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Mitos y datos sobre los peligros de la energía nuclear | Verificat

Central nuclear de Ascó.

Central nuclear de Ascó. / Roger Segura/ACN

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Los españoles consideran la energía nuclear más peligrosa que beneficiosa para la mayoría de la población. Los resultados de la Encuesta de la Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología realizada en 2020 por la Fundación Española de la Ciencia y la Tecnología (FECYT) muestran que casi el 72% de los encuestados considera que esta energía es muy o bastante peligrosa, mientras que apenas un 33% cree que tiene muchos o bastantes beneficios, y otro 17,5% no le concede ningún beneficio. Sin embargo, ¿justifican los datos históricos esta percepción? Analizamos cinco de los mitos que han acompañado a las centrales nucleares a lo largo de la historia.

La energía nuclear es una fuente de energía peligrosa - Engañoso

La energía nuclear se cuenta entre las más seguras del mercado, si se considera el número de personas que han fallecido en la historia por cada unidad de energía generada. De hecho, se encuentra prácticamente al mismo nivel que las energías renovables (aunque ligeramente superior), mientras que las fuentes de energía fósil se cobran entre 40 y 500 más vidas por unidad de energía generada.

Sin embargo, los accidentes nucleares más graves han tenido un impacto mucho más allá de las vidas humanas. Las centrales “tienen una seguridad muy alta pero también unos riesgos muy altos”, reflexiona Víctor García, investigador predoctoral de radiofísica y protección radiológica en la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC). “La radiación no la puedes parar con una pared”, precisa Manel Sanmartí, director de la Unidad de Transferencia de Tecnología y líder del grupo Barcelona Fusion Center en el Instituto de Investigación Energética de Catalunya (IREC).

Los accidentes nucleares se clasifican en una escala llamada INES, creada por la Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés) y que va del 0 al 7 en función de su gravedad. Esta escala abarca todos los tipos de accidentes de este tipo, no solo los producidos por una central nuclear, como explica a Verificat Alexandre Deltell, profesor en la Universitat de Girona (UdG) y miembro del Grupo de Investigación en Ingeniería de Fluidos, Energía y Medio Ambiente (Grefema). “La gestión de residuos médicos o industriales también podrían provocarlos”, apunta. Entre los niveles 1 y 3, el incidente no tiene afectación fuera de la instalación donde se haya producido, mientras que los de orden superior reflejan accidentes con consecuencias que superan los límites del centro. 

A lo largo de la historia, ha habido un total de 20 eventos de nivel 4 o superior, 18 de los cuales han tenido lugar en centrales nucleares o en instalaciones relacionadas con ellas. Entre ellos, 6 han tenido consecuencias más allá del entorno inmediato de la central. Los de Chernóbil (en 1986) y Fukushima (2011) son los dos únicos a los que se les ha otorgado la categoría máxima de la escala de gravedad. Estas cifras se dan en un contexto de 18.500 años combinados de funcionamiento de reactores nucleares, con lo que “la tasa de fallos podría considerarse, seguramente, baja”, según el experto.

La radiación se cobró la vida de 31 personas en Chernóbil de manera directa, pero también tiene efectos a largo plazo, para los que las estimaciones varían ampliamente: la ONU calcula que las muertes atribuibles al accidente llegarán a las 4.000, mientras que un estudio de la revista 'Nature' eleva la cifra a 16.000 y otro impulsado por el European Green Party llega hasta los 30.000 o 60.000. En el caso de Fukushima, la radiación no causó ninguna víctima mortal de manera directa pero, indirectamente, a causa de la fatiga y el estrés de la evacuación, el episodio se cobró 573 muertes. A largo plazo, las estimaciones varían entre una muerte por radiación y los 1.000 fallecimientos en total.

La energía nuclear no contamina - Engañoso

Es cierto que las centrales nucleares apenas producen CO2, el principal gas con efecto invernadero y, de hecho, “sus emisiones heredadas (procedentes de la construcción de la central, por ejemplo) se encuentran aproximadamente al mismo nivel que la [energía] eólica y por debajo de la [energía] hidráulica”, explica Deltell. Por otro lado, sí emite otros contaminantes como la radiación, aunque a niveles muy bajos, puesto que aumenta la del entorno, de media, 0,0002 mSv al año, unas 3.000 veces menos que la exposición que recibimos al hacernos una radiografía; y la temperatura, a través del vapor de agua que sale de las torres de refrigeración y la que vierte al río (limitada a 3ºC por encima de la temperatura del agua).

Sin embargo, las centrales nucleares generan residuos radiactivos que pueden ser vertidos al medio hasta llegar a un total de 0,15 mSv al año (una cuarta parte de la radiación a la que nos exponemos con cada radiografía). El resto, según explica el departamento de prensa de Foro Nuclear a Verificat por correo electrónico, “se acondicionan y almacenan con todas las garantías de seguridad”. ¿Qué significa esto?

