"Si no estoy de acuerdo, te ataco"

En los últimos meses, quizá impulsados por acciones ideológicas ficticias y manifiestos de grupos violentos, se han formado opiniones inadecuadas para la buena convivencia y aceptación de opciones sociales, físicas, sexuales e incluso políticas. Sin embargo, en los últimos años, quizá con los llamados algoritmos de las redes sociales y contratistas que quieren llegar a una determinada audiencia, mentes ecuánimes y caminos paralelos han llevado a la destrucción de la institución familiar y de los preceptos y buenas costumbres. Ya sea entre miembros de la familia o en la sociedad.

Algunos con pensamiento y prejuicio de izquierda, que no aceptan las opiniones de quienes predican los valores familiares y cristianos, terminan atacando con vehemencia a los opositores a sus deseos, y un comentario cruzado lleva a otros 'iguales' a unirse contra una persona por una publicación entre amigos, una broma entre socios y familiares y, al final, toda una sociedad está en contra de la persona. Lo que parecía un icono de bondad ahora es etiquetado como prejuicioso, sexista, xenófobo, entre otros términos que aparecen a diario.

Una encuesta española muestra que, en los últimos tiempos, quizá por la permanencia en sus hogares motivada por el encierro, por la desesperación y por no tener nada que hacer, se ha incrementado la aporofobia (aversión a los pobres), los ataques a las ideologías, el racismo, la xenofobia, el género identidad, el antigitanismo, la discriminación generalizada e irrazonable (solo por ser contraria), por enfermedad y el antisemitismo.