Entender + las relaciones y la sexualidad Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

¿Cuántas veces tenemos que tener relaciones sexuales?: el fantasma de las 3 o 4 veces por semana

Lo que es importante es que dediquemos tiempo a cuidar la relación de pareja y, entonces, el sexo compartido será una consecuencia del bienestar de la relación

Los lugares donde más (y menos) sexo se practica en España

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Elena Crespi Asensio
Elena Crespi Asensio

Psicóloga especializada en sexualidad.

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A menudo una persona se pregunta cuál es la cantidad de relaciones sexuales compartidas tendría que tener a la semana. Habitualmente me lo preguntan en la consulta y sale cada dos por tres en las conversaciones sobre sexo que muchas personas tenemos.

La obligación de tener una vida sexual activa, compartida y cuantiosa es uno de los aprendizajes de la educación sexual machista que hemos aprendido. Independientemente del modelo afectivo en el que te enmarques (monogamia o no monogamia) y de la estabilidad de tus vínculos sexo-afectivos parece que hay un modelo a seguir: tener relaciones sexuales con otras personas, de manera habitual. Las relaciones sexuales individuales (la masturbación) parece que no cuenta para hacer este cómputo.

¿Y qué entendemos por “habitual”? Parece que en el imaginario colectivo hay un número de relaciones sexuales ideales: 3 o 4 veces por semana. Bien es verdad que no sé cómo se ha llegado a esta cifra. Pero en los años que hace que trabajo en el ámbito de la salud sexual y las relaciones afectivas siempre ha habido el 'fantasma' de las 3 o 4 veces por semana.

Y justamente ha aparecido en los medios que Jennifer López le pide a su futuro marido, Ben Affleck, que se comprometa a tener cuatro relaciones sexuales por semana para poderse casar. Le ha hecho firmar en el contrato matrimonial. Y, ¿sabes qué? Cada cual que haga lo que quiera con su vida y que llegue a los acuerdos que quiera llegar con su pareja. Por lo tanto, no tengo nada a decir sobre lo que esta pareja están haciendo. Solo faltaría.

Sí que me apetece reflexionar sobre qué hemos entendido que tiene que ser una buena vida sexual y como el fantasma del número de veces que tenemos sexo sexo siempre está pululando por encima de nosotros.

Vivimos en un mundo hipersexualizado donde el consumo de sexo está en todas partes: sexualizamos a las niñas pequeñas; los anuncios de colonia, de motos, de ropa, en las series y las películas nos presentan unas relaciones sexuales muy poco realistas, etcétera. Cuando educamos a una persona para ser un hombre ya le decimos que tiene que tener el sexo muy presente y que tiene que ser un pilar fundamental en su vida, de hecho, la masculinidad se mide, en gran parte, por la hipersexualidad de un hombre. Y a una mujer se 'educa para satisfacer los deseos del hombre y para ser objeto de deseo (todo muy cisheteronormativo). Y en este modelo de sexualidad hemos priorizado la cantidad de relaciones sexuales en ninguna parte de la calidad.

Según el estudio 'Ulises' de My World realizado en 2017, un tercio de las mujeres han mantenido relaciones sexuales con su pareja sin tener ganas. ¿Tú tienes ganas de tener sexo con alguien que no tenga ganas? Porque si no te importa que la otra persona tenga ganas o no es importante que revises las premisas bajo las cuales piensas que es imprescindible tener sexo independientemente de si la otra persona tiene ganas o no. Porque esto es una situación de abuso. Y si para ti es importante que tu pareja tenga ganas de tener relaciones sexuales contigo, la opción de pactar el número de relaciones sexuales semanales que tengáis no es garantía de que haya deseo y entusiasmo. Y ahora no estoy hablando de Jennifer López y en Ben Affleck, estoy hablando de las personas que sienten que porque una relación sexual funcione debe haber un mínimo de sexo a la semana (o al mes). Porque esto no surge con el simple hecho de pensarlo o de proponerlo: lo que es importante es que dediquemos tiempo a cuidar la relación de pareja y, entonces, las relaciones sexuales serán una consecuencia del bienestar de la relación.

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Evidentemente estoy pensando en los casos de personas asexuales donde la atracción no se despierta aunque haya bienestar en la relación. Quiero denominar estos casos porque en una sociedad hipersexualizada es clave poder entender que no todo el mundo siente atracción sexual. Pero hoy no hablaré en particular de la asexualidad porque es una orientación sexual que merece que se hable en profundidad y a mí todavía me falta mucho por aprender.

Cuida la relación de pareja, vuestra complicidad y dedicaos tiempo y, entonces, la sensualidad, el erotismo y el juego sexual más explícito apetecerán mucho más que si, sencillamente, piensas en la cantidad de veces que quieres que tengáis sexo.