Los residuos de baja y media actividad, aquellos que emiten menos radiación, dejarán de ser activos al cabo de unos cientos de años y se almacenan en superficie, es decir, que no hace falta mantenerlos bajo tierra. En cambio, los de alta actividad, que representaban en 2006 un 6,7% del total de residuos nucleares pueden mantenerse emitiendo altas tasas radiativas miles o decenas de miles de años y necesitan de un cuidado por etapas: un primer enfriamiento en las piscinas de las centrales, un almacenaje temporal posterior, para llevarlos finalmente a su lugar de descanso definitivo bajo tierra en un almacén geológico profundo.

Las centrales nucleares españolas son antiguas y, por lo tanto, poco seguras - Engañoso

Las centrales se diseñaron para tener una vida mínima de 40 años y las cinco con las que cuenta España con siete reactores en activo (dos de ellas ubicadas en Catalunya, Vandellós y Ascó) tienen más de 30 años de edad: la más antigua, Almaraz, empezó a funcionar en 1983, y la más nueva, Trillo, en 1988. Sin embargo, el tiempo de funcionamiento puede alargarse en función de los resultados de las revisiones que pasan estas instalaciones para garantizar su seguridad. Las centrales pasan controles periódicos como mínimo cada 10 años, aunque el plazo “se ha acortado a siete años en el reactor de Almaraz I y a ocho años en el de Almaraz II. 

De hecho, el Centro de Seguridad Nuclear (CSN), encargado de recopilar los incidentes y accidentes acaecidos en las centrales españolas, muestra una tendencia a la baja de dichos sucesos a medida que las centrales envejecen.

Las centrales nucleares están desapareciendo en Europa - Falso

Europa cuenta con 178 reactores nucleares en activo, según los datos de la IAEA, pero estos están repartidos de manera muy desigual a lo largo y ancho del territorio: en 2019, 13 de los 27 estados miembros de la Unión Europea contaban con reactores nucleares instalados en el país, que fueron los responsables de generar más de una cuarta parte de la energía consumida en Europa. Sin embargo, pese a que el número de centrales activas ha decrecido en los últimos años, las tendencias son muy dispares en cada país.

Por un lado, Alemania va camino de cumplir con su objetivo de no tener ninguna central nuclear en su territorio a finales de 2022: de las 17 que tenía operativas en 2010, solo quedaban seis en activo en 2021, de las cuales tres cerraron en diciembre pasado y las otras tres deberán hacerlo en 2022. Bélgica quiere desmantelar todas sus centrales en 2025 y Suiza ya no permite actuar sobre sus centrales para garantizar una salida cuando dejen de ser operativas. En el caso español, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) prevé el cierre de cuatro de los reactores activos hasta 2030, para clausurar el resto hasta 2035.

En contraposición, los líderes políticos de Francia, Polonia, Rumanía, República Checa, Hungría, Eslovaquia y Eslovenia firmaron en marzo de este mismo año una carta dirigida a Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en la que pedían que se tuviera en cuenta el papel de la energía nuclear en la política climática y energética de la Unión. Según datos de Foro Nuclear, a 31 de diciembre de 2020 había 12 reactores nucleares en construcción en el Viejo Continente. “Los datos no parecen indicar una desaparición de la nuclear en la UE ni a corto ni a medio plazo”, concluye Deltell. 

“Hay que evaluar qué coste tiene”, perfila Sanmartí, “a día de hoy, eliminar nucleares y fósiles es inviable”. Alemania, por ejemplo, ha necesitado de electricidad producida por carbón y gas natural, además de incrementar la importación energética, para suplir el cierre de sus centrales nucleares, según este estudio.

Las energías renovables pueden suplir a las centrales nucleares - Engañoso

“A corto plazo, no”, responde Sanmartí, a la pregunta de si el volumen de energías renovables puede llegar a suplir toda la que se produce en las centrales nucleares. La suma de las energías renovables españolas (un 44% del total) supera el aporte energético de la nuclear (un 22,2%), sí, pero aun así, esta última es la primera fuente de energía en España, produciendo, eso sí, a un nivel muy similar a la eólica. Es decir, que para tener la capacidad de sustituir la energía nuclear por la que generan los molinos, habría que “aproximadamente doblar el parque eólico actual, suponiendo que el factor de planta o capacidad se mantiene”, explica el experto de la UdG. 

Sin embargo, “las energías renovables necesitan una alternativa debido a su variabilidad” reflexiona el investigador predoctoral de la UPC. “Son energías discontinuas y no modulables”, coincide Alexandre Deltell, es decir, no siempre producen energía y no podemos controlar cuándo lo hacen y cuándo no, por lo que necesitan una energía de respaldo, que evite una diferencia entre electricidad generada y consumida.