La pandemia

¿Son suficientes seis olas para gripalizar el covid-19? | Verificat

¿Estamos preparados para empezar a tratar el covid-19 de forma similar a como lo hacemos con la gripe?

Dos sanitarios practican una prueba para detectar el covid.

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Hace unos días, una entrevista daba la vuelta al mundo: el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, mencionaba que se está estudiando desde hace meses implementar un modelo para vigilar el covid-19 como si fuera una gripe: aceptando que el coronavirus se va a quedar entre nosotros y dejando de tratarlo como una emergencia. En sus palabras: que “vamos hacia una enfermedad endémica en lugar de una pandemia como hasta ahora”.

Pero, ¿estamos preparados para empezar a tratar el covid-19 de forma similar a como lo hacemos con la gripe? Analizamos qué implica este nuevo enfoque y por qué algunos expertos dudan todavía de los plazos que se plantea el Gobierno.

¿Por qué se plantea este escenario?

Pedro Sánchez afirmó que el asunto de la gripalización “es un debate necesario” este año y explicó que el Gobierno está desarrollando un plan para vigilar la enfermedad de forma similar a la gripe, lo que implicaría, por ejemplo, dejar de contar cada caso o no hacer un test a la menor sospecha de contagio. 

Es una estrategia que también ha anunciado recientemente el ‘conseller’ de Salut catalán, Josep Maria Argimon, en RAC1, asegurando que las cuarentenas, tal y como las entendemos hoy, desaparecerán en primavera. 

La razón de que los dirigentes políticos se estén planteando empezar a valorar el covid-19 con otros parámetros es, según ellos, el avanzado estado de vacunación de España respecto a otros países del mundo, unido a que la letalidad del virus ha pasado en España de un 13% (un dato que se calcula sobre los contagios detectados durante los peores momentos de la primera ola) a cerca del 1% (un dato global calculado desde el inicio de la pandemia que no tiene específicamente en cuenta el efecto de las vacunas en la reducción de la mortalidad). 

En total, la sexta ola de la pandemia en España se ha cobrado la vida de 5.507 personas desde su inicio, el 13 de octubre de 2021. Como referencia, en toda la temporada de gripe de 2018 hubo 6.300 fallecidos y en la de 2019, 3.900, aunque los datos no son comparables porque, como explica en su informe el Instituto Carlos III, “en las epidemias de gripe estacional, las defunciones asociadas a la gripe se han venido estimando de forma indirecta mediante modelos que calculan excesos de defunciones en períodos de circulación de virus gripales, respecto al nivel basal esperado en ausencia de la gripe”.

Pero, ¿en qué consiste esta gripalización? Básicamente se trata de hacer un seguimiento de la enfermedad similar al que se hace con la gripe. Las autoridades sanitarias españolas han estado trabajando durante meses en esta transición y ahora se encuentran ultimando este plan para empezar con una vigilancia que ellos llaman “centinela”. Aún no se ha determinado cuándo podría empezar a aplicarse, pero Sánchez estima que no será antes del final de la sexta ola, la actual, que se extiende desde el pasado 13 de octubre.

No estamos en ese punto

Esta propuesta ha aparecido en medios de todo el mundo, que han titulado que “Europa abre el debate a la gripalización del covid-19”, pero varios epidemiólogos y expertos en salud pública son todavía escépticos sobre las posibilidades de implementar el sistema a corto plazo: “Ni de lejos hemos llegado a este punto”, señala a Verificat Jeffrey Lazarus, jefe del Grupo de Investigación en Sistemas de Salud del Instituto de Salud Global (ISGlobal) de Barcelona y profesor asociado de la Universitat de Barcelona (UB). "Siempre llegamos tarde a las nuevas variantes y si hay una nueva que puede escapar a la vacuna, aunque sea parcialmente, las consecuencias pueden ser devastadoras. Por eso hay que irse preparando incluso cuando haya pocos casos", señala el experto. 

