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Ahora, nacionalismo español: "Lo importante no es la estabilidad institucional sino buscar un enemigo a quien apalear"

Isabel Díaz Ayuso (izquierda) y Rocío Monasterio (derecha) en la Asamblea de Madrid.

Isabel Díaz Ayuso (izquierda) y Rocío Monasterio (derecha) en la Asamblea de Madrid. / DAVID CASTRO

Aitor Castañeda Zumeta

El borrador del pretendido pacto a tres en la Comunidad de Madrid se parece mucho a la referencia que publiqué en este diario sobre los presupuestos de Andalucía; parece como si de pronto naciese en España una nueva manera de confeccionar hojas de ruta, donde lo importante no es la estabilidad institucional a cuatro años (prolongables a tantos más), sino solamente buscar un enemigo a quien apalear por ese tiempo

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En Catalunya ya se ha vivido ese escenario con el procés, donde la mala era España, y el preferido para cualquier acuerdo era quien propusiera más planes para la secesión. Ahora esta dinámica se trunca poco a poco por la necesidad de poner en marcha la estabilidad ciudadana, pues nadie puede vivir en un enfrentamiento permanente, dando lugar a pactos tan satisfactorios como el de JxCat y PSC en la Diputació de Barcelona. O a la consecución de la alcaldía de Figueres por ERC de la mano de no independentistas. Pero ahora le toca al otro bando.

A mi modo de ver, uno de los grandes errores del procés ha sido desear cambiar el Estado violentando el Estatut contra él, haciéndolo desbordar y poniendo al primero en jaque. Ya era una técnica que se utilizó con Zapatero, y fracasó. Ahora, ante la imposibilidad del Estado de resolver el problema catalán, el nacionalismo español va a hacer otro tanto con los estatutos de las comunidades donde toca poder, violentándolas contra Catalunya

Como ya dije sobre Andalucía y su ridícula cruzada contra la inmersión lingüística, la tricefalia de derechas repite en Madrid y Murcia, y la ahora posible presidenta regional Isabel Díaz Ayuso intenta atraer a Vox rociando su programa con el veneno del 155, en un borrador en el que se exigirá, desde la Asamblea de Madrid, volver a aplicarlo en el Principado, cosa que también entusiasma a Ciudadanos.

Para colmo, la hoja de ruta del PP y Ciudadanos en dicha autonomía insinúa negar la sanidad universal a los inmigrantes ilegales, cosa que también atrae a los extremistas pero contradice el derecho constitucional a la sanidad universal, a lo que hay que sumar que, de aplicarse, habrá enfermos en nuestras calles con riesgo de contagio. 

En definitiva, se están desbordando las competencias establecidas en los estatutos, se proyectan sobre ellos pretensiones que solo dependen del Estado, se plantean injerencias de unas regiones en otras y, sobre todo, se rezuma odio para sustentar gobiernos extremistas con programas alegales. Si no cuaja pronto un gobierno moderado y estable en España, se va a generar una inestabilidad interregional aún mayor de la que se le achaca el procés, y esta vez con el nacionalismo español de protagonista. Ahora le toca a él.

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