post' para publicar en la edición impresa y en la web
Al llegar, pasé un tiempo de adaptación muy fuerte, pero al poco tiempo empecé a estudiar una carrera universitaria, a trabajar en un buen lugar y a sentirme bien con las personas que me rodeaban. Sin embargo, había algo en mi interior que simplemente no estaba bien. Y es que me di cuenta de que soy un ser feliz, sí, pero a la vez un ser incompleto. Dicen que cuando emigras no extrañas tanto a tus seres queridos con el paso del tiempo, pero a mí pasa todo lo contrario, cada día más sin ellos, es un día más sin mí.