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¿Cómo adaptarse al cambio climático (sin liarla aun más)?

El clima va a cambiar, así que hay que prepararse. Eso es más fácil de decir que de hacer. El último informe del IPCC alerta de que muchos experimentos de adaptación conllevan más daños que beneficio. Este escaparate de fracasos apunta a los errores a evitar para adaptarse bien. 

Olas rebasando el dique de abrigo del Port Olímpic.

Olas rebasando el dique de abrigo del Port Olímpic.

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Michele Catanzaro
Michele Catanzaro

Periodista

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La expresión 'mala adaptación' aparece 360 veces en el último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC). Aparece en promedio una vez cada 10 páginas en este monumental documento, publicado a principios de abril.

“Llevamos dos décadas invirtiendo en proyectos de adaptación [al cambio climático] y ahora vemos que muchos de estos proyectos no funcionan o incluso empeoran la situación”, afirma Lisa Schipper, investigadora de la Universidad de Oxford y experta de referencia en el tema.

“Aún no conocemos la magnitud del problema. Pero muchos casos negativos plantean un gran interrogante sobre la adaptación”, afirma Ed Carr, investigador en desarrollo internacional en la Universidad de Cork y coautor del sexto informe del IPCC.

Una mala adaptación intenta paliar ciertos efectos del cambio climático, pero acaba generando otra vulnerabilidad, o desplazando el problema a otro sitio o grupo humano. 

Escaparate de fracasos

Murallas antiinundación

Dos murallas contra la subida del nivel del mar ('seawalls') se construyeron en la isla de Vanua Levu (Islas Fiji). Sin embargo, esas barreras también impidieron el drenaje de las lluvias hacia el océano, causando otra forma de inundación. En el estado insular de Kiribati (Oceanía), una estructura pensada para proteger un asentamiento desplazó la erosión al siguiente asentamiento en la línea costa. En Bangladés se han ido construyendo diques de contención alrededor del río Jamuna. Las inundaciones de 2017 causaron más mortalidad donde había diques que donde no los había. “La gente se sentía protegida y fue construyendo detrás de los diques, que finalmente fueron sobrepasados”, explica Schipper.

Irrigación contra la sequía

Ante el incremento de sequías, se han multiplicado los proyectos de irrigación. Sin embargo, a medida que el clima se hace más seco, los acuíferos dejan de rellenarse y los sistemas de irrigación se salinizan. “La irrigación engancha a la gente a una agricultura que ya no es sostenible e impide que busquen alternativas”, observa Schipper. 

Secuestro de carbono a la brava

Compensar las emisiones plantando árboles está de moda. En Camboya, un proyecto de compensación eliminó un bosque nativo para reemplazarlo con acacias, con alta capacidad de secuestro de carbono. El pato lo pagaron los residentes, que empleaban ese bosque para sacar comida y recursos que las acacias ya no les dan. 

Cuestión de justicia

Los proyectos de adaptación afectan de forma distinta a diversas comunidades, etnias, clases sociales, grupos de edad, géneros, etcétera. Unas presas para regular las inundaciones en unos valles de Vietnam perjudicaron a los grupos que vivían en el monte. Un proyecto de modernización de la agricultura en Sao Tomé y Príncipe benefició a los que ya tenían tierra, dejando en estado de la vulnerabilidad a los que no las tenían. Los proyectos para proporcionar mejores predicciones meteorológicas a los agricultores suelen dar esa información a los hombres, aumentando su poder sobre las mujeres. 

Un problema también del primer mundo

La mala adaptación también ocurre en países ricos, aunque estos tengan más margen para pagar su factura. La creación del canal de irrigación de Navarra expulsó de la agricultura a muchos pequeños agricultores que no podían permitirse conectarse con esa tecnología, según un estudio de Amaia Albizua, investigadora de la Universidad del País Vasco y del Centro Vasco sobre el Cambio Climático (BC3). Además, fomentó el reemplazo de una variedad de cultivos por maíz, una producción aún más dependiente del agua. 

¿Cómo adaptarse bien?

No existe un manual de la buena adaptación, pero sí algunos errores a evitar, según los expertos consultados:

Soluciones enlatadas

No es sabio exportar de un sitio a otro los “casos de éxito” promovidos por agencias y oenegés. Hay que entender la realidad local, empezando por una pregunta: ¿cómo se están adaptando las personas en este sitio? 

Solución para unos, problema para otros

Los grupos sociales sufren el cambio climático de forma distinta. Una solución igual para todo el mundo beneficiará más a quien ya está bien y perjudicará más a quien ya está mal.

Soluciones que causan problemas

Una adaptación debe funcionar en el largo plazo. Si es un parche o una reacción defensiva no es buena, porque palía un problema en lo inmediato pero genera otros. Eso sería como combatir el calentamiento con más aires acondicionados, que generan más emisiones y más calentamiento. 

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