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Los lectores opinan: ¿Madrid y Barcelona están al mismo nivel?

Madrid y Barcelona.

Madrid y Barcelona. / José Luís Roca/Joan Cortadellas

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Luis Benavides
Luis Benavides

Periodista

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La carta de un lector comparando algo tan aparentemente trivial como las decoraciones navideñas -e incluso el espíritu navideño- de Barcelona y Madrid acumula casi un millar de comentarios. Y es que los adornos son solo el punto de partida. “Al salir de la estación de Atocha ya se respira otro ambiente”, escribe Daniel Benítez. “La gente sonríe por la calle, todo está más limpio, y tienes muchas actividades culturales y ya no digamos restaurantes. Me da la sensación que ellos han sabido aceptar que este virus estará con nosotros por mucho tiempo”, añade este vecino de Barcelona, a la que describe como una “ciudad triste”.

Como respuesta al aluvión de mensajes recibidos, algunos criticando su escrito por superficial, Benítez enumera algunas de las actividades que pudo hacer en la capital con su familia esos cinco días de vacaciones. A saber, patinar en pistas de hielo, recorrer en un bus especial las calles iluminadas, visitar mercadillos navideños y contemplar grandes árboles de navidad repartidos por las plazas, entre otras. Barcelona, según su opinión, parece gobernada por el mismísimo Grinch. 

“Para mí es descabellado hacer comparaciones”, sentencia otro miembro de la comunidad de lectores de EL PERIÓDICO, Miguel Rabadán, que se presenta como “un catalán casado con un madrileño” que conoce bien ambas ciudades. “Son muy distintas entre ellas, y cada una tiene sus peculiaridades”, escribe. En su opinión, el estilo de vida es la principal diferencia: “A los madrileños les gusta mucho al vida en la calle mientras que los barceloneses somos más caseros”. Con todo, coincide en que “Barcelona vivió un momento de máximo esplendor y parece que se ha parado ahí y no avanza”. ¿El motivo? La situación política en Catalunya “afecta y enrarece el ambiente, porque, a pesar de que Barcelona es un verso suelto de Catalunya, la movida independentista nos afecta”.

No es la primera vez que este lector saca la cara por Barcelona. "Parece que hay una moda de escribir cartas sobre una Barcelona apocalíptica en la que solo faltan los zombis de turno comiéndose a la gente. La verdad es que yo no veo una ciudad sucia, intransitable, donde te atracan cada dos por tres. Yo veo una Barcelona bonita, agradable para pasear, con sus magníficos edificios y zonas verdes", decía Rabadán, en una participación del pasado mes de septiembre. "Es muy fácil culpar a Ada Colau y al ayuntamiento de todos los problemas que, como gran ciudad, tiene", añadía.

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Iris Pérez, en su lugar de trabajo, el Reial Club de Tennis de Barcelona.

/ Jordi Otix

Iris Pérez: "Madrid era más cerrada y clasista, pero ha evolucionado"

Tras su última escapada a Madrid, la catalana Iris Pérez decidió enviar una carta a la sección Entre Todos apoyando las palabras del futbolista Gerard Piqué, quien afirmaba sentir una especie de “envidia por el estilo de vida” de la capital de España, que le gustaría que "Barcelona estuviera a su nivel". Esta lectora, de 39 años, trabaja en el Reial Club de Tennis Barcelona como entrenadora de natación y responsable de actividades acuáticas. También es organizadora de ‘Talks to’, una serie de encuentros de profesionales del ‘coaching’, la educación y el deporte.

En su carta hace mención a las declaraciones de Piqué el día que presentaba en Madrid su Copa Davis. 

Este tema lo he hablado antes con mucha gente, con alumnos y socios del club en el que trabajo. Son personas que viajan a menudo a Madrid y conocen muy bien las dos ciudades. Cuando vuelven a Barcelona notan la diferencia, es un ‘shock’.

¿En qué sentido?

Hasta el punto que doctores, que van mucho para asistir a congresos, por ejemplo, me han dicho que no descartan pedir un traslado. Dicen que en Madrid se les valora mucho más, que se les trata con mucho más respeto. Por no hablar de la oferta de ocio, que allí es mucho más amplia. No hay tantas barreras.

Se refiere a las diferentes restricciones por la pandemia.

