Operación bikini sí, pero sin hacer locuras

Querer cambiar nuestra imagen no es malo, pero hacerlo sin respetar al cuerpo con dietas paupérrimas en nutrientes y jornadas extenuantes de gimnasio sin planificación resulta peligroso. El proceso de pérdida de peso sin una buena planificación o realizado de forma acelerada pude causar muchos más daños de los que puede parecer a simple vista. Pero básicamente la falta de amor propio hace que tan solo se cambie la forma de comer y de entrenar para gustar a los demás y no para conseguir salud o mejorar de forma genérica los hábitos poco saludables que con el tiempo se han podido ir adquiriendo.

Peligros de una mala dieta

Además, una dieta mal planificada a causa de una excesiva prisa por perder peso suele llevar a la irremediable recuperación del peso perdido. Parte del éxito de la pérdida de peso va estrechamente ligada al cambio de hábitos y a la masa muscular. No siempre que se pierde peso, se pierde grasa. Las malas dietas y las privaciones excesivas conllevan a veces pérdidas de líquidos y de masa muscular que conducirán irremediablemente al fracaso de nuestra dieta. Cuando esta situación se da, el cuerpo activa el sistema de alerta y nos crea decenas de llamamientos a comer y dejar de perder este tipo de tejido.

Hoy en día, con el interés por la pérdida de peso disparado existen evidencias suficientes para poder afirmar que las dietas que no son equilibradas, tampoco son inofensivas y que la falta de nutrientes o la ingesta excesiva de forma prolongada pueden ocasionar problemas de salud tanto físicos (piedras en el riñón o vesícula, por ejemplo) como psicológicos (depresión y frustración). “Querer mejorar el aspecto es algo completamente común y no tiene nada de malo, el problema es cuando hacemos que nuestra felicidad dependa de ello”, explica Olga Fernández-Velilla, psicóloga del Instituto Psicológico Cláritas.  

“Esta época del año en la que nos exponemos más a las miradas de los demás, resulta especialmente compleja para las personas con problemas de autoestima o con Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Por eso, detrás de un proceso de dieta debe haber siempre una motivación de mejorar la salud y un consejo profesional para evitar problemas mayores”, añade Fernández-Velilla.

La importancia del proceso

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En esta línea, el gurú de la nutrición en las redes sociales Carlos Ríos, en su último libro ‘Pierde grasa con comida real’ (Ed. Paidós) habla de la importancia del proceso de la pérdida de peso más allá del resultado. Perder peso no es el resultado de consumir productos light, asegura, sino la consecuencia de una serie de factores saludables como una dieta más balanceada y adaptada a cada persona y una cantidad de ejercicio físico adecuada a cada persona así como un sueño de calidad y suficiente.

Tener unas expectativas sanas y alineadas con la realidad de cada uno suelen ser la clave del éxito de las dietas. Ello no implica dejar de ser exigente o ambicioso, sino tener en cuenta que la exigencia y ambición tienen un coste diario e implican un esfuerzo que hay que saber si vale la pena o si en este caso encaja mas una perspectiva menos ambiciosa y ser más flexible asumiendo un progreso más lento.  Es importante recordar que el cuerpo y el metabolismo cambian en respuesta a los que se hace, de modo que si se elige una forma equivocada de perder peso, el cuerpo activa una respuesta protectora y saboteará todo lo que tratemos de hacer.