En comunidad

La pacificación del entorno de una escuela de Sant Cugat del Vallès divide a los vecinos

Un lector protesta por la pacificación de una calle en Sant Cugat del Vallès en una carta enviada a Entre Todos. El consistorio recuerda que responde a una demanda de la comunidad educativa y se compromete a realizar los reajustes necesarios.

 Ambiente en la calle de Joan Oliver, en Sant Cugat, junto al colegio Escola Pi d’en Xandri

 Ambiente en la calle de Joan Oliver, en Sant Cugat, junto al colegio Escola Pi d’en Xandri / ROBERT RAMOS

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Luis Benavides
Luis Benavides

Periodista

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La pacificación de una calle adyacente a la Escola Pi d’En Xandri, en Sant Cugat del Vallès, ha puesto en pie de guerra a una parte de los vecinos. Uno de ellos ha enviado una carta a la sección Entre Todos, molesto con el Ayuntamiento al considerar que empeora la movilidad en la zona. “El pretexto es que como los niños de la escuela entran y salen por esa calle no tienen seguridad, deben de ‘pacificarla’ quitando los pocos aparcamientos de zona verde que había y cerrándola al tráfico, incluso con una señal de prohibido detenerse en ambos lados, durante todas las horas del día y todos los días del año”, escribe Ernest Lomba.

La iniciativa, que persigue reducir el tráfico en la calle de Joan Oliver para crear un entorno más tranquilo y seguro para los más pequeños de la Escola Pi d’en Xandri, se engloba dentro del proyecto ‘caminos escolares’. Implica la inversión de la prioridad, a favor de los peatones, y la eliminación de una veintena de plazas de aparcamiento. En este tramo de la calle, sin salida, además, el tráfico rodado estará restringido a bicicletas y los vehículos que entran y salen de los garajes.

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Vecinos contrarios a la intervención en esta calle han entregado unas 200 firmas en el consistorio. Para Lomba es una medida innecesaria. “Cerrar una calle sin tráfico con una obra llamada de ‘pacificación del tráfico’ es un sin sentido. Es ecologismo de salón, simple postureo político”, sostiene Lomba en su carta. Además, apunta, los pequeños pueden acceder a la escuela por otras dos entradas seguras, como la del paseo de Gaudí y la calle de Santa Teresa, con unas aceras amplias. Otros vecinos como Àngels Galeano sostienen que esta actuación municipal puede generar una falsa sensación de seguridad. “Me preocupa que un niño, pensando que es una extensión del patio, pueda salir corriendo y tengamos un susto. Los coches y las motos de los vecinos con aparcamiento, más de un centenar, seguirán circulando”, explica esta vecina, indignada por no haber podido participar y exponer su punto de vista en las reuniones previas como residente afectada. 

A favor de la seguridad, la salud y la tranquilidad"

La AFA de la escuela celebra las actuaciones en la calle de Joan Oliver, que incluyen la colocación de jardineras y bancos en la calzada.  El portavoz de la asociación de familias, Oriol Salvador, recuerda que las aceras en esa vía son muy estrechas y las familias de los 150 alumnos de infantil acababan en la calzada. “Las maniobras, a menudo marcha atrás y con poco espacio, suponían un riesgo de atropello. Ahora estamos encantados". Así, pide comprensión al residentes. La seguridad y la salud de la comunidad debe pesar más que una veintena de aparcamientos en superficie, remacha.

El Ayuntamiento de Sant Cugat, blanco de las críticas de este grupo de vecinos, recuerda que ellos solo han actuado como respuesta a la demanda de la AFA y la comunidad educativa para pacificar y hacer más saludable el entorno de este centro. La concejal de Educación, Pilar Gorina, explica a este diario que han ido “de la mano de las familias y de la dirección de la escuela”, que se han limitado a recoger “sus propuestas” e implementar aquellas compatibles con la movilidad en la zona. “Esta es una actuación en la línea de limitar el uso del vehículo privado –continúa la concejal-, que ha tenido un impacto negativo en nuestra ciudad al ocupar el espacio público y contaminar”.

En fase de pruebas

Los vecinos que se han organizado en contra de la pacificación, explica uno de sus portavoces, Jaume Casals, apuestan por revertir la situación y realizar otro tipo de mejoras. “La alternativa es clara: volver a punto de partida pero arreglar la acera que da la escuela y aprovechar las otras dos entradas principales de la escuela. Si es necesario una tercera para acompañar a los más pequeños se puede abrir una puerta en la fachada principal y hacer un corredor”, defiende este vecino. Consideran que el tráfico en esta calle nunca había generado problemas y que no tiene ningún sentido que se restringa la circulación fuera del horario escolar, incluso fines de semana y festivos con la escuela cerrada. “Ahora los vecinos tienen que dar vueltas para aparcar, algo que no es muy ecológico precisamente, y cargar con las compras porque no pueden parar en este tramo”, añade Casals.

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Las actuaciones incorporan una zona de carga y descarga, un aparcamiento de motos y bicicletas y dos plazas para personas con movilidad reducida, enumera Gorina. Con todo, el consistorio recuerda que esta actuación se encuentra en “fase de pruebas”, por lo que están abiertos a realizar algunos “reajustes” con las aportaciones de la comunidad educativa y los residentes afectados. 


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