Entrevista

Xavier Rius: "Las ‘fake news’ generan miedo, que es de donde sale el voto ultra"

Periodista, escritor y columnista de EL PERIÓDICO, Rius acaba de publicar ‘Els ultres són aquí’ (Pòrtic Edicions), una minuciosa reconstrucción del resurgimiento de la ultraderecha en España hasta su llegada a las instituciones que aporta las claves necesarias para entender cómo es que estamos aquí.

Xavier Rius, autor de ‘Els ultres són aquí’, fotografiado en la avenida Gaudí, en Barcelona.

Xavier Rius, autor de ‘Els ultres són aquí’, fotografiado en la avenida Gaudí, en Barcelona. / Jordi Cotrina

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Mauricio Bernal
Mauricio Bernal

Periodista

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-Se detiene mucho en la inmigración al comienzo de su libro. La llegada de inmigrantes, las polémicas por las mezquitas. ¿El detonante del resurgimiento de la ultraderecha en Europa fue la inmigración?

-Fue la inmigración. La inmigración sobre todo y después el rechazo a Bruselas y a las imposiciones de Bruselas. A la moneda única y a que nos digan desde cuáles deben ser las dimensiones de las jaulas de las gallinas ponedoras. Inmigración y antieuropeísmo. Esos han sido sus grandes ejes.

-Describe el crecimiento de la ultraderecha en España y explica cómo se fue al garete la famosa excepción española. Vamos a lo más local. Dígame, ¿cómo describiría el papel que jugó el ‘procés’ en el crecimiento de Vox?

-A ver. Este es un tema delicado. Empecemos recordando que Vox es una escisión del PP, con Vidal-Quadras y Abascal que estaban en contra de que Rajoy no derogara la ley del aborto, la ley de memoria histórica, la ley del matrimonio homosexual. En segundo lugar estaba el tema de los supuestos pactos con ETA para su disolución, que Rajoy no cuestionó. Y luego surgió el ‘procés’, y que Rajoy supuestamente no aplicó el 155 cuando tenía que aplicarlo. Con estos antecedentes, el salto lo da Ortega Smith cuando, una vez decapitado Manos Limpias, se queda él solo con el espacio para hacer de acusación popular en el tema del ‘procés’.

-Lo cual le dio visibilidad, sobre todo. La que no había tenido hasta entonces. Es lo que dice en el libro.

-Sí, eso fue fundamental porque fue ganando cuota de telediario a medida que ejercía la acusación popular en el TSJC, en el juzgado 13, en la Audiencia Nacional, en el Supremo… y a medida que iba solicitando medidas cautelares. Este es un tema muy complicado porque a veces me dicen: “Es que tú estás diciendo que la culpa fue del ‘procés’”, y no. No es así. Primero fueron la ley de memoria histórica, la ley de matrimonio homosexual, todo lo que ya he mencionado. Con esto no acababan de arrancar, y con lo que arrancan finalmente es con la visibilidad de Ortega Smith haciendo de acusación.

"El salto lo da Ortega Smith cuando una vez decapitado Manos Limpias se queda él solo con el espacio para hacer de acusación popular en el tema del ‘procés’"

-Y todo eso acabó con la famosa excepción española.

-Sí. Durante mucho tiempo la pregunta fue esa, por qué España era una excepción, por qué no tenían presencia aquí los dos grupos políticos que emergieron a finales del siglo XX, ni los verdes ni la ultraderecha. Bueno, los verdes se consumieron en luchas cainitas en su momento, y en cuanto a los ultras, yo diría que tal vez no arrancaban porque la ultraderecha sociológica estaba en el PP, y porque en España, afortunadamente, hay menos sentimiento racista. Si usted mira las estadísticas de Alemania sobre ataques a mezquitas, a inmigrantes… En España, si comparamos, esos ataques han sido una anécdota, afortunadamente.

-Lo de que España no es un país racista se puede cuestionar. Ahora que hay legitimación política se ven más ataques. Quizá antes los racistas se ocultaban porque estaba mal visto.

-En el tema de la ultraderecha, y hablo en general, yo lo que creo es que ahí entra el sentimiento de culpa del franquismo. Estaban calladitos en el PP.

-Desde tiempos de Anglada la ultraderecha ha mostrado debilidad por las ‘fake-news’. ¿Forma parte de su manual de comportamiento?

-Claro, porque a través de las ‘fake news’, más que la razón, abrazan las emociones, los miedos. Las ‘fake news’ generan miedo, que es de donde sale el voto de la ultraderecha: “Yo no soy ultra, pero en esto Vox tiene razón, voy a votar a Vox”. Además, las ‘fake news’ tienen que si tú vas a intentar rebatirlas haces que se hable de ello durante tres días.

-Que es parte de la estrategia, supongo.

-Claro. Da igual que al final lo desmontes. Como me decía Anglada a mí, ‘l’important es que parlin de mí, encara que sigui malament’.

"Hay un sector del antifascismo que se planta delante de Ortega Smith y: “¡No pasarán, no pasarán!”, lo cual es totalmente infructuoso, sobre todo si se descontrola"

-Eso me recuerda un artículo suyo en EL PERIÓDICO en el que hablaba de las contramanifestaciones antifascistas, y de cómo ayudaban a la ultraderecha.

-Sí. Yo creo que si no la vas a poder controlar, hazla un día antes o un día después. Pero hay un sector del antifascismo, un sector de la CUP o del sector libertario que se plantan delante de Ortega Smith y: “¡No pasarán, no pasarán!”, lo cual es totalmente infructuoso, sobre todo si se descontrola. Y generas unas imágenes que en otros lugares de España suscitan la siguiente reflexión: “A mí Vox no me gusta, pero es que a estos catalanes no los soporto, voy a votar a Vox”. Es un tema polémico, y muchos sectores del antifascismo están en contra mía por eso.

-¿El mérito de Vox ha sido aglutinar?

-Sí, Vox ha aglutinado. Al sector ultracatólico, a los que rechazan el matrimonio homosexual, a los de aborto cero, a los franquistas… Los ha aglutinado porque, al igual que el Frente Nacional en Francia, intenta conseguir el apoyo de segmentos de población particulares. Por ejemplo, si existe la idea de que la ley castiga a los padres en el divorcio, entonces ellos van a buscar a la asociación de padres por la custodia compartida, tal y como hacía Le Pen con los cazadores, por ejemplo. En Catalunya trabajan con el tema de la unidad de España y en Madrid con temas como el aborto, la ley homosexual, etcétera. Con la guinda, ahora, del ‘no’ a las restricciones.

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-Sin el ‘procés’, ¿qué posibilidades tiene Vox de seguir creciendo en Catalunya?

-El tema es que en el Parlament de Catalunya Vox es irrelevante numéricamente: no pueden cambiar ninguna mayoría con sus 11 diputados, mientras que la CUP con sus nueve sí puede. Y por eso están agitando el tema de la seguridad ciudadana y la delincuencia, y criminalizando la inmigración. Intentar crecer por aquí, y también querrán crecer con el tema de la lengua.