No, esto ya viene de mucho antes. Como waterpolista semiprofesional he viajado bastante y he visto una evolución muy positiva en Madrid. Antes era más cerrada y clasista, pero ha evolucionado, para bien. En cambio, Barcelona, que se abrió en 1992, se ha ido cerrando poco a poco. 

En su carta describe la capital como una ciudad “ordenada, limpia y con mucha vitalidad”, ¿y Barcelona no lo es? 

En Madrid he pillado caravanas, claro que sí, en la Gran Vía, pero lo veo todo más ordenado. Tiene un ritmo frenético pero todo está más ordenado. No hay tanta moto, ni tantas bicis y patinetes por las aceras, ni tantos colorines en el asfalto… Soy de Sants, de toda la vida, y Barcelona me parece una ciudad preciosa, que mira al mar, con un clima fabuloso, pero su estilo de vida ha llegado a un punto de cierta decadencia. Suciedad, bicis y patinetes saltándose los semáforos o por las aceras, sin hacer caso a las normas... Puede mejorar mucho. 

Si fuera alcaldesa de la capital catalana, ¿qué tres acciones pondría en marcha de manera inmediata para corregir esos aspectos que usted critica?

Para empezar, un plan de movilidad claro, sin tantos colores en el asfalto, con una normativa de obligado cumplimiento para patinetes y con más presencia de agentes de la Guardia Urbana, pero no tanto para multar como para educar. En cuanto a la limpieza, algo tan sencillo como colocar más papeleras y campañas de civismo. No se trata solo de aumentar el número de brigadas. Y por último, protegería a los negocios de toda la vida, protegería la diversidad, que no abran solamente supermercados autoservicio; y ayudaría más a las entidades que ofrecen alternativas de ocio y cultura, con subvenciones y precios populares. 

¿Qué tipo de alternativas de ocio faltan?

Cuando tenía 20 años pude disfrutar de teatros y cines como el Palau Balañà que hoy en día están cerrados. Lugares que en el pasado eran un punto de encuentro y diversión no han sido bien sustituidos. Hay que poner al alcance de la mano la cultura y el deporte. Los jóvenes -como diría Virginia Woolf- necesitan "una habitación propia", espacios para cultivar sus inquietudes y talentos, para compartirlos en grupo y crecer. En Barcelona el joven no se siente respaldado y necesitan sentir la confianza y el acompañamiento para ver el futuro más claro más prometedor y la universidad no puede cubrir todas las necesidades. Nos quejamos del botellón pero para ellos es una vía de escape a un contexto que no cuenta con ellos. Barcelona tiene que recuperar la alegría y la esencia del 92 donde todos eran importantes.


"Barcelona está encallada"

Volviendo a las sonrisas, ¿se puede afirmar que los madrileños son más felices que los barceloneses? Otro lector, Raúl Martínez, recuerda que eso de “la simpatía o la felicidad porque eso es muy subjetivo”, pero sí apoya la tesis del estancamiento de la capital catalana. No solo Madrid está “objetivamente mejor”, asegura, sino que otras como Bilbao, San Sebastián y Málaga le están pasando por delante en los últimos años.

Martínez, vecino de Barcelona, desarrolla esta idea por petición de EL PERIÓDICO. “Me dedico a la consultoría sobre aeropuertos y obviamente viajo mucho por toda España, y hay muchos matices en los que podemos incidir para decir que actualmente hay varias ciudades con mayor pujanza que la nuestra”, dice. Sostiene que Barcelona es visiblemente más “sucia y desordenada” que otras, sobre todo si se compara con ciudades vascas o Málaga, y está peor comunicada, con un transporte público “precario” y uno privado “penalizado”.

En cuanto a comercio, lamenta el cierre de muchos comercios pequeños. “En otros lugares se nota mucho menos la crisis que estamos padeciendo”, asegura este consultor, que basa sus afirmaciones en aquello que ha visto, pero también en las conversaciones informales con taxistas o personas que viven en cada una de las ciudades. “Si has viajado continuamente ves mejoras en el tiempo en otras ciudades –continúa Martínez-, mientras Barcelona está encallada o en retroceso”.


El catedrático emérito de economía Jaume Llopis, en Barcelona.

/ Ferran Nadeu

Jaume Llopis, catedrático emérito de IESE : "Las críticas (a Barcelona) no se sostienen desde un punto de vista cuantitativo"

El catedrático emérito de economía de IESE Jaume Llopis, de 79 años, también autor de numerosos libros sobre economía y dirección empresarial, respondió a los numerosos ataques recibidos por Barcelona con una carta que generó más de 600 comentarios. Considera que todo obedece a una campaña orquestada por los partidos de derechas y la que llama “caverna mediática”.