Coincide con él Joan Caylà, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEP) y coordinador de la Fundación para la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona (fuiTB): "No hay que subestimar la pandemia. Incluso el Ministerio de Sanidad está diciendo que hay 100 fallecidos diarios de media. Estamos normalizando una cifra astronómica de muertes diarias". 

Antes de recurrir a la gripalización de la pandemia, Caylá insiste en que hay que mejorar la vigilancia epidemiológica. “Algunas comunidades autónomas no recogen bien los datos, y los positivos por test de autodiagnóstico deben ser registrados en la historia clínica y de salud pública”, apunta. 

Por su parte, Lazarus considera que aún quedan “medidas de salud pública que no se han tomado, como mejorar la ventilación o requerir el certificado covid” en algunas comunidades. “Es decir, todavía hay cosas que se pueden hacer antes de dejar que se infecte a la población", concluye. 

También la Organización Mundial de Salud insta a echar el freno. Aunque estos días las redes sociales y los medios se han llenado de artículos en los que la OMS al parecer había declarado que veía “plausible el final de la pandemia en Europa tras ómicron”, el comunicado oficial no indica tal cosa. En su lugar, el director regional de la OMS en Europa, Hans Kluge, ha señalado que podríamos estar entrando en una “nueva fase de la pandemia”, pero “aún es demasiado pronto para bajar la guardia”. 

Tedros Adhanom, director de la OMS, ha recordado en otro comunicado que “al igual que otras variantes previas, ómicron sigue causando hospitalizaciones y muertes”, y que aunque “parece ser menos severa en comparación con delta, especialmente en vacunados, no significa que deba categorizarse como ‘suave’”. Recuerda que el tsunami de casos es tan grande y rápido, “que está colapsando los sistemas de salud en todo el mundo”, dando lugar a “fallecimientos que podrían haberse prevenido, ya no solo por covid-19, sino por otras enfermedades y accidentes donde los pacientes no pueden ser tratados a tiempo”. 

Respecto a las secuelas que deja el covid-19 en comparación con las de la influenza, un estudio reciente publicado en PLOS Medicine ha determinado tras analizar los datos de 270.000 pacientes con covid-19 y otros 115.000 con gripe, que aunque esta última puede causar síntomas físicos y psicológicos duraderos durante meses tras la infección, los afectados por el covid-19 son más propensos a sufrir estos efectos a largo plazo.

Endémico no significa necesariamente leve

Paralelo al debate de la gripalización ha surgido la cuestión de si convertir durante este año el covid-19 en una enfermedad endémica. También Pedro Sánchez habló de ello en la entrevista, señalando que “la situación no es la misma que hace un año” y que “hay que ir evaluando la evolución del covid hacia una enfermedad endémica”.

Este comentario puede interpretarse como que la enfermedad será menos letal, más superficial y, en definitiva, más tolerable socialmente, pero endémico es que el número de casos en un lugar concreto se mantiene estable, y que no es tan habitual ver brotes como en una pandemia, que afecta a una región menos localizada y es más global. 

Si bien es cierto que hay cierto consenso científico en que “el escenario más probable para los próximos años o décadas es que el SARS-CoV-2 se convierta en endémico”, tal y como recoge ISGlobal, de nuevo, hay científicos que critican que se plantee en este momento porque endémico necesariamente no significa necesariamente inofensivo. Uno de ellos es Aris Katzourakis, investigador en la Universidad de Oxford (Reino Unido) que investiga la evolución de los virus y que ha publicado en la revista Nature un artículo de opinión sobre el tema, recordando que enfermedades como la malaria, que mató a más de 600.000 de personas en 2020, o la tuberculosis, que se cobró la vida de 1,5 millones, son endémicas (y no leves, precisamente).

Aunque la mortalidad de la tuberculosis o la malaria es elevada (en 2019, causaron 1,4 millones y 627.000 muertes respectivamente), el covid-19 es actualmente según la OMS la infección que más personas mata en el mundo, con más de 5,6 millones de muertos desde el inicio de la pandemia.