ENTENDER + el dinero de las familias

Ahorrando en mar revuelto

Ya sea por las restricciones que ha comportado o por pura precaución, la pandemia está provocando un aumento del ahorro de los españoles, incluso en hogares que no se han visto afectados laboralmente. El Gobierno estima en unos 50.000 millones este ese ahorro embalsado. En un escenario como el actual, con bajos tipos de interés e inflación al alza, muchos ahorradores se preguntan qué hacer con ese dinero para que su esfuerzo no pierda valor. Joan Torras Ragué, profesor de EADA Business School, y Roberto Knop, del IEB, dan algunas pistas.

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hucha / Stevepb (Pixabay)

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Joan Torras y Roberto Knop

La tasa de ahorro de los hogares se situó en el 8,8% de la renta disponible en el segundo trimestre del año, moderándose así respecto al 14% del trimestre anterior y muy por debajo del 22,3%, el máximo que llegó a alcanzar un año antes en pleno confinamiento, según datos del INE. Las familias españolas ahorraron entre abril y junio un total de 38.524 millones de euros y elevaron su gasto en consumo un 24,1%, hasta los 165.189 millones.

Invertir con alta inflación y bajos tipos de interés

Joan Torras Ragué. Economista y profesor de finanzas de EADA Business School

A la hora de invertir nuestros ahorros, hoy en día, es francamente difícil encontrar productos con una rentabilidad aceptable sin asumir más riesgos de los que estaríamos dispuestos en otras condiciones de mercado. 

Por un lado, el actual entorno de tipos de interés no favorece poder encontrar depósitos bancarios con rentabilidades por encima del 1% en el mejor de los casos, y en el caso de Europa, tampoco parece que vayan a cambiar mucho las cosas los próximos años. Ya nos lo dejaba a entrever Christine Lagarde a mediados de noviembre, insistiendo en que el Banco Central Europeo no se precipitaría a la hora de endurecer los tipos de interés. ¿Qué significa? Nos tenemos que acostumbrar a que los depósitos bancarios nos van a dar una rentabilidad muy baja durante un futuro próximo.

Por otro lado, tenemos una inflación elevada, derivada de las interrupciones en las cadenas de suministro, el aumento de los precios de la energía (que supone la mitad del incremento de la inflación), escasez de semiconductores, etc… situándonos para final de año en cifras de inflación por encima del 4%, cuando el objetivo del BCE es el 2%. Si sumamos las dos variables, tenemos un escenario de inflación alta y política monetaria laxa.

Aunque la inflación nos pueda generar cierta intranquilidad, es buena y necesaria para la recuperación de la economía, y va a ser transitoria. El catalizador para una recuperación sostenida dentro de un entorno inflacionista es que la demanda crezca, y ahora mismo, el exceso de ahorro de los hogares y la demanda reprimida derivada de la crisis del covid deberían proporcionar apoyo duradero a la expansión económica que estamos experimentando. Al crecer la demanda, la oferta se va acomodando a ella; y ya estamos viendo aumentos de producción de semiconductores, chips…, los inventarios y las inversiones van al alza, y con el paso de los meses, se reducirá la inflación y ayudará a la recuperación del PIB.

Pero, ¿qué podemos hacer con nuestros ahorros para obtener una rentabilidad que nos compense el efecto de la inflación? Nos queda todo el ecosistema de la renta variable, pero con matices. Si se consolida la recuperación, y la demanda se mantiene, las bolsas tienen mucho recorrido aún.


/ EFE

A la hora de invertir, especialmente en renta variable, deberíamos plantearnos ¿qué riesgo queremos asumir?, pero también ¿cómo vemos el mundo en unos años? Si respondemos a estas dos preguntas, la estrategia de inversión tiene más posibilidades de ser acertada, porque estamos inmersos en un cambio de paradigma, estamos viviendo una revolución tecnológica y energética

Se trata de apostar por las cosas que creemos que van a cambiar el mundo

Sectores como las energías renovables, los semiconductores, el hidrógeno como combustible, la computación cuántica, la inteligencia artificial, la gestión del agua, la robótica o la industria farmacéutica están revolucionando el mundo tal y como lo conocemos, y podemos hallar un universo de fondos de inversión temáticos que nos pueden ayudar a centrar nuestras ideas y hacer crecer nuestros ahorros. De lo que se trata es de apostar por las cosas que creemos que van a cambiar el mundo

Si no tenemos claro qué es lo que va a funcionar en el futuro, siempre podemos invertir directamente en un índice vía ETF (una cesta de activos financieros y valores cotizados que replican el comportamiento de un índice); de esta manera, simplificamos el riesgo diversificando en todas las acciones del índice. Históricamente, desde 1901, el activo que mejor se ha comportado (entre oro, mercado inmobiliario, renta fija y renta variable) ha sido la renta variable.

¿Y el mercado inmobiliario? Determinar si nos encontramos en una burbuja es muy difícil, y, además, la regulación sobre los precios de alquiler y los impuestos derivados de las operaciones inmobiliarias son altos, con lo que añadimos un plus de incertidumbre al activo y reducimos su potencial rentabilidad.

No es aconsejable invertir en criptomonedas más de un 5% de nuestro patrimonio

En cuanto al fenómeno de las criptomonedas, sigue siendo un activo con mucho riesgo, donde no se aconseja colocar más de un 5% de nuestro patrimonio. Si queremos entrar en este mundo debemos tener meridianamente claro el hecho de que podemos perder la totalidad de nuestra inversión, y debemos tener estómago para poder digerir las inmensas volatilidades que azotan el sector. Eso sí, antes de invertir un euro en alguna criptomoneda, tenemos que analizar qué proyecto hay detrás y cuáles son sus planes de futuro.