Su carta agitó la comunidad de lectores.

No estoy nada satisfecho con esa carta. Algunos datos son incorrectos, como apuntan muy bien algunos lectores. Lo envié a toda prisa, sin un mínimo rigor, pero estaba harto de leer tanta crítica, sin argumentos.

Decía que hay un interés grande en alabar a Madrid y desprestigiar a Barcelona.

Detrás hay gente en contra del ‘procés’. Quieren hacernos ver que las empresas marchan de Barcelona cuando tengo clarísimo que el 90% aproximadamente de las que se han ido son empresas patrimoniales sin ningún valor, que se fueron a Madrid para evitar algunos impuestos como el de patrimonio y sucesiones. Solo eso explica que a pesar de su marcha el PIB de Barcelona se mantenga relativamente en las mismas cifras, muy similar al de Madrid. Las tres o cuatro décimas de diferencia se pueden explicar solamente con el cambio de las sedes sociales de Abertis y Molins.

Pero el que destapó la caja de los truenos fue el azulgrana Gerard Piqué.

Bueno, Piqué es muy listo y tiene negocios en Madrid como la Copa Davis. Simplemente quiso ganar se la gente de allí. Sea como sea, Barcelona sigue acogiendo los grandes congresos internacionales, como el Mobile o Alimentaria, la segunda feria de alimentación más importante del mundo. Desde los Juegos Olímpicos de 1992, las mejores olimpiadas de la historia, Barcelona está en el mapa mundial.

¿Y no marcharán estos grandes acontecimientos?

Díaz Ayuso ya intentó robarnos el Mobile y no pudo. Catalunya sigue siendo mucho más importante en cuanto a exportaciones, producción industrial, turismo e inversión. Las críticas no se sostienen desde un punto de vista cuantitativo, con números, pero es cierto que cualitativamente Barcelona ha empeorado en algunos aspectos como la suciedad y seguramente la seguridad, después de los disturbios.

Usted fue miembro de la Comisión Espai Barça y dimitió el día que Messi se despidió del club.

Había apoyado a Laporta porque me parecía el único capaz de retener a Messi y hacer frente a Florentino Pérez. Al final, ni una cosa ni la otra.

Con su marcha la capital catalana perdió un importante activo, aunque solo sea simbólico.

Lo dije en su momento. Dejarle marchar fue un error. Se ha demostrado en París, que sin un gran rendimiento les ha proporcionado muchos patrocinadores, mientras el Barça ha perdido marcas, derechos televisivos… Con todo, en cuanto a notoriedad mundial seguro que Barcelona sigue por encima de Madrid. Dicho esto, al final las comparaciones son absurdas. Barcelona tiene fortalezas que no tiene Madrid y viceversa. Son ciudades complementarias. 





 

"Debilidad momentánea"

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Entre los miles de comentarios recibidos estos días destaca el de Rosa Pons, incluidos en esa minoría que defiende la capital catalana contra viento y marea. “Por muy mala que sea la gestión del Ayuntamiento, Barcelona es y será siempre una referencia mundial por encima de Madrid”, asegura. Pons explica vía correo electrónico que ha seguido muy atentamente la “absurda y artificial” polémica entre las dos grandes urbes. “Tan solo quiero aportar el punto de vista de una persona que no cree en afrentas locales y que se considera ciudadana del mundo”, puntualiza esta barcelonesa que por temas profesionales relacionados con el sector audiovisual actualmente viaja cada semana a Londres y Madrid.

“Barcelona se posicionó mundialmente gracias a los Juegos Olímpicos del 92, un escaparate que la hizo ser una de las ciudades más importantes del mundo por encima de Madrid”, cuenta Pons, quien también pone en valor activos como el modernismo de Gaudí y su ambiente cosmopolita. “Cuando he viajado por el mundo y he dicho que soy de Barcelona la respuesta es ‘Oh, I love it!’. En cambio, al hablar de Madrid siempre he recibido un tímido ‘muy bien’ o un ‘no lo conozco’. Esa es la cruda realidad”, añade. Pons cree que algunos están aprovechando una “debilidad momentánea” por parte del Ayuntamiento de Barcelona para arrebatarle su notoriedad a nivel mundial.