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Cuando la guitarra se enchufó | + Historia

La guitarra eléctrica revolucionó el mundo de la música moderna hace casi un siglo. Su popularización fue posible gracias a una serie de intérpretes y lutieres que durante años buscaron el mejor diseño.

Diseño de una de las patentes de Fender (US Patent Office)

Diseño de una de las patentes de Fender (US Patent Office) / US Patent Office

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Xavier Carmaniu Mainadé
Xavier Carmaniu Mainadé

Historiador

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Este viernes comienza una nueva edición del Guitar Bcn, uno de los festivales más longevos de la capital catalana. Que lleve el nombre de este instrumento no es casualidad porque siempre ha tenido mucha relación con la ciudad desde que empezó a tocarse hacia el final de la edad media. Entonces ya era igual de popular que puede serlo ahora. 

En algún momento u otro de la vida, quien más quien menos, se ha lanzado a intentar rascar las cuerdas y tocar cuatro acordes de alguna canción conocida. Y antes de que los dispositivos digitales reinaran en el planeta, en vez de suspirar por tener una PlayStation, muchos adolescentes hacían lo imposible para comprarse una guitarra eléctrica y poder emular a las estrellas del rock. Seguramente desde la aparición de las bases electrónicas y los 'sampleados' todo esto empieza a estar superado.

Los especialistas de la historia de la música explican que cada determinado período de tiempo aparece un instrumento que lo cambia todo. Uno de ellos es la guitarra eléctrica. Pese a correr el peligro de caer en el tópico fácil, puede decirse que es hija de su tiempo y que sin su existencia no se entendería la música popular del siglo XX. En este mismo espacio alguna vez ya hemos explicado la importancia que tuvo la introducción de la electricidad en la vida cotidiana. Sin eso habría sido imposible que la tradicional guitarra clásica acabara convirtiéndose en el mascarón de proa del blues y del rock.

Fue posible gracias a algunos pioneros que empezaron a buscar la forma de conseguir que el instrumento ganara volumen. Si alguien intenta tocar o cantar en un local a reventar de gente sin utilizar amplificadores ni micrófonos nadie lo podrá escuchar. Pues eso ya ocurría en el siglo XIX, y algunos guitarristas decidieron utilizar cuerdas de acero para conseguir un sonido con más cuerpo. Lo mismo hicieron con la caja que, además de diseñarla de mayor tamaño, también la construyeron metálica. Uno de los que más trabajó en ello fue el lutier Osville Gibson, padre de una marca que actualmente sigue fabricando algunas de los mejores modelos del mercado.

No es el único nombre famoso que entraría en escena. También lo hizo Adolph Rickenbacker, quien junto a George Beauchamp, idearon una pastilla electromagnética que amplificaba las vibraciones de las cuerdas. Corría 1931 y acababa de nacer la guitarra eléctrica. El problema era que el sonido que generaba era poco nítido por las reverberaciones de la caja, que seguía teniendo un espacio hueco en el interior como la española.

Uno de los que más vueltas le dio fue el jazzista Les Paul, que en colaboración con Gibson diseñó una guitarra de cuerpo macizo de madera de pino para minimizar cualquier vibración que no fuera la de las cuerdas sobre la pastilla. En honor a ese tándem se comercializó el modelo Gibson Les Paul, que es uno de los más populares del mundo. De cerca le siguen las de la marca Fender, que debe su nombre a Leo Fender, fabricante de guitarras que perfeccionó el diseño. Él aportó modelos icónicos como la Telecaster (inicialmente llamada Broadcaster) y la Stratocaster. Una de las virtudes de Fender era saber escuchar a sus clientes. Gracias a ello introdujo algunas innovaciones como la palanca encajada en el puente, que permite tirar de las cuerdas para conseguir una especie de vibrato muy característico, que los solistas utilizan para lucirse durante las actuaciones.

A partir de ese momento en Estados Unidos se estableció una competencia feroz entre Fender y Gibson que ayudó a mejorar las prestaciones del instrumento. Aparte esto les impulsó a lanzar al mercado guitarras con precios muy competitivos, al alcance de bolsillos modestos.

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Todo esto ocurría alrededor de la Segunda Guerra Mundial y era lo que necesitaba la juventud de los años 1950, sedienta de vida y diversión. Se unieron una serie de elementos que cambiaron el entretenimiento juvenil para siempre: la música grabada, los discos, las emisoras de radio y el rock&roll, con la guitarra eléctrica reinando por encima de todas las cosas.


Mayor volumen

La guitarra eléctrica nació de la necesidad de dotar al instrumento de mayor volumen tanto en los conciertos como en las sesiones de grabación. Leo Fender se dio cuenta de que ese problema también lo tenían los contrabajistas e inventó el bajo eléctrico. Hoy en día muchos modelos siguen su diseño, que es una adaptación de la arquitectura de sus guitarras.