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Las uñas, un chivato que avisa cuando algo va mal en nuestra salud

Especialistas explican los cuidados a seguir y cómo detectar los cambios que indican la presencia de alguna enfermedad

Las uñas también son un espejo de nuestra salud.

Las uñas también son un espejo de nuestra salud.

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Laura Estirado
Laura Estirado

Periodista

Especialista en Gente, Realeza, Moda, Tendencias, Estilo y Redes

Escribe desde Barcelona

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Las uñas son un fantástico chivato que nos indican si todo va bien o hay algún problema en nuestra salud. Su función es proteger los tejidos de los dedos y están formadas por capas de una proteína llamada queratina, que también está presente en otras partes del cuerpo, como el pelo y la piel. El color uniforme y liso indica que la uña de la mano o del pie está sana. Cualquier cambio que podamos observar en forma y color puede significar que hay alteración. Por eso conviene estar atentos.

Ahora que están tan de moda las manicuras permanentes y semipermanentes, también hay que elegir bien a qué centro acudimos y mirar si los productos que se utilizan son cuidadosos con nuestras uñas. Clara Motos, farmacéutica especialista de dermofarmacia en Dosfarma, constata que, efectivamente, "hay muchos locales, por eso lo primero de todo es asegurarse de la profesionalidad del personal, la calidad de los productos y de la limpieza e higiene de los utensilios". "En el caso de la manicura semipermanente -continúa-, se aplica el esmalte sobre la uña natural y posteriormente se seca con una lámpara ultravioleta para conseguir un mejor acabado más duradero. Para la permanente, se puede aplicar directamente sobre la uña natural o realizarlo sobre las uñas previamente trabajadas en acrílico, porcelana o gel. Posteriormente, se aplica el esmalte elegido y se seca con luz UV para fijarlo y conseguir mayor dureza. En ambos casos, la patología más normal que se suele dar es la alergia a los acrilatos, un producto que se encuentra en las uñas postizas y en los esmaltes", explica la experta.

Esto puede ser un problema y debilitar las uñas haciéndolas quebradizas y que se descascarillen, si bien no es síntoma de un problema de salud.

Pero hay otras alteraciones frecuentes a tener en cuenta:

Manchas blancas

La leuconiquia, o la aparición de manchas blancas, puede deberse a múltiples factores. Cuando son pequeñas, suelen ser totalmente inocuas y es posible que hayan aparecido por un traumatismo o por la falta de algún nutriente, como el zinc. Un pequeño golpe puede producir una mancha blanca. Por lo general, se cura sola y desaparece cuando la uña ha vuelto a crecer completa, lo cual tarda entre seis u ocho meses, o hasta 12 en el caso de los pies. O también pueden deberse a la psoriasis, una enfermedad crónica que afecta a la piel y produce descamaciones y enrojecimiento (casi la mitad de las personas que la padece también tiene psoriasis ungueal, es decir, en las uñas). 

Uñas curvadas

La coiloniquia, o uñas en cuchara, ocurre cuando los bordes de la uña se curvan hacia arriba, hasta el punto de que queda el centro más hundido. Esta alteración se debe a varios factores, como el déficit de hierro o la anemia. A su vez, puede ser un síntoma de algunas enfermedades renales, hepáticas o relacionadas con la tiroides. Un ejemplo es la hemocromatosis, una dolencia por la que el cuerpo absorbe demasiado hierro de los alimentos.

Líneas de Beau

Son surcos o hendiduras que cruzan la uña de lado a lado. Se producen cuando se interrumpe el crecimiento de la uña (por ejemplo, por un golpe). También pueden aparecer en los casos de diabetes, especialmente cuando la enfermedad no está bien controlada.


 

Uñas de Terry

Aquí la uña se vuelve de un color blanco opaco, salvo por una pequeña línea de rosada o marrón en la punta. Aparecen en casos de diabetes mal controladas o por enfermedades del hígado o los riñones.

Color amarillo

Se deben a múltiples motivos, como el uso excesivo de cosméticos o esmaltes, aunque también pueden esconder algún problema, como infecciones de hongos o incluso enfermedades pulmonares.

Acropaquía

Ocurre cuando las puntas de los dedos se ensanchan y las uñas se curvan alrededor, haciendo una forma semicircular. Son un símbolo de enfermedades del hígado o los riñones, aunque también aparecen en personas con sida.


Punteadas

Aparecen surcos, similares a pequeñas marcas de un punzón. Son frecuentes en las personas con psoriasis, a quienes les aparecen pequeños hoyos o, incluso, se les separa parte de la uña del dedo.


