Un icono literario

27 reyes, 19 vacas y la receta de la magdalena: fetichismo de Proust

La frase media de Proust medía 36 palabras. Si la ‘Recherche’ fuera un río, tendría 10 kilómetros. Leer los siete tomos de su obra maestra toma algo más de 130 horas. En este año largo de celebración del escritor francés, el que media entre el 150º aniversario de su nacimiento y el centenario de su muerte, he aquí un compendio estrambótico de información fetiche recopilada por Nicolas Ragonneau en ‘Le Proustographe’.

Marcel Proust.

Marcel Proust.

5
Se lee en minutos
Mauricio Bernal
Mauricio Bernal

Periodista

ver +

Atención, 'mesdames', 'messieurs', amantes de Marcel Proust y gentes que no han leído ni una de las 2.399 páginas de su obra magna… (Hablamos, por supuesto, de 'En busca del tiempo perdido', y hablamos de la edición canónica en francés, Gallimard, Quarto, 1999. En castellano son más). Señoras, señores, amantes y aún no amantes de la 'Recherche', es de recordar que vivimos en una especie de largo paréntesis de Proust, o de celebración de Proust, dado que el año pasado, el 21 de junio, el escritor francés habría cumplido 150 años, y este año, el 18 de noviembre, se cumplen 100 de su prematura muerte; lo que da 17 meses de licencia para hablar / escribir de él, y naturalmente de la 'Recherche'. La 'Recherche': ese monumento literario en siete tomos y 1,2 millones de palabras que si no estuvieran ordenadas en líneas, párrafos y páginas, sino una detrás de otra, si fueran carretera, o río, serían una carretera o un río de algo más de 10 kilómetros. De 10,3, en realidad.

¿Y qué?

Y nada. Son los datos que no sirven para nada que ofrece Nicolas Ragonneau en su fetichista 'Le Proustographe' (Editions Denoël), publicado con motivo de este año y medio de larga celebración. Pero, por supuesto, no hay que verlo desde la perspectiva de la utilidad, sino justamente del fetichismo, porque lo que viene a decir un libro como este –que dice, por ejemplo, que en la 'Recherche' hay 99.106 comas, 38.961 puntos, 5.091 guiones, 3.652 puntos y coma y 3.725 dos puntos– es que Proust y su obra maestra son capaces, 100 años después, de despertar esta clase de pulsión. No hay muchas obras así. El ensayista y crítico literario francés Thierry Laget se expresa así en el prólogo del libro: «Nicolas Ragonneau ha creado 'Le Proustographe' considerando que 'En busca del tiempo perdido' es un fenómeno de amplitud cósmica, un prodigio del orden de las auroras boreales, del paso de los cometas, de los eclipses, que sobrepasa la condición humana y que hay que trasladar a nuestra escala mediante infografías, curvas y diagramas para comenzar a percibir su inmensidad».

Trasladar lo divino a escala humana. De eso se trata.

Decíamos: comas, puntos, puntos y comas. Pero mucho más: el 'Proustographe', a partir de ahora 'Proustógrafo', dice que la frase más corta de la 'Recherche' mide una palabra («¡Ah!», en 'Por el camino de Swann') y que la más larga tiene 931 (casi tan larga como este artículo) y está en 'Sodoma y Gomorra'. Que el escritor francés emplea más verbos que los novelistas de su época –168 por cada mil palabras, cuando la media era de 163 por mil–, y que la mayoría los conjuga en pasado. Que la frase media de Proust mide 36 palabras, y que más de la mitad de la obra está construida con frases superiores a 50. Y que la lectura completa de esas 2.399 páginas –en francés– toma 127 horas y 47 minutos (en realidad, cuenta el libro, es lo que tardaron los lectores profesionales contratados para hacer el audio integral de la editorial Thélème. El 'Proustógrafo' matiza que a un lector normal debería tomarle entre tres y cinco horas más).

Duquesas y condesas

La leyenda, recuerda el Proustógrafo, dice que André Gide, entonces editor de Gallimard, rechazó la 'Recherche' con esta frase: «Muchas duquesas y condesas, no es para nosotros». De sobra es sabido que luego se arrepintió, pero Ragonneau pone cifras a la tragedia (que lo era, para Gide): en la 'Recherche' aparece mencionado 845 veces el título de duquesa, 820 el de duque, 713 el de princesa, 462 el de príncipe y 457 el de barón. Y hay muchos más. En total son mencionadas 16 reinas (de Nápoles, de Portugal, de Inglaterra, de España...), 27 reyes (de Francia, de Prusia, de Polonia...), 30 princesas (de Guermantes, de Parma, de Luxemburgo...), 31 príncipes, 41 duquesas, 36 duques, 14 condes, 17 condesas, 20 marqueses y 18 marquesas, y por supuesto un largo etcétera. Ochenta veces aparecen las palabras 'aristocracia' o 'aristócrata'. Tenía razón Gide, aunque por supuesto se equivocara.

Curiosidad dentro de un mundo de curiosidades, el bestiario de la 'Recherche' también es amplio: 25 caballos, 21 mariposas, 21 perros, 19 vacas, 16 pollos, 10 patos, 8 golondrinas y 6 truchas (y, de nuevo, un amplio etcétera). «Las plantas y los animales», escribe Ragonneau, «a menudo son citados en el marco de asombrosas metáforas sexuales o para subrayar la bestialidad de algunos personajes».

Bigotes y restaurantes

Noticias relacionadas

Más allá de la obra, el Proustógrafo se fija en el autor: en detalles como los cinco tipos de bigote que llevó Proust durante toda su vida (y los años en que los llevó) o los restaurantes que frecuentó en París (Maxim’s, por supuesto, pero también La Rue, Le Boeuf sur le Toit o el Café Weber); propone un esquema de la habitación del 102 del bulevar Haussman donde escribió la Recherche y recopila los seudónimos que usó para sus artículos mundanos en 'Le Mensuel' y 'Le Figaro' ('De Brabant', 'Bob', 'Dominique', 'Horatio'). También dedica un par de páginas a las drogas que consumió el escritor, desde la morfina hasta el opio pasando por la adrenalina, revisa los hitos de su biblioteca personal (Dumas, Racine, Gautier, Balzac, France, Tolstoi, Goethe, Emerson, Stevenson, Homero) y recuerda que en 100 años se han vendido 6,9 millones de ejemplares de la 'Recherche' en Francia. Para un fenómeno cósmico, no es mucho. Proust nunca será un súperventas.

Atención, 'mesdames', 'messieurs', amantes y no amantes de Proust, porque el libro tiene su 'côté' gastronómico. Si alguien quiere comer la magdalena, y recobrar el tiempo perdido, está la receta para hacerla.

Temas

Libros