ENTENDER+ el futuro de las ciudades

La revolución urbana inteligente

Con una población mundial que alcanzará los 10.000 millones de personas en 2050, el futuro de la humanidad es urbano. Con la celebración del ‘Smart City Expo World Congress’, del 15 al 17 de este mes, Barcelona volverá a ser el punto de referencia internacional para las ciudades del futuro. Josep Paradells, profesor de la UPC, y Esteve Almirall, de Esade, explican hacia dónde van las ‘smart cities’.

Smart Cities

Smart Cities / Hugh Han (Unsplash)

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Josep Paradells y Esteve Almirall

Un conjunto de capacidades de vanguardia (inteligencia artificial, Internet de las cosas, computación en la nube y conectividad 5G) ofrecen a las autoridades municipales un poderoso conjunto de herramientas para hacer que las ciudades sean más inteligentes, seguras, limpias e inclusivas. Sin embargo, la transformación digital de las ciudades es un proceso complejo a largo plazo, con muchos desafíos. Las ciudades tienen ya más de una década de experiencia a sus espaldas para asegurarse avanzar con paso firme y seguro.

Las ciudades con mejor desempeño ‘smart’ son, según el IDC Digital Cities Index 2022, Copenhague, Ámsterdam, Beijing, Londres y Seúl, estas dos últimas empatadas en la cuarta posición. Barcelona, la primera ciudad española del ránking, figura en el puesto número 13. Le sigue Madrid, en la posición 19.

Hacia los gemelos digitales de ciudades

Josep Paradells. Profesor de la Escola Tècnica Superior d’Enginyeria de Telecomunicació de Barcelona (ETSETB), del Departament de Enginyeria Telemàtica de la UPC y director de la Fundació i2CAT

Una ciudad es un organismo complejo, podríamos decir muy complejo y, en consecuencia, con una gestión difícil. La tecnología intenta ayudar a hacer las cosas mejor y más fácilmente. En este contexto, hacia 2005 se empezó a hablar de las 'smart cities'. Es difícil encontrar una definición de 'smart city' con la que todo el mundo esté de acuerdo. De hecho, lo primero que cabría preguntarse es por qué el término 'smart' y no 'intelligent', 'clever' o 'wise', que podrían parecer equivalentes. El concepto 'smart' está más asociado a la capacidad de resolver problemas y tomar decisiones, y por ello fue el adjetivo escogido. Se asume que una 'smart city' es una ciudad en la que, con la ayuda de la tecnología, se puede conocer mejor qué sucede en ella, facilitar su gestión y, a la postre, mejorar la vida de sus ciudadanos.

Desde sus orígenes la ‘smart city’ se vio como una revolución, algo que podría cambiar la vida de los ciudadanos

El concepto de 'smart city' desde sus orígenes se vio como una revolución, algo que podría cambiar la vida de los ciudadanos. Estábamos ante lo que llamamos la fase hipérbole, exageración o moda, lo que en inglés conocemos como 'hype'. Todas las ciudades querían ser reconocidas como 'smart 'y muchas empresas florecieron alimentadas por el concepto de 'smart city'. Se trataba en su mayoría de experimentos y pruebas de concepto, no de productos, que no tenían un modelo económico viable que las sustentase. El resultado más visible de todos estos experimentos fue el desencanto, pero tanto las empresas (las que sobrevivieron) como las administraciones municipales obtuvieron un conocimiento valioso, que les permitió entrar en la siguiente fase, la de maduración y consolidación de la tecnología.  


/ Zach Meany

Barcelona no fue una excepción en este movimiento de adopción de las 'smart cities'. Pronto se vio que una de las limitaciones era la multiplicidad de formatos que se usaban para presentar la información recogida, lo que hacía difícil combinar datos procedentes de diferentes fabricantes. Para resolver el problema se trabajó en la estandarización de las representaciones siguiendo dos caminos. Uno fue la creación de estándares de 'iure' (aquellos respaldados por una organización con solvencia en la elaboración de estándares) y el otro, la propuesta de estándares de facto, mediante el desarrollo de plataformas como Sentilo (sensor en esperanto) por parte del Ayuntamiento de Barcelona. Fue un paso que simplificó la recogida de información y que permitía ver qué estaba pasando, pero no aportaba información sobre qué había sucedido y mucho menos sobre qué iba a pasar. 

