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Previsiones económicas para 2023: ¿Año nuevo, viejos problemas?

La economía española, pese a todas las turbulencias -guerra en Ucrania, inflación, subida de costes energéticos y de tipos de interés...- se ha comportado en este año que ahora acaba mejor de lo esperado. ¿Qué nos deparará 2023 en términos económicos? Pedro Aznar, de Esade, y Joan Miquel Piqué, de Eada Business School, responden a la pregunta.

 Pizarra 2023

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Pedro Aznar y Joan Miquel Piqué

Los números que manejan bancos, economistas, servicios de estudios y organismos internacionales no invitan a la euforia. Todos han ido revisando a la baja sus previsiones. Solo el Gobierno, en sus Presupuestos, estima que el PIB crecerá por encima del 2%. 

Todo apunta a una agudización del debilitamiento que ya viene observándose en los últimos meses. El principal factor de este frenazo es la pérdida de poder adquisitivo de los hogares como consecuencia de la inflación y la subida de tipos de interés.

¿Prórroga o penaltis?

Pedro Aznar. Profesor de Economía, Finanzas y Contabilidad de Esade

Por primera vez en la historia, un Mundial de fútbol se ha celebrado en los meses de noviembre y diciembre. En estos días en los que tantos aficionados hemos disfrutado de partidos con prórroga y tandas de penaltis incluidas, no he podido evitar pensar en la evolución de nuestra economía como si de un partido de fútbol se tratase. Creo que, en ese caso, podríamos decir que en el 2022 hemos jugado el partido, con momentos más o menos difíciles, pero llegamos a la prórroga en el 2023. El año que hemos vivido se presentaba como complicado. La injustificable invasión de Ucrania ha implicado un encarecimiento de los precios de la energía, que ha provocado un menú de difícil digestión, altas tasas de inflación que comprometen la capacidad de consumo de las familias y una clara evolución al alza de los tipos de interés, que afecta a las hipotecas que están firmadas a tipo de interés variable, que fueron un 33% de las constituidas el pasado mes de octubre.

Los datos de 2022 son mejores de lo que algunos analistas esperaban

El enquistamiento de la contienda militar en Ucrania y la llegada del otoño y del invierno hacía presagiar un panorama económico en el que no se descartaba una posible recesión, y ya son varias tras la larga crisis iniciada en 2008 y las dificultades que causó el covid. 

Sin embargo, los datos son mejores de lo que algunos analistas esperaban. En base a la información del INE, la economía española ha tenido una tasa de crecimiento positivo en todos los trimestres, si bien es cierto que el último dato es de tan solo un 0,2% con respecto al segundo trimestre. 


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Con respecto al empleo, se ha discutido mucho con el posible maquillaje que puede suponer el aumento de los contratos fijos discontinuos, que en periodos en los que no trabajan, no computan como paro. Según datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social, entre enero y noviembre, el crecimiento de este tipo de contratos ha sido del 769%, así que se pueden entender las críticas a la dificultad de comparar datos de serie histórica. Una opción es acudir al número de horas trabajadas, y en este sentido, las cerca de 593 millones de horas trabajadas en el segundo trimestre 2022 están por debajo de las cerca de 646 millones de horas del mismo trimestre del 2019, así que todavía nos queda recorrido para recuperar los niveles previos a la pandemia.

La inflación ha sido, sin duda, un reto importantísimo para las economías europeas. El hecho de que la tasa de inflación subyacente, que no considera alimentos no elaborados ni energía, esté en el 6,3%, implica que todavía tendremos dinámica inflacionista para tiempo, pero hemos de alegrarnos de que la combinación de políticas aplicadas haya contribuido a rebajar la inflación de tasas que superaban el 10% en verano a las tasas actuales.

Los tipos de interés seguirán subiendo, pero a un ritmo más moderado

¿Qué podemos esperar para el 2023? Probablemente, las subidas de tipos de interés continuarán, aunque a un ritmo más moderado en función de cómo evolucione la inflación. Sería deseable, aunque no soy optimista al respecto, que las políticas del Gobierno tuvieran una orientación muy clara a ayudar a los más desfavorecidos y a quienes sufren en mayor medida las consecuencias de la difícil coyuntura económica. 

La desigualdad es ya un problema crónico en nuestras sociedades

La desigualdad se ha convertido en un problema crónico en nuestras sociedades. Con los últimos datos disponibles, cerca del 30% de la población está en riesgo de pobreza o exclusión social. No soy optimista, porque si algo tenemos claro es que 2023 es periodo electoral, y esa obsesión por marcar perfil propio y criticar siempre al otro impide llegar a consensos que serían muy necesarios. 

Es preocupante la evolución de la deuda pública. Incurrir en déficit cuando la economía sufre un 'shock' negativo puede justificarse, pero que la deuda pública alcance nuevos récords, y se sitúe cerca del 120% del PIB en un año en el que la inflación, vía IVA y otros impuestos sobre precios, alcanza valores de máximos históricos, y la recaudación tributaria ha aumentado un 17%, me parece preocupante. 

En definitiva, la inflación y la evolución de los tipos de interés seguirán ocupando titulares de prensa económica. Si bien la economía española puede crecer, pero con tasas muy bajas, la mayoría de analistas prevén un crecimiento no superior al 1%, y el periodo electoral con municipales en mayo no ayudará a que se alcance consenso en temas que son muy relevantes. No obstante, es indudable que la economía española ha mostrado su capacidad de resiliencia. Veamos qué nos depara la prórroga del 2023, y si llegamos o no a la tanda de penaltis. 

