Club de Educación y Crianza de EL PERIÓDICO

Con sentimiento de culpa y sin flechazo con el bebé: la maternidad no es un cuento de hadas

  • La escritora catalana Laura Torné publica 'La maternidad real', un libro sincero y emocionante en el que plasma su experiencia antes y después de parir

Laura Torné, autora de ’La maternidad real’, amamantando a su bebé

Laura Torné, autora de ’La maternidad real’, amamantando a su bebé / Victoria Peñafiel

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Olga Pereda
Olga Pereda

Periodista

Especialista en educación y crianza.

Escribe desde Madrid

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“El día que parí salieron dos cosas de dentro de mí, un bebé y un sentimiento: la culpabilidad”. Cuando se quedó embarazada, tras un durísimo proceso de fertilidad, a la escritora catalana Laura Torné le sucedió lo mismo que a muchas mujeres: se dio de bruces con la realidad y comprobó que la maternidad no es el mundo de algodón de azúcar que nos han vendido en tantos discursos, en tanto cine y en tantos libros. La maternidad es “cruda, dura e invisible”. “Como las almorranas”, apostilla Torné, que está detrás de la cuenta de Instagram @elembarazodelosunicornios. Siete años después de haber parido a su primer hijo, y con un bebé de meses pegado a la teta, Torné publica ahora 'La maternidad real en versos y chorradas' (Litera), un libro ilustrado sincero y emocionante en el que plasma su experiencia, que es la de muchas.

“Estaba preparada para el dolor físico del posparto, pero no para que me doliera el alma por no querer a mi hijo a lo loco y de golpe”

Laura Torné, autora de 'La maternidad real'

“Nace una madre, nace una maga. Sin trampa ni cartón. Solo la fuerza sobrenatural de este nuevo amor”. La maternidad tiene detrás un cuarto oscuro complicado, pero es maravillosa. Los versos de Torné dejan clara esta dualidad: “Hijo mío, eres droga pura dura de esa que te hace volar y olvidar el resto y querer más y más y no poder parar. Adicta a ti, a tus abrazos, a tus besos”.

Viñeta incluida en el libro " Maternidad Real" de Laura Torné.

/ Editorial Litera

Torné y su pareja, el ilustrador italiano Martino Pannofino, quisieron ser padres. Pero no lo consiguieron. Los versos de la autora reflejan la desilusión de tener la regla cada mes, la pérdida de tiempo, dinero, ilusión, el hartazgo de ir de médico en médico, la obsesión, los pinchazos y los nervios. “Estamos dispuestas a hablar de ello. Eso es algo que nos hace bien y lo normalizamos pero sigue habiendo un sentimiento de culpa por lograr quedarte embarazada mediante la ciencia. Algo así como que no eres 100% mujer”, explica la escritora.

El torbellino emocional que estaba atravesando empujó a Torné a coger unas hojas de papel y plasmar sus sentimientos. “Me sentía muy sola”, recuerda. Finalmente, abrió su cuenta en Insagram para hacer comunidad y arropar a otras futuras madres.

“Mi hijo fue una FIV. Una inseminación artificial. Dilo con la cabeza bien alta y el corazón muy contento”, escribe la autora en el verso con el que termina el primer capítulo del libro y comienza el segundo: el embarazo, o cómo pasarse nueve meses vomitando. “Me encantaba mi barriga, me sentía sexi. Pero también me sentía enferma”, recuerda. “Nos han vendido un cuento de hadas. Es importante desmitificarlo para evitar llevarte un tortazo de realidad”, añade.

No es una queja, es la verdad

Torné se defiende y asegura que los versos de 'La maternidad real' no son una queja. Simplemente, es decir la verdad, las verdades. Es decir, “explicar lo que no pudieron explicar nuestras madres y abuelas”.

Por ejemplo, el tembleque que sufren las parturientas: “Puede que solo fuera el miedo a perder mi vida tal y como la conocía, tal y como me gustaba. Puede que (seguro) solo fuera el miedo a convertirme en mamá”. O las visitas al hospital, algo que debería (por salud física y mental) erradicarse de una vez por todas: “Esto no es un mercado. Aquí no se viene a pasar la mañana. Ni yo soy la pescadera, ni mi hijo es un bonito por muy bonito que sea”.

Tras dar a luz, Torné dejó de ser Laura Torné y pasó a ser la mamá de Bebestia. “Olvida la mujer que fuiste. Salió por la puerta, se despidió el día que naciste como tu nueva yo”. 

Uno de los grandes mitos de la maternidad es el flechazo de amor que sientes por tu bebé nada más nacer. Algunas mujeres lo sienten. Pero otras no. Torné no lo sintió. ¿Por qué nadie se lo explicó en las clases preparto? “Estaba preparada para el dolor físico del posparto, pero no para que me doliera el alma por no querer a mi hijo a lo loco y de golpe”, confiesa en el libro. “Tener un hijo es maravilloso, Aunque a mí no me lo pareció. Y disimulé, me tragué lo que pensaba”.

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Llegar a casa con el recién nacido en brazos y sentirse “como un cero”, tener el “chichi roto” y que se te escape el pis al toser o estornudar, sentirse “una mujer invisible”, pensar que la vida era my fácil antes de ser mamá… son versos compatibles con el hecho de confesar que el amor descomunal hacia tu crío te vuelve loca, que la maternidad es “una bestia” y que eres capaz de “sacar las garras de pantera" si alguien hace daño a tu bebé.

Han pasado siete años de aquello. Y Torné no deja de sentirse culpable. Ahora tiene en brazos a un bebé de tres meses, que le quita tiempo para dedicar a su hijo mayor hijo. La historia se repite, pero ya se la sabe. Y eso le hace más fuerte.