Libros para entender +

La guerra híbrida, un concepto amplio de guerra sin armas, explicada en ocho obras

El conflicto de contornos difusos que los analistas llaman guerra híbrida está de plena actualidad con la crisis en la frontera entre Bielorrusia y Polonia. Hay quien ve en el clásico ‘El arte de la guerra’, de Sun Tzu, una de las primeras aproximaciones a esta estrategia. Otras obras, mucho más recientes, también la abordan.

combo

combo

4
Se lee en minutos
Albert Garrido
Albert Garrido

Periodista

ver +

La crisis provocada por Bielorrusia en sus fronteras con Polonia y Lituania ha incorporado el término guerra híbrida al léxico destinado a describir una determinada forma de agresión o desafío, a menudo de contornos evanescentes, aunque se concrete en acciones con propósitos precisos aunque no explicitados o falseados por sus inductores. Los analistas que han intentado precisar el significado de guerra híbrida se han remontado en ocasiones a las enseñanzas de Sun Tzu en ‘El arte de la guerra’ –siglos VI y V a. C.–, con su famosa idea fuerza “desacredita cuanto está bien en el país del adversario”, pero hay también quienes buscan una cobertura descriptiva de esa forma de guerra en la teoría del pensamiento complejo desarrollada por Edgar Morin.

J. J. Patrick es de los que se remonta a las aportaciones del clásico chino en ‘The art of hybrid war’ (New Publisher, 2021) para buscar una fundamentación de esa no guerra o guerra sin armas, o puede que guerra con armas sin uniformes reconocibles –una forma de agresión llevada a cabo por actores no identificados–, que exime a sus promotores de reconocer que lo son. Algo que modifica, pero no desacredita el aserto de Carl von Clausewitz: la guerra es la continuación de la política por otros medios.

Josep Baqués define la «zona gris» como un tipo de amenaza o conflicto en la que los actores se amparan «en la ambigüedad de sus acciones»

Incluso para un autor de novelas de espionaje como el francés Patrick de Friberg, Sun Tzu fue un adelantado al vislumbrar cuáles son los rasgos distintivos de esta zona de nadie en la que pocos reconocen la naturaleza de la guerra y aún son menos los que se atreven a hablar de paz. Lo hace en ‘La doctrine Guerrassimov’ (Les Éditions Changer d’Ère, 2021), que encabeza con una serie de máximas extraídas de ‘El arte de la guerra’, bastante esclarecedoras de la noción que Friberg tiene de guerra híbrida, fácilmente asociable a la idea general que desarrolla Josep Baqués en ‘De las guerras híbridas a la zona gris: la metamorfosis de los conflictos en el siglo XXI’ (UNED, 2021).

Los argumentos de Baqués van más allá de los de autores que antes que él han reflexionado sobre esa forma de conflicto. En ‘Techno-guérilla et guerre hybride’, Joseph Henrotin estableció en 2014 el hostigamiento a través de la red, la insurgencia y el terrorismo global como nuevas formas de agresión más sutiles, menos detectables, donde los ataques no convencionales son sistemáticamente negados por sus responsables últimos. Baqués amplía considerablemente el ángulo de visión: “La zona gris es un tipo de amenaza, estrategia o conflicto híbrido, generada por actores moderadamente revisionistas (normalmente estados) cuando persiguen fines similares a los de una guerra (pero evitando que llegue a estallar), amparándose en la ambigüedad de sus acciones”.

Aplicado al caso concreto de la rivalidad Este-Oeste, Mark Galeotti acota el significado de guerra híbrida en ‘Russian political war’ (Routledge, 2020). “Moscú lleva a cabo una campaña geopolítica agresiva para afirmar su reclamado estatus de superpotencia y socavar las capacidades de Occidente de limitarlo”. El autor piensa en los sucesos en Bielorrusia y en la guerra de baja intensidad, elementos de presión en ambos casos sobre la Unión Europea. Las misma modalidad de presión que ejerce Turquía, que alberga en Asia Menor a más de tres millones de refugiados cuyo objetivo inicial era cobijarse en Europa, o Marruecos, al provocar en mayo un flujo incontrolado de jóvenes migrantes en la frontera de Ceuta: en ambos casos, la tensión provocada es evidente.

Entretodos

Publica una carta del lector

Escribe un 'post' para publicar en la edición impresa y en la web

Noticias relacionadas

Cree el analista estadounidense Andrew Korybko, autor entre otros títulos de ‘Hybrid wars: the adaptative approach to regime change’ (2015) y de ‘The law of hybrid war’ (2017), publicados ambos por Peoples’ Friendship University of Russia, que el objetivo final de las guerras híbridas que desencadene en el futuro Occidente no será muy diferente: irán contra China, la Nueva Ruta de la Seda y otros 30 países. Acaso la decisión de Joe Biden de no invitar a Xi Jinping a la Cumbre por la Democracia sea el cumplimiento atenuado del vaticinio de Korybko. Algo que, en todo caso, no ayuda a determinar el significado último de guerra híbrida y aún menos a alertar sobre los riesgos de que tales modalidades de presión desemboquen en conflictos armados convencionales entre dos estados o entre bloques.

En el último número de ‘La Vanguardia Dossier’, el profesor Hakan Gunneriusson recuerda que los primeros años de este siglo arraigó la expresión "operaciones basadas en efectos", algo que cabe asimilar a las guerras híbridas sin forzar mucho la mano. Lo que sucedió es que hacia 2008 cayó en desuso a causa de su polisemia, que da pie a demasiadas interpretaciones y, según el Pentágono, “amplía la confusión e incrementa la sensación de previsibilidad mucho más allá de lo que cabe esperar”. Quizá sucede hoy lo mismo con el recurso constante a la idea difusa de guerra híbrida.