ENTENDER + el turismo urbano

El puente de diciembre toma el pulso a Barcelona

Se acerca el largo puente de primeros de diciembre. Son días propicios para que aquellos que se lo puedan permitir, y con permiso de ómicron, la nueva variante del covid-19, hagan una escapada urbana. Barcelona puede reivindicarse de nuevo como destino de ‘city break’ y recuperar el pulso del turismo de compras, pero para ello debe aprovechar el actual momento de inflexión turística para tomar decisiones estratégicas de futuro. Daniel Imbert-Bouchard Ribera, del CETT-UB, y Gabriel Jené, de Barcelona Oberta, abordan estas medidas.

La Plaza Catalunya se viste de luces

La Plaza Catalunya se viste de luces / ELISENDA PONS

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Daniel Imbert-Bouchard Ribera y Gabriel Jené Llabrés

Con las luces de Navidad ya alumbrando las calles y a punto del encendido el próximo día 8 de la colosal estrella luminosa de 12 puntas que, a una altura de 138 metros, coronará la nueva torre de la Virgen María de la Sagrada Família, Barcelona invita a locales y turistas a vivir la Navidad en la ciudad. 

Barcelona va recuperando el pulso turístico. Los hoteles de la capital catalana recibieron en octubre a 494.753 clientes, la mejor cifra de todo el año, pero aún lejos de los registros prepandémicos. El turismo español representa el 26% de la clientela de los hoteles barceloneses. El puente de diciembre será un momento para medir el pulso de la ciudad como destino urbano y de compras.

Hacia ‘citybreaks’ más sostenibles

Daniel Imbert-Bouchard Ribera. Coordinador del Máster Oficial en Innovación de la Gestión Turística de los Destinos Urbanos – CETT-UB

Con permiso de la evolución de la pandemia, se acercan fechas propicias para realizar escapadas cortas en espacios urbanos para aprovechar de las diferentes opciones que estos ofrecen durante el último tramo del año. Ya sea para realizar compras navideñas, consumir actividades culturales, asistir a espectáculos o bien, simplemente, para pasear y respirar del ambiente que ofrecen las ciudades en invierno. En esencia, el auge de las escapadas urbanas responde a una causa derivada de múltiples factores que se potenciaron a finales de los años 90 y principios de este siglo. Principalmente, gracias a la llegada de los vuelos ‘low cost’ y a una mayor flexibilidad en adaptar los días festivos, combinando los fines de semana por parte de sus visitantes. Ambos aspectos, junto con una trabajada promoción de las administraciones turísticas, han permitido con el tiempo dilatar la estacionalidad más allá de épocas estivales. 

De este modo, los principales destinos denominados de ‘city break’ se han ido consolidando a partir de una demanda internacional que ha creado un imaginario claramente representado por capitales con un carácter abierto, cosmopolitas y culturalmente atractivas. Destinos que tienen en común una buena conectividad, una generosa capacidad y diversidad de alojamiento y un abanico de experiencias pensadas para ser consumidas en pocos días.

Aumenta la conciencia hacia un turismo que no dependa de medios de transporte incompatibles con la emergencia climática

Sin embargo, al margen de estas grandes urbes, conviene también tener en cuenta que las ciudades consideradas medias -en cuanto a tamaño y alcance- han ido abriéndose paso en los últimos tiempos, ofreciendo propuestas cada vez más sugerentes a la vez que genuinas, enfatizando en lo local e identitario. Este turismo urbano de proximidad se ha ido estructurando, cada vez más, en un contexto claramente supeditado a unas fuertes restricciones de movilidad internacional por la pandemia y a una mayor conciencia hacia un turismo más responsable que no dependa de medios de transporte incompatibles con la emergencia climática. Precisamente, son los ‘city breaks’ los formatos de viaje vinculados a desplazamientos que tienden a generar un fuerte impacto ambiental, si tan solo se viaja para unos pocos días a lugares muy alejados.  

Sin embargo, ante una necesidad de retomar el pulso al turismo urbano, estas escapadas permiten paulatinamente incrementar la confianza en la visita de estos tipos de destinos. Un aspecto que no ha pasado por alto para sus administraciones, que ya llevan trabajando en ello. De este modo, los destinos que apuestan por este tipo de formato deben cumplir con una serie factores diferenciales. Por un lado, tienen que ser ciudades accesibles, fáciles de andar y de pasear, cuya movilidad esté integrada con éxito mediante un transporte público ágil y cómodo. También es un aspecto clave para su competitividad como destinos de fin de semana si se permite la llegada mediante métodos más sostenibles como el tren -con 5 o 6 horas máximo de desplazamiento-. Además, estos destinos deberán cumplir con una buena y potente oferta cultural, que sea capaz de conjugar con los intereses de los visitantes de corta estancia. En este ámbito se pueden identificar museos, exposiciones temporales o incluso, también, dejar espacio para la gastronomía o asistencia a teatros y espectáculos musicales como elementos de atracción. 


