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Los orígenes de la música electrónica: los abuelos del Sónar | + Historia

Desde este jueves y hasta el sábado, Barcelona se convierte en la capital mundial de la música electrónica y las vanguardias sonoras gracias a una nueva edición del Sónar. Volvemos la vista atrás para entender un poco más este fenómeno.

Algunos de los instrumentos creados por Russolo

Algunos de los instrumentos creados por Russolo / Russolo (Wikimedia)

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Xavier Carmaniu Mainadé
Xavier Carmaniu Mainadé

Historiador

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Este jueves comienza el Sónar, un festival de música electrónica creado en 1994 y que, con el paso de los años, se ha convertido en una cita de referencia. Aunque no lo parezca, este tipo de música tiene más de 100 años de historia y no deja de ser una evolución del proceso de creación de instrumentos. Desde el tiempo de las cavernas, la especie humana acompaña su vida con sonidos. Al principio seguramente solo los crearon con elementos muy básicos para reproducir bases rítmicas y de percusión pero, poco a poco, la cosa se fue complicando. Los restos arqueológicos y las piezas de arte antiguo nos dan pistas de cómo eran los tempranos instrumentos de cuerda y viento, por ejemplo. A partir de entonces, el camino de estos utensilios avanzó incorporando los nuevos conocimientos de cada época.

Como no podía ser de otra manera, cuando en el siglo XIX se empezó a experimentar con la electricidad, enseguida hubo quien intentó crear música con esa nueva tecnología, al tiempo que también se hacían los primeros experimentos para grabarla. Uno de los pioneros más extraordinarios fue el americano Thaddeus Cahill, quien inventó el primer instrumento capaz de producir sonidos electromecánicamente. El aparato se llamaba telharmonium y era una compleja máquina que, mediante dinamos, reproducía unos sonidos similares a los que consigue un piano con el martilleo de las cuerdas. El problema era que esto ocurría entre 1896 y 1897, cuando todavía no se habían inventado los amplificadores y para conseguir un volumen alto era necesario que las piezas fueran muy grandes. Por eso el telharmonium pesaba unas 200 toneladas y ocupaba unos 18 metros lineales. Se dice que Cahill necesitó un tren entero para transportarlo desde Ohio hasta Nueva York, donde lo instaló en un teatro para convertirlo en un negocio. Su idea era retransmitir la música que producía mediante unas líneas telefónicas exclusivas para abonados. O sea una especie de Spotify o de hilo musical de hace 125 años. Sus clientes sobre todo serían hoteles y restaurantes, pero parece que el invento causaba interferencias en las líneas telefónicas convencionales y no acabó de funcionar. Además, pronto aparecieron otros sistemas para reproducir música como el gramófono y la radio, que lo superaron.

El mismo año que Cahill ponía en marcha el telharmonium en Estados Unidos, en San Petersburgo nacía Leon Theremin que en 1919, con sOlo 25 años, inventó un instrumento que bautizó como Eterófono pero que ahora es conocido simplemente con el apellido de su creador. Lo más fascinante del Theremin es que se toca sin ser tocado. No hay cuerdas, ni teclas ni nada. Tan solo dos antenas, una vertical y otra horizontal, que producen sonidos solo cuando las manos interfieren en el campo de ondas que generan entre ellas. Los expertos lo consideran uno de los instrumentos más difíciles de tocar porque cuesta mucho aprender cómo reproducir las notas. Sin embargo, su peculiar sonoridad, que puede recordar la del violín, ha servido para crear efectos sonoros y era un recurso habitual en las películas de terror y de género fantástico de los años 50 y 60.

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En definitiva, como puede verse, la especie humana siempre ha sentido atracción por la tecnología y ha explorado cómo utilizarla para dar salida a su creatividad. De hecho, en 1913 el compositor y pintor futurista Luigi Russolo escribió 'El arte de los ruidos', un texto donde aseguraba que había que acercarse a la música de una forma nueva porque el oído humano ya se había acostumbrado a los sonidos urbanos e industriales. Precisamente en junio de ese mismo año intentó llevar a la práctica sus postulados con un concierto protagonizado por una especie de motor de combustión como solista. Y poco después empezó a inventar nuevos instrumentos que reprodujeran los sonidos de las máquinas que formaban parte de la vida cotidiana de hace un poco más de un siglo. Casi nadie entendió su propuesta y le llovieron críticas de todas partes. Ahora está considerado uno de los predecesores de la música electrónica. Siempre hay gente adelantada a su tiempo. Seguro que los del Sónar tuvieron una sensación similar cuando hicieron la primera edición en 1994.


Pioneras en los 60

En esta historia también cabe destacar el nombre de las inglesas Daphne Oram y Delia Derbyshire, que en los años 60 fueron pioneras de la música electrónica desde el BBC Radiophonic Workshop. Uno de sus trabajos era crear sintonías para programas. Derbyshire creó el tema principal de 'Doctor Who', y ayudó a popularizar la música hecha con máquinas.