El siguiente desarrollo de las 'smart cities' era dar capacidad de análisis a las plataformas de ciudad con el objetivo de poder analizar, combinar diferentes fuentes de información (no solo sensores), ver tendencias y poder anticiparse a problemas. El Ayuntamiento de Barcelona incorporó esta nueva capa de tratamiento de datos mediante el desarrollo del llamado sistema operativo de ciudad o 'CityOS'.

Con la llegada de la pandemia, los desarrollos de las 'smart cities' no se paralizaron, solo se priorizaron hacia la prevención del covid. Se adoptaron sistemas de control de aforos en espacios públicos como playas, plazas o transportes, en el uso adecuado de las mascarillas e incluso en la detección de personas con síntomas (medida de temperatura a distancia). 

Se empezó a hablar de ‘smart cities’ en 2005. Hoy están en su fase de madurez

En la actualidad, consideramos que el concepto 'smart city' ya está en su fase de madurez. Se están desplegando servicios de forma limitada, pero consistente. Podemos destacar los sistemas de medida de ruido, para ayudar a evitar incidentes que perturben el descanso de los vecinos y los sistemas de monitorización de la presencia de vehículos en la vía pública, para mejorar la eficiencia en la búsqueda y el uso de plazas de aparcamiento. Asimismo, los servicios de monitorización de la calidad del aire, preservación de las zonas de bajas emisiones, información sobre niveles de llenado de contenedores de residuos situados en zonas alejadas al núcleo urbano y, por último, los sistemas de medida de consumo eléctrico en dependencias municipales.

Hemos pasado de 'los experimentos, con gaseosa' a 'los experimentos, mejor en el mundo virtual'

El futuro de las 'smart cities' está en crear un nuevo nivel de conocimiento con el uso de los datos. El objetivo es poder disponer de un modelo de ciudad que nos permita predecir estados futuros en base a un conjunto de datos iniciales. Hoy en día el modelo puede basarse en una inteligencia artificial muy sofisticada entrenada con los datos. El sistema que tendremos es lo que se conoce como un gemelo digital ('digital twin'), una réplica virtual de un objeto físico, una ciudad. Con este modelo, los gestores podrán evaluar el resultado de nuevas políticas sin ningún riesgo en el día a día. Hemos pasado de «los experimentos, con gaseosa» a «los experimentos, mejor en el mundo virtual». Sin duda, un futuro muy prometedor. 

Ciudadanos, ciudades y ‘smart cities’

Esteve Almirall. Profesor titular del Departamento de Operaciones, Innovación y Data Sciences de Esade

Las ciudades han sido y son la cuna de la innovación y el progreso. La imagen de los cafés de Londres, París o Viena, donde nacieron tantas ideas, tantos proyectos y tantas revoluciones tecnológicas y sociales que han hecho de nuestro mundo lo que es, es la imagen de las ciudades.

La revolución digital abrió una nueva frontera que ha transformado nuestra sociedad, la de la disrupción digital. Las grandes empresas ya no son General Motors, Citibank, Ford o General Electric. Ahora son Apple, Google, Meta, Amazon o Microsoft. Esta revolución digital se trasladó a las ciudades con el nombre de 'smart cities'. Inicialmente fue un concepto impulsado por las grandes empresas tecnológicas, especialmente IBM y Cisco, que proponían incorporar la tecnología a las ciudades haciéndolas más inteligentes.

Después de casi 20 años de 'smart cities' y más de 10 años después del primer SmartCity Expo World Congress de Barcelona, celebrado en 2011, ¿hacia dónde van las 'smart cities'?

