Entrevista

Diego Golombek: “El horario es cultura, así que no es cuestión de volverse sajones y cenar a las seis”

El experto en cronobiología y asesor del Gobierno argentino dice que la eliminación del cambio de hora debe hacerse de modo que privilegie la luz de la mañana, que el horario español es nocivo para la salud y que la reforma horaria es posible siempre que sea paulatina y consensuada. Golombek, director del equipo galardonado en su día con un IgNobel por demostrar que el viagra cura el 'jet lag' en los hámsters, estuvo esta semana en Barcelona invitado por la Time Use Week, el congreso de expertos en políticas del tiempo.

Diego Golombek, en Barcelona.

Diego Golombek, en Barcelona. / ZOWY VOETEN

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Mauricio Bernal
Mauricio Bernal

Periodista

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-Como usted sabrá, el horario español es una rareza. Comer a las dos, cenar a las 10, acostarse a las dos de la madrugada. Como experto en cronobiología, ¿qué opina?

-Esto es muy poco saludable. Uno puede perfectamente modificar la hora de su reloj hacia más tarde, pero uno no controla el ritmo social: al día siguiente la escuela empieza temprano, el trabajo empieza temprano, con lo cual necesariamente comprimimos las horas de sueño, y sabemos lo fundamental que es el sueño para la salud. Pero además, ahora nos vamos a dormir con pantallas que emiten luz en una longitud de onda que estimula al máximo el reloj biológico, diciéndole: ‘Es de día, no hay problema, seguí de largo’, lo cual hace que retrasemos aun más el horario y comprimamos aun más los horarios de sueño. Esto da lugar a un fenómeno que se llama ‘jet lag’ social. Todos nos despertamos con la alarma, que no es precisamente nuestro reloj biológico diciéndole al cuerpo: ‘Ahora tienes que despertarte’.

-En España se debate desde hace tiempo sobre la necesidad de unos horarios más racionales. ¿Qué tan difícil es poner de acuerdo a todo un país, es decir a millones de personas, para que cambien sus hábitos?

-Es muy difícil, pero es posible. Claramente hay que hacerlo de una manera consensuada y paulatina, teniendo en cuenta que hay muchos intereses en juego. Insisto en que hay que hacerlo lentamente, porque es algo tan arraigado culturalmente que uno no puede venir con la antorcha de la ciencia y decir: ‘Lo que están haciendo está todo mal’. Hay que elaborar un discurso emocional, un discurso que toque la fibra de la gente. Tampoco creo que haya que hacer una reforma tajante, no es cuestión de volverse sajones y cenar a las seis de la tarde. Como dije, el horario es parte de la cultura, y la cultura es de lo más rico que tiene un pueblo.

"Nos vamos a dormir con pantallas que emiten luz en una longitud de onda que estimula al máximo el reloj biológico, diciéndole: ‘Es de día, no hay problema, seguí de largo'"

-Lo de vivir en un horario racional tiene que ver con mimar las agujas del reloj biológico, ¿no? Mantenerlo “sincronizado”, me pareció leer por ahí.

-Sí, mire: nosotros tenemos un pedacito de cerebro que mide el tiempo y le dice al cuerpo qué hora es. Es lo que llamamos reloj biológico. Ese reloj es de aproximadamente 24 horas, un poquito más o un poquito menos dependiendo de la persona. Cuando digo un poquito hablo de minutos. Imaginémoslo como un reloj de pulsera que atrasa o adelanta unos minutos por día. Bueno, durante unos días no pasa nada, pero al cabo de un tiempo estamos totalmente desfasados, el reloj marca una hora pero para el mundo es otra. Si no se sincroniza diariamente, al cabo de un tiempo está completamente desincronizado del tiempo natural.

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-Supongo que la pregunta es: ¿cómo se sincroniza?

-¿Cómo se pone en hora? Se pone en hora con el ambiente, principalmente con la luz. La luz es la nafta del reloj biológico. Y no toda la luz es igual. La luz de la mañana es el más potente sincronizador del reloj biológico, pero para eso tenemos que estar sincronizados con el horario natural. Si nos despertamos muy temprano, en invierno, por ejemplo, y es de noche, el reloj biológico no se entera, entonces no nos sincronizamos adecuadamente. Si, por el contrario, nos despertamos muy tarde, algo que sucedía en la peor época de la pandemia, de pronto no nos exponemos a la luz de la mañana, entonces tampoco nos sincronizamos adecuadamente.

"La luz de la mañana es el más potente sincronizador del reloj biológico, pero para eso tenemos que estar sincronizados con el horario natural"

-¿Y las consecuencias de no estar sincronizados?

