"Árboles en L’Hospitalet: hay que aceptar tanto sus ventajas como sus inconvenientes"

Hace unas semanas, una vecina se me quejaba de que era una vergüenza que no se podasen los árboles de su calle, que lo dejaban todo lleno de unas flores amarillas que lo ensuciaban todo. Y que la culpa era del Ayuntamiento, que no cuidaba los árboles.

Yo, que poco de botánica entiendo, sé que los árboles nunca se podan cuando están en pleno apogeo de su floración en primavera, sino que se suele hacer en los meses de otoño e invierno. Sin embargo, la cuestión es quejarse.

Alguna vez también había oído a vecinos protestar en otoño porque el suelo estaba lleno de hojas secas que los barrenderos no limpiaban. No es cierto, yo les he visto recogerlas, pero pienso que les resultará imposible recogerlas todas, con la cantidad de árboles que hay en la ciudad.

Muchos de los que se quejan de los problemas que causan los árboles en las calles de la ciudad suelen ser los mismos que protestan cuando no gozan de sus ventajas, como la sombra en verano, el frescor, la belleza. Además de que no creo que conozcan zonas como el gran parque de Bellvitge, el del Gornal y otros de la zona norte de nuestra ciudad, que están llenos de árboles que, en días como estos, nos ayudan a no desfallecer por la calle en medio de una ola de calor.

A todos ellos les digo que, a menudo, para gozar de las ventajas hay que aguantar las desventajas, y que, como seres vivos que son, hay que respetar y entender el crecimiento, los ciclos vitales de los árboles y las plagas de bichos y enfermedades que sufren.