El proceso es delicado, porque son seres vivos que no toleran bien los cambios. Las raíces suelen ser frágiles y no es bueno tocarlas demasiado. Pero si es imprescindible, sigue estas pautas para hacer el trasplante lo mejor posible.
Tras el trasplante, es conveniente regar la planta para que se asiente y, en caso necesario, rellenar con más tierra. Además, es muy importante vigilarla durante unos días, para ver cómo reacciona y cómo responde a su nuevo ambiente, puesto que, al ser un ser vivo, se estresa con los cambios.