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¿Cómo regar las plantas en vacaciones?

Sistema de riego de plantas para las vacaciones con una botella de plástico.

Sistema de riego de plantas para las vacaciones con una botella de plástico. / Ferran Nadeu

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Vega S. Sánchez
Vega S. Sánchez

Periodista

Especialista en animales, plantas y curiosidades

Escribe desde Barcelona

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Cada verano ocurre lo mismo: con la llegada de las vacaciones, salimos de viaje o vamos a la segunda residencia a pasar unos días de merecido descanso.

Y la duda siempre es la misma: ¿Qué se puede hacer para cuidar a las plantas y flores para que no acusen nuestra ausencia durante las vacaciones?

Tirar de familiares o amigos

Lo más práctico y lo mejor es pedirle a alguien -un vecino, un familiar o un amigo- que se ocupe de ellas y vaya a regarlas. Pero si eso no es posible, conviene ingeniárselas e instalar un sistema de riego.

"Un truco, si es una escapada corta de máximo 15 días, es regarlas bien -no encharcarlas, pero empapar bien la tierra- y dejarlas a la sombra o en interior, aunque sean plantas de exterior, y siempre que la casa sea fresquita", indica Teresa del Río, doctora en biología especializada en ecofisiología vegetal.

Riegos por goteo o método del cordel

"Luego están los riegos por goteo, como el cordón de lana absorbente, una botella invertida con agujerito... El problema de estos trucos caseros es que se pueden obstruir", añade Del Río. "También hay geles hídricos", comenta.

En todo caso, siempre será mejor usar uno de estos métodos que dejar que las plantas se sequen y acaben muriendo.

Mejor que el riego tradicional

El método del cordel de lana o cordón absorbente fue crucial para los geranios de Ramon Curto. "Tenía cuatro macetas con geranios, que eran las únicas flores que me sobrevivían, y me fui un verano. Utilicé el método del cordel y al volver, al cabo de unos 20 días, las cuatro macetas estaban frondosas y muy chulas, mejor que nunca", explica. "Me resultó un poco frustrante", explica, "porque incluso hablaba a los geranios. Pero fue cuando no estuve durante unos días cuando se pusieron mejor", añade.

Para que te pase lo que a Curto, y tus plantas luzcan incluso mejor que antes de irte de vacaciones, hay tres métodos caseros que puedes utilizar:

Cordel de lana o cordón absorbente

Es uno de los métodos más extendidos, fáciles y baratos que existen en el mercado. Solo se necesita un recipiente lleno de agua, que se tiene que colocar cerca de la planta que se quiere regar y a una altura superior, es decir, en alto. Lo ideal es que sea una bolsa de plástico duro y resistente, para que se pueda colgar sin problemas y no haya riesgo de que se caiga. Se coge un trozo de lana o de cordel absorbente (es decir, que no sea de plástico) y se hunde un extremo hasta el fondo del recipiente o de forma que recorra todo el interior del mismo. Es muy importante que toque el fondo, para que siempre esté húmedo. El otro extremo se hunde en el macetero, cerca de las raíces de la planta. Hay que tener cuidado de no romper o dañar las raíces al hacerlo. El cordón hará de hilo conductor del agua: absorberá el líquido y humedecerá la tierra al ritmo que la planta necesite.

Riego por goteo

Este sistema también entra en la categoría de fácil y barato. Para regar por goteo, basta con coger una botella o garrafa de plástico y agujerear uno de sus lados con una aguja de coser común o un objeto punzante similar, que haga agujeritos muy finos. Tras ello, se entierra el recipiente con los agujeros hacia la planta a regar. La botella, llena de agua, irá soltando el líquido poco a poco, empapando la tierra de forma constante. Otra variante del mismo consiste en coger la botella y cortar la parte inferior para llenarla de agua. Y, con el tapón puesto, hacer un agujero en el centro no muy grande, y hundir esa parte en la tierra. El problema con este sistema es que se puede obstruir y que la tierra estará todo el tiempo húmeda, por lo que no es recomendable usarlo en plantas susceptibles de tener hongos por exceso de humedad.

Efecto invernadero

Al igual que sucede con los terrarios de plantas eterno, existe la opción de recrear un ecosistema temporal para que tu planta se autoabastezca durante las vacaciones. Es decir, crear un invernadero individual. Para ello, basta con envolver cada planta en un plástico transparente que deje pasar la luz y colocar en el fondo, debajo del tiesto, un trapo húmedo. La humedad que la planta pierda se quedará en la bolsa y volverá a caer sobre la tierra. Si las plantas son demasiado grandes, se puede usar plástico y envolverlo todo con papel de periódico. Entonces bastará con regar todo bien hasta que los periódicos se empapen y poner las macetas sobre la cortina de ducha estirada, por ejemplo.

Mecanismos similares

Además de estos sistemas de riego caseros, también se pueden comprar mecanismos similares más sofisticados o productos como agua gelificada o hidrogel para riego de plantas, ya sea para macetas o para suelos, un compuesto que incluye agua y nutrientes para las plantas y se puede comprar en formato de tubo inyector, cristales o perlas.

Conforme la tierra se queda seca, el hidrogel va liberando agua, con lo que va regándola de nuevo y facilitando que el agua llegue a las raíces.

Mucho más sofisticado resulta el riego automatizado (y programado) por aspersor o goteo. Incluso hay sistemas inteligentes que pueden controlarse a través del teléfono móvil.

Más caro y sofisticado

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Por último, uno de los últimos productos que ha salido al mercado es la hidrojardinera o maceta de autorriego. Son tiestos que tienen un depósito de agua, líquido que van soltando hacia la tierra según la necesidad hídrica de la planta. Obviamente, junto con el riego automatizado es la opción más cara, pero también la más efectiva, segura y decorativa: las macetas son diseños modernos y no se ven artefactos de riego extra.

Cualquiera de estas opciones es buena para que tus plantas estén sin regar unos días, pero conviene también mantenerlas a salvo de plaga de insectos y bichos durante las vacaciones. Para ello, nada mejor que tratarlas con pesticidas naturales, capaces de controlar, matar o incluso repeler una plaga de una forma más natural, sostenible e, incluso, rentable.

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