Mientras tanto, les deseo unas muy felices fiestas y que disfruten de cada pequeño momento con sus seres más queridos. Feliz 2023. 

Certezas e incertidumbres

Joan Miquel Piqué. Profesor de Economía de Eada Business School

Dejémoslo claro desde el principio. 2022 ha sido seguramente, en términos económicos, un año con mucha peor fama que resultados, y que cuando lo veamos en perspectiva, resultará que habrá sido mejor que 2023. Esperábamos fuegos artificiales después de un 2020 económicamente perdido, y un 2021 dolorido, cauteloso y titubeante. Y ciertamente, a pesar de todo lo que ha pasado, el PIB en España ha crecido alrededor del 4,5% (según el Banco de España o el FMI), y tenemos medio millón más de personas trabajando, mientras el paro se ha reducido en más de 400.000 personas. Es cierto que el IBEX ha perdido valor este año, pero bastante menos que los índices de los principales mercados de Europa, y especialmente, comparado con los de los EEUU. Y aun así, existe la sensación que este deberá ser un año para olvidar. Pero a pesar de todo, y para resumirlo de manera rápida, el levantamiento de las restricciones de la pandemia ha pesado más, en positivo, que las dificultades económicas generadas por la invasión de Ucrania.

Ciertamente, han sucedido y están sucediendo cosas que nos plantean importantes interrogantes económicos y sociales. Ucrania, Taiwan, la emergencia climática, el modelo energético, Meloni, o el aumento de la desigualdad, por mencionar solo algunos elementos. Pero si tuviésemos que asociar el 2022 a una sola palabra, esa palabra sería inflación. Porque ha vuelto con fuerza cuando ya prácticamente nadie la recordaba después de décadas donde el mundo desarrollado ha estado mucho más cerca de la deflación; porque no tiene una solución clara a corto plazo; y porque los Bancos Centrales del mundo (especialmente la Reserva Federal y el BCE) le han declarado la guerra a los precios para contener su crecimiento cueste lo que cueste, aunque eso suponga parar de nuevo una economía que aún se estaba recuperando del tremendo golpe de la pandemia.

No habrá recesión, pero el crecimiento económico se frenará bruscamente

Por tanto, como casi siempre, los retos económicos que tendremos que afrontar en 2023 parecen claros. No es muy arriesgado decir que será un año económicamente más débil que el que anterior. Los especialistas esperan que la recesión no aterrizará de manera permanente en nuestra economía, pero también nos aseguran que el crecimiento se frenará bruscamente porque los Bancos Centrales mantendrán una política monetaria muy restrictiva para que los precios vuelvan a niveles que se puedan considerar saludables, de los que aún estamos lejos y no llegarán de nuevo hasta como mínimo 2024 o 2025.


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Los precios seguirán elevados. La mayoría perderá poder adquisitivo

¿Qué significa esto en términos sencillos? Los precios seguirán elevados, aunque no es probable que la inflación vaya a peor, y la mayoría seguiremos perdiendo poder adquisitivo. Las prisas por renovar rápidamente nuestro modelo energético seguirán estando muy presentes, aunque hasta ahora la Unión Europea haya podido capear el temporal de manera razonable. La cadena de suministro continuará siendo un obstáculo, aunque podría ser que China acelerase de nuevo ligeramente su economía si consolida la relajación de su política covid cero. Y este entorno restrictivo hará que las condiciones financieras también sean más duras de lo habitual (teniendo en cuenta, además, que la factura de nuestras hipotecas a tipo variable continuará aumentando en paralelo a la subida de los tipos de interés, que aún no ha llegado a su máximo).

Aunque el barco no esté a punto de hundirse, sufre daños que hay que atender y reparar si queremos continuar navegando

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¿Cuál es, entonces, el resumen de la situación y lo que le deberíamos pedir a nuestras instituciones? Estamos navegando una importante tormenta, y los que están al mando deben luchar por darnos una cierta estabilidad que nos permita continuar avanzando. Aunque el barco no esté a punto de hundirse, sufre daños que hay que atender y reparar si queremos continuar navegando. Sobre todo, hay que estabilizar al paciente para poder subirlo a planta. Garantícenme que la volatilidad de la economía y los mercados nos afecta lo mínimo posible; asegúreme que no tengo que preocuparme por lo que me permite funcionar en mi día a día (vivienda, alimentos, seguridad, transporte, energía, finanzas). No se olvide que el estado del Bienestar (las pensiones, la salud pública, la educación universal) es un tesoro que nos hace únicos porque ya casi nadie dispone de un instrumento así fuera de la Unión Europea.

Aunque haya que pensar y mirar hacia el futuro, en 2023 nos vamos a tener que dedicar a resolver el presente

Este será un año en el cual, aunque haya que pensar y mirar hacia el futuro, nos vamos a tener que dedicar a resolver el presente, los desequilibrios que nos están amenazando en el corto plazo. Hay veces que nos podemos permitir disfrutar de un cierto margen de maniobra, pero no es el caso en este momento. Claro que podremos aplicar una lógica estratégica y visionaria en todo lo que hagamos (favoreciendo aquello que pensamos que nos dará solidez en términos de tecnología, de modelo productivo, de mercado de trabajo, etc.), pero lo que ahora mismo espera la sociedad de los gobiernos es que se apliquen a fondo para que nadie (ni empresas ni personas) se quede atrás definitivamente en los próximos meses y años. 

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