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22-D: la cita de cada año con el Gordo

El Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad 2022 repartirá el próximo 22 de diciembre un total de 2.520 millones de euros en premios. El más deseado, el Gordo, entrega 400.000 euros al décimo premiado. ¿Por qué jugamos? ¿Qué hacemos si nos toca? ¿Podemos encomendarnos a la tecnología para tener más suerte? Pedro Rey Biel, profesor de Economía del Comportamiento de Esade, Carol Palma y Xavier Carbonell, psicólogos y profesores de Blanquerna-URL, y Josep Curto, de la UOC responden a estas preguntas.

Gordo de Navidad

Gordo de Navidad

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Pedro Rey, Carol Palma, Xavier Carbonell y Josep Curto

Cada español gastará este año una media de 69,36 euros en la lotería de Navidad, lo que equivale a tres décimos por persona, frente a los 66,6 euros de 2021. Por comunidades autónomas, según el reparto realizado por Loterías y Apuestas del Estado para este año, Madrid es donde los ciudadanos más lotería de Navidad compran (537 millones de euros en total). Le siguen los andaluces (485 millones), catalanes (424 millones) y valencianos (392 millones).

España ha celebrado 211 Sorteos Extraordinarios de Navidad. Y de entre todos los sorteos, cuatro ciudades han sido las más agraciadas por el primer premio, el Gordo: Madrid, Barcelona, Zaragoza y Valencia.

¿Qué hacer si nos toca un buen premio?

Pedro Rey Biel. Profesor de Economía del Comportamiento de Esade

El primer consejo que le dará cualquier economista sobre la lotería de Navidad es… ¡no juegue! La razón es que, aunque se trate de la lotería organizada por un Estado con los mayores premios a nivel mundial, la probabilidad de que le toque, o de que al menos recupere el coste de su décimo, es tan pequeña que en términos esperados de análisis coste-beneficio no compensa pagar por el boleto. Aunque mejor no me haga mucho caso, pues se lo dice un economista que se pasó años renegando de la lotería, hasta que a su suegra le tocó el tercer premio (y le hizo un regalo bien generoso).


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Si le toca, no haga nada, o por lo menos, deje pasar la alegría del momento

Supongamos que al final ha decidido jugar y le ha tocado un buen premio. ¿Qué hacer con este dinero? No haga nada, o por lo menos, deje pasar la alegría del momento. La ciencia del comportamiento nos advierte de que habitualmente el uso que hacemos de ingresos inesperados es el de gastarlos de forma impulsiva, lo que lleva a que desaparezcan sin darnos cuenta. Se comparte más con amigos y familia, se hacen gastos superfluos o se invierte en aventuras ruinosas. Mejor preguntarnos, si cuando no se tenía ese dinero jamás se habría planteado pedir un crédito, ¿por qué dejar que la ilusión monetaria de haber ganado cambie de forma tan radical nuestros gastos? A fin de cuentas, el acceso al crédito relativamente barato siempre está disponible y, sin embargo, ni consideramos esos gastos sin dinero. Quizá piense que quien le aconseja es un amargado que no entiende lo importante que es darle una alegría al cuerpo, pero existen numerosos estudios que muestran que el grado de felicidad de quienes han ganado un premio importante y lo han gastado rápidamente es muy similar al que tenían antes de ganarlo. Resumiendo, pulirse la pasta no le va hacer más feliz.

También hemos aprendido que el origen del dinero recibido de forma inesperada afecta a la forma en que lo gastamos. No es lo mismo que nos llegue por un motivo alegre que por otro más sombrío. Los gastos que se hacen con el dinero de una quiniela suelen ser más frívolos que los que se realizan con el de una herencia. Ya va a tener una tendencia natural a gastar el premio de la lotería de manera frugal, así que, después de darse un primer y mínimo capricho, conténgase. Aún más si la ostentación de su nuevo consumo le lleva a sentir la presión de otros que pretenderán que comparta su fortuna con ellos.

Una buena idea puede ser asignarse un sueldo mensual vitalicio

Una forma de evitar tales presiones es comprometerse a no usar ese dinero, depositándolo con una penalización si lo usa antes de cierto plazo. Así podrá pensar mejor cómo gastarlo en algo que realmente le satisfaga. Una vez haya tapado agujeros, medite qué hacer. Por ejemplo, una buena idea puede ser asignarse un sueldo mensual vitalicio, que le permita disfrutar cada mes de ese nivel más holgado de renta de una manera suavizada en el tiempo, sin someterse a los efectos inmediatos de una alegría que le puede nublar el raciocinio. En todo caso, no se duerma mucho. En un contexto donde la inflación está creciendo aún más rápido que los tipos de interés, guardar el dinero en el colchón no es tampoco la mejor opción. Y por supuesto, ¡enhorabuena!  

¿Qué nos empuja a jugar?

Carol Palma y Xavier Carbonell. Psicólogos y profesores de Blanquerna-URL

La lotería de Navidad es un juego de azar seguro porque tiene poca capacidad de generar adicción. Primero porque es una vez al año, por tanto, la conducta solo se lleva a cabo una vez y solo se refuerza una vez. Segundo porque no depende de la habilidad del jugador. En otros juegos de azar, por ejemplo, en el póker, interviene el azar, pero la habilidad como jugador puede incrementar las posibilidades de ganar.

No es adictiva, no es racional respecto a la esperanza matemática del juego, entonces, ¿por qué jugamos?