/ Ricard Cugat

BCN debe articular una oferta turística que sea coherente y sostenible

Para el caso de Barcelona, se puede reafirmar como destino de ‘city break’ siempre que se apueste por el desarrollo de estas estrategias y que estén dimensionadas para un público que visite la ciudad en poco tiempo. Fomentando a la vez que acuda a espacios que vayan más allá de los más tradicionales y consolidados, ampliando los imaginarios asociados al destino. Lograr, mediante este formato de viaje, una fórmula coherente y sostenible de atraer a un tipo de turismo que se aleje de prácticas con comportamientos más incívicos. En este caso, enfatizar la mirada cultural dirigida a estos mercados y perfiles, la capacidad de generar una oferta en este sentido, así como propuestas integradoras con el equilibro económico, social y ambiental, indican el camino a seguir para encontrar un turismo urbano más acorde con lo que pretende la ciudad y espera su ciudadanía.   

Ciudad de compras

Gabriel Jené Llabrés. Presidente de Barcelona Oberta

Encaramos este fin de año con cierto optimismo, porque estamos notando cómo la alegría de la ciudadanía ha llegado al consumo, reactivando la recuperación económica de la demanda interna. La apuesta del Ayuntamiento de Barcelona de apoyar al comercio de ciudad con acciones como el gran encendido de luces de Navidad desde el centro de Barcelona son de gran ayuda para devolver este optimismo y al mismo tiempo tener mayor visibilidad internacional, porque no debemos olvidar que el turismo de compras es uno de los principales activos económicos de Barcelona.

En esta época poscovid vemos cómo Barcelona recupera su proyección, con la llegada de empresas tecnológicas que eligen nuestra ciudad para el desarrollo de sus actividades, lo que nos otorga una imagen de vanguardismo y progreso, a la vez que comporta la llegada de un público residente de calidad, respetuoso, cosmopolita y con poder adquisitivo.

En este momento de inflexión es crucial replantear qué acciones estratégicas son claves para recuperar Barcelona como destino de calidad. La conectividad intercontinental del aeropuerto, la apuesta de los cruceros como inicio y final en Barcelona, la cultura como gran activo de la ciudad, la movilidad sostenible e innovadora y la apuesta por el centro de la ciudad como motor reeconomizador son elementos incuestionables para afrontar el futuro.

Es preocupante la carencia de planificación en el urbanismo y la movilidad

En el ámbito municipal celebramos decisiones como la mejora de la limpieza o el incremento de los cuerpos de seguridad, a la vez que vemos con preocupación la carencia de planificación en el urbanismo y la movilidad.

Barcelona debe ser pionera en soluciones de movilidad sostenibles que no dejen atrás a sectores como el comercio en este proceso de transformación. La Rambla, la Via Laietana, el Port Front Litoral, el 22@, el Paral·lel, ofrecen grandes oportunidades de innovación urbanística que hay que atender cuanto antes y no dilatar más las decisiones municipales bajo la mirada perpleja de vecinos y comerciantes. (Hay que recordar que la reforma de La Rambla lleva 2015 días aprobada en pleno municipal y todavía está sin ejecutar). Los proyectos de movilidad se han llevado a cabo sin diálogo ni consenso con los agentes implicados, sin trabajar conjuntamente para la mejora y agilidad del día a día de vecinos, visitantes y comerciantes. De nada sirve promover políticas de comercio de ciudad por un lado si, por otro, impedimos la accesibilidad a los ejes comerciales.


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Barcelona debería estar a la altura de otros destinos españoles y europeos en cuanto a calendario comercial

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Por último, la importancia de Barcelona como destino internacional de compras y la aceleración del comercio ‘on line’ nos obliga a reflexionar sobre el papel que está jugando la capital catalana en materia de horarios comerciales turísticos. El Big Data y los datos sobre las transacciones de compras turísticas en la ciudad sitúan la concentración de la actividad entre los meses de abril a octubre. Resulta incomprensible que la ciudad se quede atrás con un calendario restrictivo, cuando deberíamos estar a la altura de otras ciudades españolas y europeas, con un calendario consensuado que se presentó oficialmente el pasado mes de mayo por parte del primer teniente de alcalde, Jaume Collboni.

Esperamos que Barcelona supere este debate y se sitúe en la línea de las grandes ciudades del mundo, y más ahora en un momento clave en el que se necesitan medidas reales de reactivación económica.