Ya era una tendencia, pero con la llegada de la pandemia se han agravado, a mi modo de ver, tres aspectos negativos en Barcelona :
1) Aumento del impacto de la delincuencia por falta de actuaciones. Y, a menos turistas, mayor incidencia sobre la población local, además de un incremento de las ocupaciones de viviendas.
2) Suciedad: abandono de las tareas básicas de mantenimiento del espacio urbano, aparición de medidas anti-covid poco útiles (cierre de calles, vallados...).
3) Aumento, sutil pero constante, de los impuestos municipales, agua... Se admite pagar impuestos siempre que se vea un retorno en inversiones en la comunidad. No parece haberlo.