-Las consecuencias puntuales no son graves, pero si se vuelve crónico, el cuerpo se resiente. Primero vamos a estar somnolientos, por lo tanto nuestro nivel de alerta va a ser bastante bajo. Nuestro estado de ánimo no va a ser bueno, porque el estado de ánimo requiere una buena sincronización y una adecuada exposición a la luz. Pero, como dije, con el tiempo la salud se va a resentir. No estar sincronizados causa trastornos metabólicos, induce sobrepeso y obesidad, modifica los procesos cognitivos, incluso genera problemas a nivel inmune y cardiovascular. El estar sincronizados y el responder al horario de nuestro reloj biológico bien sincronizado con el ambiente es un sinónimo de salud. Salud mental y física.

-Cambiar de hora dos veces al año, a la luz de lo que me dice, no debe ser muy bueno para la salud.

-No. Se está intentando eliminar el cambio horario en todas partes porque no hay evidencia de que realmente ahorre energía, y sí de que no es saludable. Hay posiciones encontradas pero es una discusión muy rica, y los científicos tenemos la obligación de contar la evidencia a favor de una u otra cosa y lograr que se discuta ampliamente para llegar a un pacto social beneficioso para todos.

"No estar sincronizados causa trastornos metabólicos, induce sobrepeso y obesidad, modifica los procesos cognitivos, incluso genera problemas a nivel inmune y cardiovascular"

-¿La solución es quedarse en el horario de invierno?

-Lo que se tiene que lograr es privilegiar el horario de la mañana, cosa de que en invierno uno no se despierte tan de noche y no vaya a trabajar o a la escuela cuando todavía es de noche. El ambiente cuando uno se desplaza a la escuela o al trabajo es fundamental para la sincronización y para el estado de ánimo. Esa luz nos enciende el cerebro, y la necesitamos.

-Va a estar tres días en España. Vuelve mañana a Argentina y va a tener que enfrentarse con el ‘jet lag’. Me hace pensar en el IgNobel que ganó hace unos años. El del viagra y los hámsters.

-Sí… En el laboratorio descubrimos que el sildenafil, que es la base del viagra, también sirve para modificar los horarios del reloj biológico. Demostramos que sirve para tratar el ‘jet lag’ en hámsters, y eso nos valió un IgNobel, esos premios que primero te hacen reír y después te hacen pensar. Fue divertido hacerlo, hasta salimos en Playboy. El sildenafil actúa porque modifica una vía de señalización en las células que nosotros descubrimos que era necesaria para adelantar el horario del reloj biológico. Nos falta todavía la prueba clínica. Y no es por falta de voluntarios, je, je… No es una investigación fácil de hacer con humanos, pero en algún momento lo vamos a hacer.

"En el laboratorio demostramos que el viagra sirve para tratar el ‘jet lag’ en hámsters, y eso nos valió un IgNobel. Fue divertido hacerlo, hasta salimos en 'Playboy'"

-Cambiemos de tema. Mirando el mapa de los husos horarios, ¿qué ve un experto como usted?

-Bueno, imagine que viene un grupo de extraterrestres a estudiar las costumbres de los terrícolas y después tienen que hacer un informe cuando regresan. Su conclusión seguramente sería la misma de Obélix: “¡Están locos estos terrícolas!” Porque las zonas horarias son políticas, no geográficas, entonces uno ve el mapa y se cruzan por todos lados, hay países muy grandes que tienen una sola zona horaria, como China, países más pequeños que tienen más de una, países que tienen zona horaria y media… Cosas muy extrañas.

-O sea, que muchos países no funcionen según su horario natural, ¿no? ¿Tiene que ver con eso que dice de los husos son políticos?

-La zona horaria es política, por supuesto que sí. En algunos casos los países la usan para diferenciarce de los vecinos, o bien para acercarce a los vecinos, o bien para no tener dos husos horarios: para no tener problemas de comunicación, o de comercio, etcétera. Es una discusión que, como muchas discusiones, no se basan en evidencia científica sino en conveniencias, intereses, mitos, incluso leyendas en algunos casos.

"La zona horaria es política. Los países la usan para diferenciarce de los vecinos, o para acercarce a los vecinos, o para no tener dos husos horarios..."

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-En una entrevista dijo que la llegada del ferrocarril dio lugar a los primeros husos horarios. ¿Le importaría explicármelo?

-Claro. Durante mucho tiempo los horarios fueron exclusivamente locales, y a medida que uno iba atravesando el territorio tenía que ir cambiando la hora de acuerdo a lo que dijera cada estación de tren. Hubo que tomar decisiones para establecer horarios estandarizados, porque si no, tú no podías saber a qué hora salías y a qué hora llegabas en determinado momento. Ese estándar fueron los husos horarios, lo cual fue particularmente útil en EEUU, un país muy ancho. Allí se establecieron hace mucho tiempo los horarios de la costa este, el horario central y el de la costa oeste, y se establecieron principalmente por el avance del ferrocarril.