Cuando las mujeres de Lorca hablan

“Es un libro de liberación, una historia de luz, un proceso de catarsis. He querido simbolizar que, como las mujeres de Lorca, todas estamos aisladas y tenemos que escucharnos”, señala Bernal-Triviño. La escritora y la dibujante esbozan a continuación los rasgos de algunos de los principales personajes de la obra del poeta andaluz. 

Doña Rosita

De aires románticos, parece que ha tenido una vida más dulce que el resto de las mujeres y que no ha sufrido la violencia que han experimentado las demás, pero su trayectoria también es muy amarga. A través de ella, Lorca habla del desprecio a las solteras. Por eso, lo que Doña Rosita le pide a Federico en el libro es estar “soltera de verdad”, sin el peso de las habladurías y el reproche social. Curiosamente, todavía hoy sigue habiendo una desconfianza hacia las mujeres que deciden no casarse.

La Zapatera

Casada muy joven con un hombre mayor, no es consciente de que ha sido en muchas ocasiones víctima de violencia. No se siente intimidada y encara las situaciones con desparpajo, aunque en privado admite sentirse superada por las críticas que recibe cuando decide separarse de su marido, con el que al final vuelve. “A pesar del qué dirán, me busqué la vida. Por las noches lloraba, pero de día seguía hacia delante sin lágrimas”, les dice a sus compañeras la zapatera prodigiosa, un personaje que alivia la tensión con un punto cómico. 

Belisa

La esposa de don Perlimplín -poco agraciado físicamente- descubre el deseo a través de una persona equivocada y arrastra una gran culpa porque su marido termina suicidándose. Atravesada por un conflicto interior, desvela la necesidad de encontrar el cariño más allá del matrimonio concertado. En la obra, cuenta que era una persona alegre hasta que un hombre se cruzó en su camino y dejó de ser un verso libre para ser “un verso al orden”. Al intentar romper aquella rígida estructura, fue castigada.

Bernarda Alba

Severa, tiránica y controladora. Es la guardiana de la honra de sus hijas y su bastón rodeado de espinas es símbolo de mando y reflejo del sufrimiento que le hace padecer a las mujeres que le rodean, obligadas a vivir el luto encerradas en casa. Le preocupa el qué dirán, la mirada ajena, los murmullos del pueblo. Piensa que la única salida decente es el matrimonio y que las mujeres han venido al mundo a sufrir. A veces resulta abominable, pero oculta mucho dolor y lucha por lo que cree bueno para todas.

La novia

La protagonista de 'Bodas de Sangre' llega a la cita con el resto de personajes descalza y despeinada, un tanto salvaje tras andar por las montañas, y con la mirada perdida. La pureza, representada en la corona de jazmines, se mezcla con la culpa que carga por haber escapado el día de su boda. Una disputa al alba termina con su novio y su amante asesinados y desde entonces vive sola y repudiada. En el libro, esa culpa se va desvaneciendo a medida que las mujeres hablan y comparten experiencias.

Dolores, la Conjuradora

Es la hechicera a la que acude Yerma para quedarse embarazada. Aporta la magia y guía al resto en su búsqueda interior trayendo al presente el espíritu de Lorca. A través de ella se narra la historia de esas brujas tachadas de mujeres peligrosas. Muchas fueron torturadas y perseguidas por tener conocimientos. Por eso durante siglos a la mujer se le vetó el acceso al saber. Simbolizan la rebeldía. Son supervivientes, desafían las normas y son blanco de calificativos que aun hoy intentan deshumanizar a la mujer.

Yerma

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Representa la tragedia de la mujer estéril. Tiene que lidiar con un conflicto interior y se ve consumida por un deseo frustrado, angustiada e infeliz porque cree que, a diferencia de los hombres, que tienen otras vidas, la finalidad de las mujeres no es otra que la de ser madres. Por eso, no tener hijos es tanto como ser una mala mujer. Aquí se lleva al extremo la obligación social impuesta a las mujeres, una carga que, de manera muy sutil, sigue presente en los mandatos de la sociedad patriarcal.

Mariana Pineda

Víctima de la represión en la Granada de 1831 por bordar 'Libertad, Igualdad y Ley' en una bandera, esta mujer inspirada en un personaje real no solo desafía la norma social sino la política, enfrentándose al sistema. Por eso es condenada. Defiende la conquista de la libertad, concepto muy manido e interpretado desde un punto de vista masculino, y encarna a esas mujeres que desde la Revolución Francesa levantan la voz para reclamar igualdad de derechos para la mitad de la población marginada de ellos.