Club de Educación y Crianza de EL PERIÓDICO

Ni besos ni abrazos: así hay que saludar a los niños que no son de tu familia

  • Los achuchones son fundamentales en la infancia, pero solo con nuestros hijos. Con los demás, distancia.

Los besos, mucho mejor en familia.

Los besos, mucho mejor en familia. / Jose Luis Roca

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Olga Pereda
Olga Pereda

Periodista

Especialista en educación y crianza.

Escribe desde Madrid

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Basta de apretujar los mofletes a los bebés ajenos. Basta de saludar a niños y niñas que no son de tu familia con besos. Ha tenido que venir la pandemia para que, por fin, aprendamos a que a los niños ajenos ni se les achucha ni se les besa. Primero, por higiene. ¿Sabes los virus y las infecciones que puedes trasmitir a un lactante por el simple hecho de acercarte o estamparle tus morros? Y segundo, por coherencia. Porque el cuerpo de los niños les pertenece a ellos.

Una vez que la pandemia está dando sus últimos coletazos, hace días hablábamos en EL PERIÓDICO de cómo nos vamos a saludar los adultos a partir de ahora profesionalmente. La conclusión a la que llegaban los expertos en protocolo y en comunicación no verbal es que el choque de puños y llevarse la mano al corazón son gestos que no van a terminar de cuajar en España. En su lugar, regresará con fuerza el viejo apretón de manos, también para las mujeres. Definitivamente nos podemos despedir de los patriarcales y anacrónicos dos besos a las féminas en las reuniones de negocios. Una vez ha quedado claro eso, hoy toca hablar en el Club de Educación y Crianza de cómo saludar a los peques. 

Los bebés están ‘programados’ para que se les achuche y se les abrace. Su fisionomía está diseñada para eso, algo que fue descrito científicamente por el médico Konrad Lorenz. El ‘Kindchenschema’ (el esquema de los niños) responde a una cabeza grande respecto al cuerpo, brazos y piernas rechonchas, nariz y barbilla pequeñas, ojos grandes y piel suave. Estas características dan al bebé un aspecto frágil e indefenso que despierta ternura. La reacción inmediata es la de achucharle. 

De hecho, achuchar a los bebés es imprescindible para su desarrollo neuronal. Los estímulos son necesarios para que las neuronas se conecten. Hasta los tres años, y sobre todo en los primeros meses de vida, se producen entre 700 y mil conexiones neuronales por segundo. "Si no interactúas con tu bebé ¿qué estímulos va a recibir? ¿Cómo va a aprender a hacer cosas?", nos explicaba hace tiempo en estas mismas páginas la médico, pediatra y neuropediatra María José Mas, autora de ‘El cerebro en su laberinto’ y ‘La aventura de tu cerebro'. 

Ahora bien, eso le corresponde a la familia del bebé. Para los demás, es mejor mantener la distancia, algo que nos ha grabado a fuego la pandemia. “Además del covid, hay otros virus que se pueden trasmitir a través del contacto y las secreciones respiratorias o los aerosoles. En el caso de los bebés, uno de los más conocidos y que causa más ingresos hospitalarios es el virus respiratorio sincitial. Estos dos últimos años de pandemia, parece que ha estado desaparecido. Pero eso no significa que no siga estando. Y como él, infinidad de virus, también la gripe. El contagio se produce por las gotitas de saliva que salen cuando hablamos”, alerta José Ramón Fernández, pediatra en la unidad de neonatología del Hospital General Universitario Santa Lucía (Cartagena).

El especialista alerta de las diversas infecciones intestinales que también se trasmiten con mucha facilidad por el contacto. “Un bebé recién nacido que adquiere una infección puede ponerse muy malito y acabar en el hospital. Hay virus peligrosos. El del herpes simple, por ejemplo. El herpes labial es una tontería para un adulto, una erupción en el labio sin mayor trascendencia. Pero en un recién nacido puede ser peligroso porque se pueden considerar en cierto modo inmunodeprimidos y tiene facilidad para desarrollar infecciones más graves que las que puede tener un adulto”, explica el doctor Fernández.

“Una infección por herpes, que se puede trasmitir por un beso en la mejilla o en la mano, puede puede causar un cuadro muy grave en un menor de un año"

José Ramón Fernández, pediatra de Neonatología

Herpes

“Una infección por herpes, que se puede trasmitir por un beso en la mejilla o en la mano, puede puede causar un cuadro muy grave en un menor de un año. Una encefalitis, por ejemplo. Eso lo hemos visto en alguna ocasión, son cuadros devastadores y dejan secuelas”, concluye el neonatólogo, reclamando precaución antes de tocar a un bebé. Fundamental lavarse las manos antes y si estamos son síntomas respiratorios, acercarnos lo menos posible y con mascarilla.

“A los adolescentes les decimos que su cuerpo es suyo, que nadie lo debería tocar. Es contradictorio ofrecer el mensaje contrario a los niños y las niñas”

Belén Gaudes, editora de Cuatro tuercas

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Los niños y las niñas más mayores tienen más defensas en su cuerpo y ya no son tan vulnerables desde el punto de vista sanitario. Pero igualmente los adultos no deberíamos saludarlos con besos. Sobre todo, si ellos no quieren. “A los adolescentes les decimos que su cuerpo es suyo, que nadie lo debería tocar. Es contradictorio ofrecer el mensaje contrario a los niños y las niñas”, explica Belén Gaudes, diseñadora gráfica y responsable de la editorial Cuatro Tuercas, que publica cuentos infantiles para luchar contra los estereotipos y el sexismo. Uno de sus títulos, 'Marta no da besos', explica precisamente eso: si una niña no quiere dar besos ¿por qué se le tiene que obligar? ¿por qué la llamamos maleducada? La historia nació, precisamente, de una experiencia vital. Su hija Violeta no quería dar besos a nadie que no fuera sus padres. Estaba en su derecho. Y lo sigue estando.

“Dejemos de pensar en los niños y las niñas como ciudadanos de segunda. Respetemos sus decisiones”, reclama Gaudes, que pide saludar a los peques con otros gestos. Por ejemplo, agacharse, ponerse a su altura, mirarle a los ojos y hacerle saber que estás con él o con ella. “Exprésate, pero no le beses”, concluye.

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