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Ondas anticomunistas | + Historia

Hace 65 años Hungría era uno de los centros de atención informativa. La ciudadanía se había sublevado contra el régimen comunista impuesto por la URSS. Un episodio de la Guerra Fría donde la radio tuvo un papel destacado

Instalaciones de Radio Liberty.

Instalaciones de Radio Liberty. / Diari de Girona

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Xavier Carmaniu Mainadé
Xavier Carmaniu Mainadé

Historiador

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Hace un par de días se conoció el nombre de los ganadores de los Premios Ondas, unos galardones que Radio Barcelona otorga desde 1954 y, aunque en la actualidad incluyen otras categorías, estaban pensados para destacar a los mejores profesionales de la radiodifusión.

La radio es un medio tan versátil que ha sobrevivido a la irrupción de nuevos competidores como la televisión, internet y las redes sociales. El hecho de no requerir una tecnología demasiado compleja le permite llegar a públicos masivos. Esto explica que haya tenido un rol destacado en determinados episodios históricos. De hecho, este sábado se conmemora el 65º aniversario de uno: la Revolución de Hungría de 1956, cuando la ciudadanía se levantó contra las tropas soviéticas que ocupaban el país.

Inicialmente, cuando los aliados ganaron la guerra, en Budapest se vivió un breve periodo democrático. Duró poco porque en 1947 se instauró un régimen comunista convenientemente guiado por la Unión Soviética. En la nueva configuración del mundo, Hungría estaba en la zona de influencia de Moscú y los soviéticos no estaban dispuestos a dejar que se acercara a Occidente. Stalin fue el gran arquitecto que dirigió la creación del llamado Telón de Acero, detrás del cual todos los países satélites de la URSS eran controlados con mano de hierro. Esto fue incubando un malestar creciente que supuró en 1953 con la muerte del dictador comunista. Ese mismo año hubo revueltas en Alemania del Este y, a principios de octubre de 1956, en Polonia. Pocas semanas más tarde, el día 23, también comenzaron los incidentes en Hungría. La diferencia es que en este caso, el movimiento de protesta fue mayoritario.

Los estudiantes universitarios fueron los primeros en salir a la calle. Ocuparon la radio para pedir a la ciudadanía que fuera a manifestarse delante del Parlamento. Además, a través de los micrófonos también hicieron público un manifiesto para exigir el relevo del Gobierno, la retirada de las tropas soviéticas, la convocatoria de elecciones... La policía secreta húngara y el Ejército ruso intentaron sofocar la rebelión, pero inicialmente fracasaron. Entonces se constituyó un nuevo Ejecutivo encabezado por Imre Nagy, que, a pesar de ser comunista, quería introducir reformas. Disolvió la policía secreta, anunció la retirada de Hungría del Pacto de Varsovia y se comprometió a poner las urnas.

Se suele afirmar que una de las razones que explica la firmeza de los húngaros frente la Unión Soviética es que a través de las ondas les llegaban informaciones asegurando que Estados Unidos les ayudaría.

Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se vio que el nuevo enemigo sería el comunismo, EEUU puso en marcha una potente maquinaria de propaganda en la Europa del Este. Una de las herramientas utilizadas fue Radio Free Europe (RFE), también conocida como Radio Liberty, un grupo de emisoras que emitían desde la Europa occidental en diferentes lenguas. El medio estaba controlado por la CIA y en él trabajaban disidentes de la zona soviética.

En cuanto a Hungría, la programación se realizaba desde Múnich. Pero no es del todo exacto que hicieran llamadas explícitas a la revolución. Lo ha demostrado el historiador Ross Johnson, que durante 30 años trabajó en RFE y después publicó numerosos artículos y libros estudiando la función de aquella radio durante la Guerra Fría. En uno de sus trabajos analizó las grabaciones de 'Voice of Free Hungary' entre el 19 de octubre y el 14 de noviembre de 1956, y constató que no había proclamas para atacar a las tropas de la URSS. No era necesario. El malestar era latente entre la ciudadanía y RFE solo actuó de caja de resonancia. En cambio, los locutores sí insinuaban que EEUU apoyaría la revuelta. La duda que queda es hasta qué punto aquello fue una instrucción de la CIA o la espontánea verbalización de un anhelo de los locutores húngaros, que no olvidemos, eran refugiados políticos.

La realidad fue, sin embargo, que Washington se mantuvo al margen del conflicto y la URSS terminó aplastando una revolución que dejó 200.000 exiliados, 13.000 presos y 229 ejecutados, entre ellos el propio Nagy.


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Prioridades geopolíticas

Una de las razones que explican por qué EEUU no apoyó la revuelta húngara contra la URRS es que en aquellos momentos había estallado la crisis del Canal de Suez. Israel, Francia y Reino Unido se enfrentaban contra Egipto por el control de la infraestructura. Para evitar que Moscú apoyara a El Cairo, Washington se inhibió de lo que pasaba en Hungría.