21-D: "La ira excesiva engendra la locura".

Las fiestas saturnales se celebraban en la Antigua Roma entre el 17 y el 24 de diciembre para celebrar el solsticio de invierno, el día de la noche más larga del año. A partir de ese momento, la luz del día iba ganando minutos y la oscuridad de la noche se iba acortando. Y en  ese mismo tiempo estamos: el solsticio de invierno este año se produce la noche del 21 de diciembre.

Saturno, la casualidad, los tiempos políticos o lo que sea, han hecho coincidir en saturnalia aquellas elecciones autonómicas catalanas que convocó Rajoy cuando aplicó el artículo 155 en 2017 y la reunión del Consejo  de Ministros que ha convocado Sánchez en la Llotja de Mar de Barcelona, justo un año después. Quiere además Sánchez una reunión con el president Torra ese mismo día. Y si nos atenemos al mito, la celebración de este "banquete político" sería algo así como el fin del tiempo más oscuro y el inicio de la recuperación de la luz.

Sin duda Sánchez quiere enviar un doble mensaje: que el Gobierno se acerca a Cataluña y que el Gobierno no renuncia a Cataluña. Un modo implícito de expresar que la solución del problema secesionista debe resolverse entre las dos partes, evitando la unilateralidad de unos y otros.

No son unos pocos, sin embargo, los independentistas que interpretan este Consejo de Ministros en Ciutat Vella como una provocación al ser convocado precisamente en el aniversario de aquellas elecciones no elegidas. Los CDR y otros grupos indepes anuncian movilizaciones para impedir que se reúna el Consejo, tumbar el régimen, colapsar el tráfico en Barcelona y boicotear estructuras de comunicación sensibles. 21D#serem ingobernables, dicen. Y parece que circula por la red un manual con instrucciones.

La Generalitat dice garantizar tanto la seguridad del Consejo de Ministros como el derecho a manifestarse. El Gobierno estudia enviar 1000 policías y guardias civiles para reforzar la seguridad.

El cordobés Séneca, a propósito de los saturnales, recordaba a Lucilio, en una de sus cartas, las palabras del viejo Epicuro:  "La ira excesiva engendra la locura".