Barcelona llora

Vivo justo al lado de Hipercor, nunca olvidaré aquella horrible tragedia en la que mi esposa y mi hija por una circunstancia puntual decidieron no entrar en el centro comercial y salvaron la vida. Esta mañana he estado en la Mar Bella y he conversado con gente de Poblenou y la Barceloneta, asiduos bañistas, y he tenido el placer de informar u orientar a algún turista para que perciba la amabilidad de Barcelona.

Hace una hora cuando andaba enfrascado en descifrar (ya ves) lo que le pasa al Barça, recibo el impacto terrible, muy doloroso: mi ciudad golpeada salvajemente. Mis vecinos, amigos, conciudadanos, mi gente, nuestra gente. Se habla de más de 10 muertos y decenas de heridos. Es un golpe que nunca esperas recibir pero que siempre temes que llegue. Me caen lágrimas gruesas, de rabia, de impotencia, de no entender nada.

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Qué buscan? ¿Qué pretenden? ¿De qué madre nace tanto odio?

La Rambla, nuestra Rambla universal. Ese punto único de confluencia de mestizajes, escenario de un horror colectivo. Desconozco autoría, sigo los medios de comunicación. Mi agradecimiento y reconocimiento a los cuerpos de seguridad, emergencias, personal sanitario. Barcelona, guapa, hoy nos han hecho llorar amargamente, pero no nos atropellarán nuestras convicciones, nuestras ilusiones.

Espero que ni un solo político pretenda especular partidistamente sobre esta desgracia. Sería peor que el propio atentado.