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Desequilibrios en el deseo sexual

El deseo no aparece por arte de magia, se tiene que cultivar y hacer crecer

Sexualidad de pareja.

Sexualidad de pareja.

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Elena Crespi Asensio
Elena Crespi Asensio

Psicóloga especializada en sexualidad.

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¿Qué pasa cuando una de las personas tiene más deseo sexual que la otra? ¿Cómo lo resolvemos? ¿Nos enfadamos o encontramos la manera de que todo el mundo esté bien? Hemos aprendido un modelo patriarcal que hace que entendamos la sexualidad como una lista de prácticas que debemos lograr, una cantidad de relaciones sexuales a las que tenemos que llegar. La cantidad por encima de la calidad. Y el aprendizaje de este modelo hace que estos desequilibrios se conviertan en una de las consultas más habituales en terapia de pareja y terapia sexual.

Que una persona tenga más ganas de tener sexo compartido que la otra es muy habitual y no debería ser extraño. De hecho, es muy difícil que encontremos a una pareja que siempre tenga las mismas ganas en el mismo momento, por lo tanto, en general, cuando dos o más personas tienen una relación sexoafectiva, lo más lógico es que no todas tengan el mismo nivel de deseo en el mismo instante.

Ahora parece que todo el mundo habla de sexo, pero yo diría que, más bien, vivimos en un mundo hipersexualizado donde se habla poco y de verdad sobre nuestras sexualidades. Y cuando una persona se vincula sexualmente con otras se dan por supuestas una gran cantidad de aprendizajes patriarcales. Como, por ejemplo, qué es lo que enciende el deseo de alguien.

Hemos aprendido que el deseo aparece, de golpe, sin ni siquiera esperarlo. Y lo hemos aprendido de las series, las películas, las canciones y los libros porque no solemos ver cómo las personas de nuestro alrededor tienen sexo. Por lo tanto, aprendemos de la ficción. Una ficción que se ha construido desde un modelo coitocéntrico y con el orgasmo como única finalidad, sobre todo el de los hombres cishetero.

Y el deseo no aparece por arte de magia, se tiene que cultivar y hacer crecer. Sobre todo si nos encontramos en una relación de largo recorrido donde la pasión del principio ya se ha ido esfumando. Te pongo el ejemplo de muchas parejas que pasan por la consulta de muchas psicólogas.

Dos personas que empezaron a ser pareja hace más de 10 años y que tienen alguna criatura. Dedican una parte importante de su tiempo a trabajar y cuidan los niños combinando la ayuda de las abuelas y los abuelos y contratando alguna persona que les haga de canguro. El fin de semana lo aprovechan para estar un poco con los niños y para hacer algún encuentro con las amistades. Durante la semana no tienen casi tiempo para encargarse de las tareas del hogar y destinan una parte del tiempo a hacerlas cuando no trabajan. Esta pareja llega por la noche agotada y con ganas de descansar, pero siempre hay una de las personas que tiene más en mente la posibilidad de tener relaciones sexuales mientras la otra prefiere dormir.

Esta pareja casi no cuida su relación porque no tiene tiempo material para hacer todo aquello que dicen que se tiene que hacer para cuidar la pareja: no pueden ir a cenar ni escaparse el fin de semana, hace tiempo que no van al cine juntos y casi todas las conversaciones que tienen están relacionadas con los niños, el trabajo o los problemas que tienen. Y una de las dos personas de vez en cuando reclama tener relaciones sexuales de manera sutil o, a veces, de manera directa. Pero la otra siente que su deseo no se enciende si no cuidan la relación, si no se dedican un poco de espacio para volver a sentirse pareja… Es un círculo vicioso que, por la experiencia que he tenido en consulta, acaba generando malestares en la relación porque para uno de los dos es imprescindible tener sexo de vez en cuando para sentir que la pareja le quiere y para el otro es imprescindible cultivar el espacio afectivo para llegar al sexual.

La primera propuesta que te haré si te encuentras en una situación similar es que optimices tus recursos y aproveches para cultivar la relación sin tener que hacer ningún esfuerzo extra. Por ejemplo: ¿os tenéis que enviar un par de mensajes porque uno de los dos se ha dado cuenta de que faltan tomates para poder cenar? Pues cuando se envía el mensaje se puede decir algo bonito o enviar un emoticono cariñoso o, incluso, un poquito picante. Puede parecer básico, ¿verdad? Pues hay muchas personas que ni siquiera tienen presente que para que pueda haber relaciones sexuales compartidas, para poder generar o hacer crecer las ganas de tener sexo con la otra persona se tiene que regar la esfera amorosa y hacer notar a la otra que es importante.

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La segunda propuesta es que se tengan momentos para poder mostrar afecto en persona, piel a piel. Y esto quiere decir, por ejemplo, dedicarse algunos ratos para besarse, abrazarse o cogerse de la mano. También puede parecer elemental, ¿no? Pues en la consulta, a menudo, nos encontramos con parejas que hace tiempo que ni se miran, ni se besan, ni se abrazan y sin todo ello es muy difícil llegar a la intimidad sexual…

Muy pronto te propondré algunos trucos y herramientas más específicos para cultivar tu deseo sexual. ¡Estate alerta!