La esperanza, la envidia preventiva, la amistad, el sentimiento de pertenencia a un sistema y la ilusión nos impulsan a comprar lotería en Navidad

La lotería de Navidad forma parte de un ritual colectivo que nos hace fantasear en grupo o individualmente, pero dentro de la magia colectiva hay diferentes motivos que impulsan a las personas a jugar en épocas navideñas. La esperanza, por ejemplo, cultiva la ilusión de lo que uno podría solucionar con lo ganado. La envidia preventiva, el «no sea que por no participar le toque al otro y a mí no». La amistad y el sentimiento de pertenencia a un sistema, donde el juego conjunto fortalece el sentido del nosotros y la ilusión de «podríamos ser los afortunados». Y también por qué no, la mera superstición y la inquietud de no haber hecho lo que cada año toca hacer por las fechas. Todo ello está relacionado con cierta creencia mágica, porque no olvidemos que hay un 0,001% de probabilidades que nos toque, que ofrece una ilusión colectiva una vez al año. El subidón común en baja frecuencia no puede ser dañino y como buen ritual social es aprendido por generaciones más jóvenes que también se suman al carro de la lotería de Navidad. 


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Se recomienda comprar un décimo con un par de meses de antelación y tenerlo a la vista para poder fantasear con qué haríamos si nos tocara el Gordo. Estas fantasías son una fórmula para recuperar la inversión

Si es posible, es mejor jugar con diferentes números y diferentes personas (amigos, familiares, compañeros de trabajo). No hay nada mejor que compartir. Compartir y ayudar a los demás nos hace humanos. 

Si le toca un premio importante, consulte a un psicólogo. Los millonarios de fortuna no son más felices

Y finalmente, si le toca un premio importante, consulte a un psicólogo. Los millonarios de fortuna no son más felices. Tendrá que enfrentarse a un montón de retos nuevos que generan estrés y pueden ser fuente de malestar. Un acompañamiento psicológico puede ayudar a gestionar la adaptación al nuevo escenario. 

Si ninguno de estos consejos le anima a jugar es una persona que sabe disfrutar de la vida siendo ajeno a la publicidad y a la corriente principal. Invierta el dinero en una recompensa segura: una chuchería, una bebida, un cine, un libro. Sea como sea, disfrute de la vida y dese pequeños (o grandes) homenajes.

¿Puede la IA predecir el número ganador?

Josep Curto. Profesor y director académico del máster en Inteligencia de Negocio y Big Data Analytic de la UOC

Vuelve la Navidad. Una época del año llena de magia, luces, buenos sentimientos, mucha comida, algún que otro exceso y momentos familiares. Un momento para depositar la esperanza de un final espectacular y un principio inmejorable en un boleto de lotería. Buscando miles de sueños: rebajar o anular la hipoteca, pagar la factura de la luz o del gas, comprarse una casa... ¡y muchos más!

Frecuentemente nos encontramos con un décimo, una participación o varios en nuestras manos. Y nos preguntamos: ¿tendremos suerte este año? ¿Es posible incrementarla? Algunos incluso están tentados en poner su fe en el uso de la inteligencia artificial o la computación cuántica para predecir el número ganador.

¿Por qué creemos que la tecnología tiene la clave para ganar la lotería? Parece que la inteligencia artificial (y la computación cuántica) pueden lograr absolutamente todo. Por ejemplo, Github Copilot nos ayuda a programar, Stable Difussion permite crear nuevas imágenes a partir de texto, GPT-3 crear páginas de texto a partir de un párrafo... Y además, escuchamos que las nuevas computadoras que vienen, basadas en cuántica, operan a tal velocidad que serán capaces de simular cualquier combinación, poniendo en ridículo cualquier sistema de encriptación. Y si son capaces de esto, ¿cómo no van a ser capaces de predecir la colección de números ganadores de la lotería?

Parece mentira, pero no son infalibles y hay fenómenos que no pueden predecirse. No ayuda que artículos, noticias o expertos aumenten las virtudes, oculten las barreras, distribuyan rumores, creen mitos, enciendan malentendidos e, incluso, inciten usos no éticos o responsables. 

¿Por qué estas tecnologías no tienen la clave para ganar la lotería? Es necesario recordar cómo funciona el sorteo para entender por qué no. Cada año se establecen una serie de medidas que aseguran las mismas condiciones. Las bolas tienen el mismo peso, la misma probabilidad de caer por la rampa y todos los números están representados. 


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En otras palabras, cada sorteo no depende de la información histórica y de los patrones que puedan contener dichos datos. Similar a cuando tiramos una moneda dos veces seguidas. Cada tirada es independiente. Por lo que, si el pasado no nos permite predecir el presente, de poco nos va a servir la inteligencia artificial, que en su forma actual es aprendizaje automático y que se alimenta de los datos anteriores. Aquí radica la debilidad de este tipo de sistemas. Cualquier modelo que construyamos a partir de la información histórica de sorteos cometerá muchos errores prediciendo los números ganadores, porque básicamente no nos permiten resolver la pregunta que nos interesa.

La dinámica de las bolas dentro del bombo, es decir, el movimiento que siguen, es caótica y, por lo tanto, no puede ser predicha

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¿Y qué sucede con la computación cuántica? La dinámica de las bolas dentro del bombo, es decir, el movimiento que siguen, es caótica y, por lo tanto, no puede ser predicha. No nos servirá de mucho un computador que pueda realizar muchas más operaciones y simulaciones si no es posible determinar el comportamiento de las bolas. No podemos dar una solución determinista a un problema estocástico.

Por lo que si queremos ganar a la lotería no nos queda otra esperar que la suerte sea nuestra amiga en esta ocasión.