A modo de conclusión, estamos en un escenario de alta inflación y política monetaria laxa, y para poder hacer crecer nuestros ahorros, sería bueno estar posicionados en renta variable, preferentemente en fondos temáticos, mantener nuestras inversiones en el mercado inmobiliario, y, para los más arriesgados, tener algo de criptomonedas para dar un poco de alegría a nuestras carteras. 

 

¿Hipotecarse a tipo de interés fijo o variable?

Roberto Knop. Doctor en Ciencias Económicas, Miembros RICS y codirector del programa de especialización en Real Estate del IEB

Han sido numerosos los cambios que ha sufrido el mercado hipotecario español en los últimos años. Cambios normativos, de contextos de tipos de interés e impactos en el mercado inmobiliario, como consecuencia del covid-19.

Los cambios normativos han venido de la mano de la ley de contratos de crédito inmobiliario, que entró en vigor en 2019. Las bajadas de interés se han venido produciendo desde hace ya varios años en una acción propiciada por el Banco Central Europeo (BCE) y que en 2020 se intensificaba con la llegada del covid-19, requiriendo de estímulos adicionales en su política monetaria. De este modo, el euribor a 12 meses, principal referencia para préstamos hipotecarios a tipos de interés variable, alcanzó en 2021 los mínimos históricos en torno a -0,50%.

Ante la reactivación del mercado inmobiliario e hipotecario, el sector bancario ha entrado en una guerra de hipotecas

El mismo detonante provocaba alteraciones en el mercado inmobiliario impulsando nuevas necesidades en el mercado residencial, que vive actualmente un 'boom' relevante. El sector, además, se ve afectado por las nuevas políticas de alquiler que el Gobierno baraja. En este contexto, y una vez que gradualmente parece volverse a la normalidad en el mercado inmobiliario, el mercado hipotecario ha mostrado en 2021 un gran dinamismo que ha estado condicionado en gran medida por un importante embalsamiento de operaciones que el año anterior no se habían llevado a cabo. En esta reactivación del mercado inmobiliario e hipotecario, el sector bancario ha entrado en una guerra de hipotecas. Esta se produce en un contexto de tipos de interés bajos y que ya había propiciado que la demanda pusiese el foco en las hipotecas a tipo de interés fijo, cambiando por completo el perfil tradicional de financiación hipotecaria que históricamente había habido en España. 


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La pregunta que ahora muchos potenciales compradores de vivienda, y por tanto potenciales prestatarios de hipotecas, se hacen es: ¿hipoteca a tipo fijo o variable? Actualmente en España, a expensas de condiciones particulares, plazos, vinculaciones, etc, las condiciones de tipo de interés de las hipotecas a 20 años son aproximadamente las siguientes: a tipo fijo, entre 1,50% y 2%; hipoteca variable, euribor a 12 meses, más entre 1% y 2%.

En el caso de la hipoteca variable, al situarse actualmente el euribor a 12 meses en torno a -0,50%, el tipo resultante se situaría entre el 0,50% y 1,50%. Este tipo resulta inferior al tipo fijo, pero obviamente su vigencia se limita a 12 meses, quedando posteriormente un riesgo de variación del euribor, que en caso de subida igualaría o superaría al tipo fijo aplicable a toda la vida de la hipoteca. 

Si bien la amenaza proveniente de los niveles de inflación podría traducirse en subidas de tipos de interés (y por ende, del euribor) en los próximos años, queda aún por constatar el carácter que estas tensiones tienen. La perdurabilidad de las mismas evidentemente acabará condicionando las políticas monetarias de los principales bancos centrales del mundo y, entre ellas, la del BCE. 

Al margen de esta amenaza latente, la coyuntura actual de tipos a largo plazo en niveles relativamente bajos y la guerra abierta en las entidades financieras españolas para la captación de hipotecas hace propicio el escenario para la contratación a tipo de interés fijo. 

El tipo fijo ofrece certeza sobre la cuota hipotecaria que se pagará hasta el final, siendo esta actualmente baja

En cualquier contexto, este tipo de hipotecas ofrece algo especialmente relevante en un proyecto de financiación de vivienda para uso propio que no es más que la certeza. Las hipotecas a tipo fijo ofrecen certeza sobre la cuota hipotecaria que se tendrá durante toda la vida de la operación. Si, además, dicho tipo de interés se encuentra en niveles relativamente bajos, la decisión parece clara. No se puede negar que en una hipoteca a tipo fijo las cuotas que se van a pagar podrían resultar ser algo superiores respecto a una financiación a tipos de interés variable durante los primeros años. Sin embargo, es bastante probable que eventuales subidas de tipos que puedan tener lugar en el futuro, sin ser especialmente drásticas, acaben dejando la cuota hipotecaria a tipo fijo en situación ventajosa al cabo del tiempo. 

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Veamos a continuación algunos ejemplos sencillos en condiciones reales de mercado que permiten hacer una comparación en algunos escenarios. Para ello vamos a asumir una hipoteca de importe de 100.000 euros a 20 años y haremos una comparación de hipoteca a tipo fijo al 2% e hipoteca a tipo variable con un tipo fijo euribor a 12 meses más 2% (estando el euribor al -0,50%). La cuota mensual en el primer caso ascendería a 505,88 euros; en el segundo, a 482,55 euros. Si por ejemplo, tras tres años, el euribor a 12 meses subiese a 0,50% (y el tipo resultante fuese 2,50%), la cuota hipotecaria del préstamo a tipo variable subiría a 529,90 euros, es decir casi un 10% más de cuota mensual. 

En resumen, en el contexto actual resulta más recomendable la contratación de hipotecas a tipo fijo, a pesar de conllevar una cuota inicialmente mayor que las de tipo variable, pero los riesgos de subida de tipos en horizontes relativamente medios y largos respalda esa recomendación.  

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