Hemorragias en astilla

Son pequeñas hemorragias en forma de líneas rojas y delgadas que se extienden en la dirección en la que crece la uña. Las causan algunas infecciones relacionadas con el corazón, como la endocarditis o la vasculitis.

 

Dedos hipocráticos


Se trata de una alteración que, entre otras cosas, hace que la uña se curve hacia abajo. Se relaciona con dolencias que afectan a la cantidad de oxígeno en la sangre; por ejemplo, el cáncer de pulmón.


Quebradizas

Se trata de uno de los problemas más frecuentes y, en muchos casos, se debe a factores externos fáciles de solucionar o evitar.


Las uñas quebradizas, por tanto, es uno de los problemas más frecuentes. Se da por el envejecimiento, falta de nutrientes, como el zinc o el hierro, o de vitaminas como la C (que les aporta fuerza) y la D (brillo). También se vuelven frágiles si siempre recurrimos a las manicuras semipermanentes y permanentes. "El uso frecuente de esmaltes y el limado que se utiliza para quitarlos hace que nuestras uñas vayan perdiendo parte su grosor y, por tanto, que se debiliten y hasta que se quiebren. Por ello, el tiempo entre manicura y manicura depende del estado y salud de nuestras uñas. Habrá que valorar si el esmaltado es permanente o semipermanente, si la cutícula está bien hidratada y no hay ningún tipo de patología en la uña (hongos, uña amarilla, quebradiza o muy frágil). En función de todo esto habrá que establecer un menor o mayor periodo de descanso e incluso puede que no sea necesario descansar", comenta Clara Motos.

Evitar el tolueno

Para no estropearlas, la farmacéutica aconseja usar esmaltes sin tolueno, una resina utilizada en su fabricación que puede ser irritante y producir alergias cutáneas y respiratorias. "Otros componentes a evitar son el formaldehído, alcanfor, dibutilftalato (DBP) y el níquel".

La especialista explica que cada vez se usan menos las acetonas puras o rebajadas para retirar las uñas de gel o acrílico, en favor del torno (o lima eléctrica), que "agiliza enormemente el proceso y se evita la aplicación de algunos productos químicos agresivos en las uñas", comenta. Para casa, Motos aconseja "las limas de cristal o cartón" y evitar las metálicas, "más agresivas".

Sin embargo, el problema de las uñas quebradizas se puede revertir.

Llevarlas cortas


Cuanto más largas estén, más probabilidades hay de que se rompan o se astillen. Además, las uñas largas promueven que se acumulen microorganismos bajo ellas.

Dieta rica en vitaminas y minerales

"En muchas ocasiones, incrementar la ingesta de vitaminas y minerales soluciona el problema, al igual que mantener las manos bien hidratadas y protegidas de productos químicos y de la humedad excesiva", afirma la también farmacéutica Carmen Desmonts Salazar. Es importante asegurarnos una buena provisión de zinc (presente en el hígado, las carnes rojas o las avellanas) y el hierro (en mariscos, espinacas y carnes rojas). Es necesaria también la vitamina C (brócoli, pimiento rojo, kiwi, naranja...), la vitamina D (luz solar) y la vitamina E (un antioxidante presente en las almendras, las avellanas, las hortalizas de hoja verde o los aceites vegetales). Si fuera necesario se puede aumentar la ingesta de estos nutrientes con algún suplemento o complemento alimenticio.

No abusar de los esmaltes

Las manicuras permanentes no tienen por qué afectar a las uñas, solo si se hacen con productos de mala calidad. En ese caso, sus componentes químicos dificultan la creación natural de la queratina. Si se nota que se abren en capas o se doblan, lo mejor es evitar esos productos y descansar algunas semanas.


Usar guantes

Lejías, detergentes, acetona... Todos estos productos debilitan las uñas si se utilizan con regularidad. Por ello, si se trabaja con químicos es aconsejable usar guantes.

Evitar la humedad excesiva

Mantener las uñas limpias y secas es una de las claves para conservarlas fuertes y sanas. Un exceso de agua deteriora la cutícula y la lámina ungueal (la superficie rosa) y las va resecando. Además, la humedad facilita la aparición de hongos y bacterias. Por ello, lo recomendable es dejar que las manos respiren periódicamente y no abusar de los guantes y los calcetines. También es importante un buen secado después de lavar manos y pies.

Mantener una buena hidratación


Utilizar una crema hidratante de manos ayudará a fortalecer las uñas, al tiempo que las endurecerá, suavizará las cutículas y las mantendrá sanas. Este paso es aún más importante en los meses más fríos, ya que las bajas temperaturas resecan mucho la piel.

 

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