No todo es tecnología. Las ciudades también deben ser más habitables, más humanas, más saludables y más innovadoras

Hay dos grandes tendencias. En primer lugar, la tecnológica. Principalmente, en Asia, pero también en muchas ciudades europeas y americanas, encontramos cámaras en todas partes con tecnologías de reconocimiento facial y de matrículas, sistemas predictivos de crimen o de movilidad inteligente mediante inteligencia artificial. Un buen ejemplo es CityBrain, un aplicativo de AliBaba (el Amazon Chino), que centraliza y hace inteligente la movilidad, mejorando en más de un 10% la fluidez, especialmente, del transporte público y la gestión de las situaciones de emergencia como accidentes. Este aplicativo está instalado en China y en muchas ciudades asiáticas.


/ RICARD CUGAT

Pero no todo es tecnología en las 'smart cities'. Junto a esta corriente donde prima la eficiencia, hay otra igual de importante donde prima la habitabilidad. Propuestas como la ciudad de los 15 minutos de Carlos Moreno y París, los corredores verdes de Barcelona, el urbanismo táctico de Nueva York y Janette Sadik-Khan, la transformación verde y de los centros urbanos de ciudades como Londres, Copenhague y Madrid, o la ciudad como laboratorio que empezó en Barcelona de la mano de Anna Majó y que se extendió rápidamente por toda Europa, son la prueba. Todas estas transformaciones son también 'smart cities' y buscan una ciudad más habitable, más humana, más saludable y más innovadora.

La movilidad es uno de los aspectos que más ha cambiado y cambiará

No son dos tendencias contrapuestas. Ahora bien, responden a sociedades que ponen el acento en uno u otro aspecto. El diseño de las ciudades no es más que el reflejo de las decisiones de sus ciudadanos. Pero, en paralelo, hay una realidad 'smart' que todos utilizamos a diario. Son aplicaciones como Google Maps, que ha cambiado nuestra forma de movernos, o 'apps' para reservar restaurantes y espectáculos. La movilidad es probablemente uno de los aspectos que más ha cambiado y cambiará. No solo por la posibilidad de reservar 'e-scotters', y todo tipo de vehículos. También con nuevas ofertas de vehículo compartido o de coche autoconducido bajo demanda (ya disponible en Phoenix, San Francisco o Beijing).

La vivienda, con un parque público de vivienda social ridícula, ha pasado a ser en España un problema de primer orden

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Pero, en paralelo a todo esto, han aparecido nuevas necesidades y los conflictos se han agravado. El crecimiento económico de calidad en un mundo con dinero caro y una inflación desbocada es ahora más importante que nunca. La vivienda, tema olvidado por las administraciones públicas en España, con un parque público de vivienda social ridícula, y con situaciones económicas tensas, ha pasado a ser un problema de primer orden. La inclusión social, la necesidad de dar respuesta a situaciones límite de pobreza es cada día más evidente. La eficacia de la administración en un mundo en el que la referencia es Amazon o Google, y su transformación digital, son una necesidad. La sostenibilidad, a través de construcciones con 'timber' (madera) de edificios energéticamente inteligentes, por ejemplo, es imprescindible. También lo es la habitabilidad de las ciudades, la seguridad, los espacios verdes, la reducción de la contaminación. Una ciudad para vivir es una necesidad por parte de una población que ya teletrabaja. Y, por último, el reto de la innovación. Solo podremos competir y ser una sociedad próspera si somos una ciudad innovadora. ¡Todo esto también es 'smart cities'!

Sin embargo, las soluciones no vendrán de la ciudad del pasado, sino de reinventar la ciudad con nuevas formas de vivienda, nuevas formas de movilidad, nuevas formas de inclusión. Esta transformación, cada vez más urgente, definirá a ganadores y perdedores, ciudades que ofrecerán grandes oportunidades o ciudades cargadas de problemas. No es una transformación asumible solo con estrategias de no mercado, con proyectos desde el sector público; ni funciona ni somos lo suficientemente ricos. Solo saldremos adelante si todo el mundo, público, privado o 'non-profit', tiene incentivos para involucrarse y aportar. Por eso necesitamos entender el gobierno de la ciudad como un gestor de ecosistemas que depende de que los incentivos de los participantes funcionen. Solo cuando todo el mundo sale ganando se produce la colaboración y se unen esfuerzos. Y solo con todo el mundo saldremos adelante.

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