Club de Educación y Crianza de EL PERIÓDICO

Lactancia materna: en tus tetas mandas tú

Dar el pecho es natural, bueno, bonito y barato, pero también esclavo. Solo a ti te corresponde decidir cómo quieres alimentar a tu bebé

Una madre da el pecho a su bebé en un parque.

Una madre da el pecho a su bebé en un parque. / M. G.

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Olga Pereda
Olga Pereda

Periodista

Especialista en educación y crianza.

Escribe desde Madrid

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“El bebé mama cada tres horas y cinco minutos en cada pecho”. “El bebé no engorda porque quizá tu leche sea desnatada”. “Deberías ir al médico para que te analice la leche y compruebe si es buena”. “La lactancia es mágica, sentirás un flechazo de amor hacia tu bebé”. “La leche de fórmula tiene muchos riesgos para la salud del recién nacido”. Que levante la mano las mamás primerizas que no hayan escuchado alguna de estas majaderías. Por no hablar de esta otra: “El niño tiene caries y es por culpa de tomar tanta teta”.

Una vez que das a luz, alimentar a tu bebé es la tarea más importante que tienes por delante. En tus tetas mandas tú, así que solo a ti te corresponde decidir si quieres dar pecho (la mejor opción desde todos los puntos de vista), apostar por la leche de fórmula (porque sí, porque te da la real gana) o hacer una lactancia mixta (teta y biberón). Eso sí, hay que tener claro de antemano que la lactancia materna es maravillosa para muchas mujeres y traumática para otras. La teta es natural, buena, bonita y barata, pero si empiezas y notas que te estás hundiendo en un pozo sin fondo (la lactancia mucho más esclava de lo que pensamos), déjalo. 

“Eres adulta. Es tu bebé y tu crianza. Tú mandas”. Esta poderosa frase está incluida en las primeras páginas de 'Mucha teta, manual de la lactancia' (Grijalbo), en el que la auxiliar de clínica y consultora de lactancia Alba Padró repasa las principales instrucciones sobre la alimentación del recién nacido.

“La lactancia parece fácil, pero es un arte, una técnica complicada”, nos decía hace tiempo en el Club de Crianza y Educación el pediatra y divulgador José María Paricio, que nos ayudó a desmontar algunos mitos. El primero, que no hay leches aguadas ni desnatadas. Nadie se había planteado lo contrario, pero en los siglos XIX y XX la industria de la alimentación empezó a sembrar dudas sobre la leche materna, la comunidad médica “se vendió” y los biberones y la leche de fórmula se convirtieron en productos estrella.

"La lactancia materna funciona sin horarios y el inicio puede ser abrumador"

Alba Padró, autora de 'Mucha teta'

La leche materna siempre es buena y jamás provoca caries. Lo que sí puede provocar son muchos quebraderos de cabeza para las mamás. Entre otros motivos, porque los recién nacidos no maman cinco minutos cada tres horas. Hay bebés que puede estar todo el día (literalmente) colgados de la teta. El pecho se da a demanda del bebé. Como bien recuerda Padró, “la lactancia materna funciona sin horarios y el inicio puede ser abrumador. El bebé va a querer mamar siempre, con una frecuencia que es posible que te avasalle y te sorprenda”. Para eso sí que hay que preparase. Pero no caigas en el mito de preparar tus pezones cuando estés embarazada porque, recuerda la autora,“vienen preparados de serie”.

No tienes que frotar tus pezones con un guante de crin, ni echarte vaselina ni masajerarlos. El único pezón que, efectivamente, puede complicar la lactancia es el llamado invertido. “Está malformado, los conductos suelen ser más cortos y cuando el bebé succiona se hunde hacia dentro. Puede producir dolor, sangrado o pequeñas infecciones. Si crees que es tu tipo de pezón, consulta con una experta en lactancia antes de dar a luz”, recomienda Padró.

La maternidad es un nicho comercial que la industria aprovecha para vender todo tipo de productos. ¿Es necesario tener sujetadores de lactancia? La respuesta es sencilla: si te va bien y estás cómoda, estupendo. ¿Y el sacaleches? “Es probable -responde la divlgadora- que en algún momento lo puedas necesitar. Pero no todas las mujeres lo requieren y mucho menos al inicio de la lactancia”. Conclusión: ahorra dinero, que bastante caro es tener un hijo.

Si la leche materna es lo mejor que puede tomar un bebé, en el caso de los prematuros se puede considerar como un medicamento por sus proteínas, anticuerpos y ácidos grasos, explica la autora de 'Mucha teta'. “Mejora su sistema inmune, promueve el rápido vaciamiento gástrico, supone baja carga renal y favorece el desarrollo y maduración del intestino”, añade.

La subida de la leche (o bajada, que es lo mismo) se produce entre las 48 y 72 horas después de dar a luz. “El pecho está caliente, pesado y se marcan mucho las venas en el escote. Si se retrasa, puede ser debido a la diabetes gestacional o al estrés materno tras el parto. “Lo principal es controlar la pérdida de peso del bebé y estimular el pecho al máximo. El peso del bebé no debe bajar del 10% del que tenía al nacer. Si es el caso, es necesario recurrir a la suplementación, con leche artificial o materna si la hay, para frenar la caída”.

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La autora advierte de la ingurgitación, que es un edema, una retención de líquido que inflama y endurece el pecho y dificulta la salida de la leche. Las mujeres que lo padecen, sufren bastante dolor y no pueden ni levantar o bajar los brazos. “La solución pasa por aplicar frío, realizar masajes de presión inversa suavizante, tomar antiinflamatorios y drenar el pecho poniendo al bebé o utilizando un sacaleches”.

El mundo de la teta da para una tesis. Una artículo periodístico se queda corto. Así que habrá más entregas en próximos capítulos del Club de Crianza y Educación.