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Consumo de carne, sostenibilidad y salud

La producción de carne roja tiene efectos mediambientales nocivos y su consumo excesivo puede causar problemas de salud

Ganado vacuno en una granja.

Ganado vacuno en una granja. / Epi_rc_es

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Carme Borrell
Carme Borrell

Doctora. Miembro de la Red de Científicas Comunicadoras. Experta en salud pública de la Agència de Salut Pública de Barcelona

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Los sistemas alimentarios deberían ser sostenibles y saludables, y precisamente por eso, el creciente consumo de carne en todo el mundo es un tema controvertido. Un artículo de Parlasca y Qaim publicado recientemente hace una revisión sobre el consumo de carne y la sostenibilidad, señalando los principales aspectos a tener en cuenta:

En primer lugar, la emisión de gases de efecto invernadero, puesto que los sistemas alimentarios producen alrededor de un tercio de estos gases, buena parte de los cuales provienen de la ganadería. Estas emisiones provienen del cultivo de la tierra para producir sus alimentos (sobre todo emisiones de CO2, pero también de NO2), de la fermentación entérica de los rumiantes y del tratamiento del estiércol (emisiones de CH4-metano). Cabe decir que la carne roja, sobre todo la carne de ternera, es la que tiene asociada una mayor emisión de gases.

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En segundo lugar, el uso de la tierra y el agua: la ganadería utiliza un porcentaje muy alto de tierra y agua, sobre todo para la producción de sus alimentos, porcentaje mucho más alto que el de la tierra utilizada para el resto de la agricultura.

En tercer lugar, la deforestación y la pérdida de biodiversidad ocasionadas por la ocupación de las tierras y la consiguiente destrucción de hábitats, reduciendo la biodiversidad tanto de animales como de plantas.

Por otro lado, cabe recordar que el excesivo consumo de carne roja y procesada también puede afectar a nuestra salud, ya que aumenta el riesgo de tener diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer de colon.

Es importante también señalar algunos aspectos beneficiosos de la ganadería. La carne es una fuente de nutrientes como el hierro, el zinc, las vitaminas del grupo B y de proteínas. Este acceso a nutrientes es importante, sobre todo para las personas de países de bajos ingresos, que no tienen la posibilidad de obtenerlos fácilmente de otras fuentes. Además, la ganadería es una fuente de ingresos notable, ya que emplea a 1,3 billones de personas en el mundo. De estas, más de medio billón son personas que viven con menos de dos dólares al día y que se ocupan en la ganadería, sobre todo en África o Asia, dos tercios de las cuales son mujeres, y esta actividad es para ellas una red de seguridad económica.

Pero en los países de altos ingresos el consumo de carne es excesivo, tal y como señala la red de ciudades C40, que reúne a cerca de 100 ciudades con el objetivo de hacer frente a la crisis climática. Catorce de estas ciudades (entre ellas, Barcelona) se han comprometido a conseguir una “dieta de salud planetaria" para todos en 2030, con alimentos equilibrados y nutritivos, que reflejen la cultura, la geografía y la demografía de la ciudadanía, basándose también en la comisión de expertos de la revista científica ‘The Lancet’, The EAT Lancet 2.0 Commission.

La dieta de salud planetaria es una referencia mundial basada en reducir el consumo de carne y aumentar la ingesta de proteínas vegetales. Se representa con medio plato de frutas y verduras. La otra mitad consiste principalmente en cereales integrales, proteínas vegetales (fríjoles, lentejas, legumbres, frutos secos), aceites vegetales insaturados, cantidades modestas de carne y lácteos y algunos azúcares añadidos y verduras con almidón. La dieta es flexible y puede adaptarse fácilmente a las necesidades dietéticas y las tradiciones culturales. Por otra parte, cabe señalar que, además de ser una dieta mucho más sostenible, reduce la frecuencia de enfermedades crónicas y aumenta el bienestar de la población.

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Evidentemente, los cambios en la dieta y en la reducción del consumo de carne por parte de la población de países que lo pueden llevar a cabo son importantes, pero al mismo tiempo es necesario mejorar la eficiencia en la producción de la carne para conseguir una reducción de la huella ecológica, como por ejemplo mejorando la alimentación de la ganadería o el tratamiento del estiércol.

Una iniciativa puesta en marcha por el Ayuntamiento de Barcelona y la Agència de Salut Pública de Barcelona es el proyecto Comedores escolares más sanos y sostenibles, dirigido a las escuelas de la ciudad que quieran adherirse y que actualmente son unas 40. El proyecto pretende combatir la emergencia climática promoviendo una dieta más saludable con menor consumo de proteína animal sustituyéndola por proteína vegetal. Ejemplos como este ayudan a avanzar en la lucha contra la emergencia climática y al mismo tiempo promueven la adopción de una dieta más segura, sostenible y saludable.