Miquel Porta: “El placer, el arte, la música, el fútbol… ¡son fuentes de salud!”

El placer es una fuente de salud. El arte es salud. La música, la amistad, la diversión son saludables. Jugar, la fábula, la épica… incluso el fútbol son necesidades que corresponden a la salud. Los médicos siempre hemos tenido esta visión. Esta es la manera normal de ver la salud. Lo que no es normal es la visión biologicista, que lo fragmenta todo.

Para muchos salud es sinónimo de tener buenos hábitos. 

Hay una exageración monumental de la capacidad que tenemos los individuos para prevenir la enfermedad. En realidad, eso depende muchísimo de lo que hacen las instituciones y las empresas. Durante un estudio que hicimos [con mi grupo] me sorprendí de la cantidad de residuos plásticos que tenía en mi orina, aunque yo llevaba veinte años vigilando este problema. Por supuesto tenemos que cuidarnos, pero no es cierto que todo dependa de lo que hagamos individualmente. 

¿De ese malentendido se aprovecha la “industria del miedo”?

Hay una industria dedicada a vender cosas que dicen que te ayudan a prevenir enfermedades: en el ámbito de la alimentación, de la cosmética, del deporte, del ocio… El miedo es una reacción humana que puede ser saludable. Pero no es bueno que, por ejemplo, el miedo a envejecer se convierta en una medicalización exagerada del envejecimiento.

Otra visión popular vincula la salud con las tecnologías y los fármacos innovadores.

Medios, ciudadanos e instituciones tienen que ser más críticos con los científicos. Deben pedir más fundamento a las promesas que hacemos sobre la salud. Muchas promesas de la genómica de hace 20 años no se han cumplido. No han tenido utilidad clínica porque no tenían suficiente fundamento científico. Cada semana se hacen promesas sobre muchas enfermedades y eso crea ansiedad.

¿Por qué le preocupa la situación de la atención primaria?

En algunas partes de España estamos asistiendo a su destrucción. Se pone en riesgo la idea del Estado del bienestar, que se basa en el consenso que todos pagamos impuestos para la salud pública. La atención primaria es la mejor manera para prevenir el exceso del consumo médico innecesario y el exceso de pruebas de imagen, que pueden hacer daño. El médico de atención primaria tiene en cuenta la totalidad de tu persona y hace una valoración. En los sistemas de medicina privada consumistas, al contrario, la persona hace un 'shopping' médico que es perjudicial para la salud y además genera ansiedad. 

¿Qué influye en la salud, más allá de los hábitos y la innovación?

Cuando se habla de prevención, a menudo el discurso se limita a la detección precoz de la enfermedad. Eso forma parte de esa industria que vende soluciones individualistas. La prevención de verdad es evitar que una enfermedad se produzca. Eso depende del medio ambiente, de las condiciones sociales, de la contaminación de los alimentos… Es lo que se llama prevención primaria. Es normal que la industria farmacéutica haga poca investigación en ella. Pero critico que las instituciones públicas financian mucha investigación sobre diagnóstico y tratamiento y poca sobre prevención primaria. 

¿Qué beneficios aportaría la prevención primaria? 

Un ejemplo de ello es [la prohibición d]el plomo [en la gasolina]. Los efectos beneficiosos se están viendo, incluso en el crecimiento de la inteligencia. [Gracias a esa prohibición] no tienes que estar todo el día alerta para saber si te estás contaminando. El ciudadano no puede salir a la calle cada día a la calle con una lista enorme de miedos.

¿Qué tenemos que aprender de la pandemia?

Millones de personas han aprendido que vivimos en sociedades extremadamente interdependientes. A nivel estatal, tenemos que gestionar mejor esta interdependencia. Seas independentista o centralista, no puedes ignorar la interdependencia entre comunidades autónomas. 

¿Las comunidades autónomas no cooperaron lo suficiente?

En el consejo interterritorial de salud todo se lo lleva el guiñol político y no sabemos en qué se basan sus decisiones. Algunas comunidades autónomas llevan años aplicando una cooperación clandestina, que no aparece en la superficie del discurso político. Por ejemplo, en los sistemas de información sobre enfermedades infecciosas. Ahora, el Gobierno ha apostado por crear una Agencia Estatal de Salud Pública. Es una gran oportunidad para concretar las lecciones de la pandemia.

¿Qué importancia tiene la agencia?

A nivel mundial, hay organismos independientes, que generan confianza, lo que proporciona a los ciudadanos un equilibrio entre la preocupación y la tranquilidad. Es bonito saber que podemos vivir protegidos por instituciones independientes. Tener confianza en ellas es fundamental. Quizás eso no sea tan épico, pero muchas vías de progreso pasan por cuestiones como esta. 

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¿Tiene esperanzas puestas en la agencia?

Tenemos un sistema de vigilancia de la salud pública deficitario. No sabemos ni tan solo si en Agosto hubo exceso de mortalidad y no puede ser que los datos no estén disponibles hasta mediados de año que viene. Eso es obsoleto. Necesitamos datos, modelos, y gente preparada. A ver cómo irá el debate parlamentario sobre la agencia. Eso es una prueba de la capacidad de los políticos de crear consenso sobre políticas reales.