ENTENDER + la vida sénior

Qué es la 'silver economy': la economía del futuro peina canas

Europa y España se hacen mayores. Se estima que, para el año 2060, en los países desarrollados la proporción de personas mayores de 60 años pasará de un 20% a un 33%. Este envejecimiento de la población es un reto, sí, pero también una oportunidad de crecimiento económico y de creación de empleo. Juan Carlos Alcaide, CEO y fundador de The Silver Economy Company, y José Luis Ortuño Cámara, profesor del Máster en Gestión y Comunicación de Entidades Sociales y Solidarias de la Universitat Abat Oliba CEU, analizan los retos y oportunidades de futuro.

Un videojuego para ‘abuelos’ puede retrasar los síntomas de la demencia y el Alzheimer

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Juan Carlos Alcaide y José Luis Ortuño

La principal consecuencia de la mayor longevidad, unida al descenso generalizado de la natalidad en todo el mundo, es la inversión de la pirámide demográfica. Esto significa que cada vez hay más personas mayores y menos jóvenes. La 'silver economy' o economía plateada incluye todas aquellas actividades económicas, productos y servicios destinados a satisfacer las necesidades de los mayores de 55 años. Este concepto, derivado del llamado 'silver market' surgido en Japón —el país con mayor porcentaje de personas mayores de 65 años— durante la década de los setenta para referirse al mercado sénior, aglutina a sectores tan diversos como la salud, la banca, la automoción, la energía, la vivienda, las telecomunicaciones, el ocio y el turismo, entre otros. A la 'silver economy' le quedan aún numerosos retos por superar en el presente para convertirse en un verdadero motor económico, pero la economía del futuro estará sí o sí protagonizada por los mayores. Una de las claves estará en la innovación tecnológica

Oportunidades ‘silver’ en todos los frentes

Juan Carlos Alcaide. CEO y fundador de The Silver Economy Company, director del Centro Experto de Silver Economy de Auren y autor de ‘Silver Economy. Mayores de 65: el nuevo target’ (LID Editorial)

La ‘silver economy’ ha llegado para mejorar la vida de las personas mayores y abrir un sinfín de oportunidades de negocio y emprendimiento, especialmente a la pyme.  

Consecuencia de un envejecimiento poblacional mundial cada vez mayor (la ONU estima que, en 2050, habrá 2.000 millones de personas mayores, lo que supone que el 22% de los habitantes del planeta será mayor de 70 años para entonces), la ‘silver economy’ es la actividad económica específica orientada a atender las necesidades y motivaciones de las personas mayores y las necesidades de sus familias, así como la actividad que se ocupa de la transformación de la oferta de las empresas para, con una oferta segmentada y concreta, adaptarse al cambio demográfico.

La Unión Europea asegura en un informe que la ‘silver economy’ contribuirá con más de 5,7 billones de euros a la economía de Europa en 2025, que su contribución al PIB de la UE será entonces del 32% y que generará 88 millones de puestos de trabajo (un 38% del empleo). 

Todos los sectores de la economía deben adaptarse al nuevo panorama demográfico. Es la llamada 'silverización'

Atendiendo a los datos, ha llegado el momento de ver esta realidad como una oportunidad y no como un problema. El reto es grande: ‘silverización’ es la palabra que mejor lo define, en referencia al proceso de adaptación de todos los sectores de la economía al nuevo panorama demográfico. 

Y es que todos los ámbitos de la economía deben contemplar este reto: 

1. Turismo, ocio y cultura. El concepto clave es el envejecimiento activo. Todos los paquetes de productos y servicios que estén dirigidos a llenar de vida los años tendrán muchas probabilidades de éxito. Pero también se hablará del mismo concepto para referirse a un retiro más tardío (el sistema de pensiones lo necesita), luchando contra el edadismo en el mercado de trabajo.


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2. Moda & Beauty. Veremos, sin duda, cómo hay una evolución de la moda y la cosmética para hacer guiños crecientes al público más mayor, que en realidad gasta mucho más dinero que los 'millenials' y otros colectivos a los que, por un edadismo absurdo, venía guiñando el ojo la publicidad de moda y belleza: como si no hubiera estética en la madurez. Predominarán los productos ‘antiaging’ y la denominada ‘juvenescence’, con tecnología y terapias para hacer más lento el envejecimiento del cuerpo.

3. Distribución y ‘e-commerce’. Con el feliz cambio social que supone la caída de la brecha tecnológica en España, los mayores acceden más a internet y al comercio electrónico: la tienda del futuro es más ‘phygitall’ y permitirá compras a los mayores combinando canales.

4. Manufacturas. Debe reinventarse. La necesidad de envases “usables” o tecnologías “amigables” (no solo el ‘soft’, también el ‘hard’) van a obligar a los fabricantes de todo el mundo a un enfoque 'sénior centric'. Más de un 50% de los consumidores con edades comprendidas entre los 60 y los 70 años encuentran dificultades a la hora de manipular los envases alimenticios, por ejemplo. 

5. Sector financiero. La vida de cien años requiere reenfoque de la gestión patrimonial, por lo que todo tipo de productos y servicios financieros surgirán y se consolidarán. Enfoques hipotecarios, de seguros, de gestión patrimonial y, muy especialmente, de vinculación de productos inmobiliarios, hipotecarios, de seguros y de licuación patrimonial, para poder hacer frente a una jubilación o una vida laboralmente no activa de casi 30 años, cuando no más .

6. Las ciudades serán ‘ageing friendly’, usables y cómodas por personas mayores y, a menudo, dependientes.

7. Movilidad. La movilidad también se prepara para un público que ve alargadas sus capacidades pero que, a la vez, necesita de comodidades específicas, y no solo ambulancias y coches autónomos.

8. Sector sanitario. Los avances en teleasistencia y telemedicina son de suma importancia para gestionar la cronicidad 'in crescendo' y mejorar la efectividad de un sistema de salud interconectado y de cuidados. 

9. Sector tecnológico. Las llamadas ‘age techs’ harán del envejecimiento una etapa más feliz y con más comodidades; convivirán con los mayores y les facilitarán su día a día. Se trata de tecnología basada en 'big data', que hará uso del Internet de las Cosas y que estará presente en sus (nuestros) hogares, residencias, etc, con el denominador común de una inteligencia artificial presente en todo. La domótica triunfará. 

10. Sector de cuidados gerontológicos. Vivirá una revolución. Las residencias geriátricas, los cuidados domiciliarios y la aparición de nuevos enfoques residenciales, como el 'sénior cohousing', auguran una gran transformación del sector

Los principales ejes en los que urge trabajar para la mejora de la vida 'silver' son, pues, la sanidad y los cuidados, a través de la implantación de sistemas de 'e-health', de la mejora de la atención clínica y sanitaria, la optimización de los procesos relacionales y de cuidados con sistemas de teleasistencia y telemedicina, y la incorporación de sistemas robóticos cuando sea posible y beneficioso para las personas mayores en aras de combatir la fragilidad y el deterioro cognitivo; y el envejecimiento activo y en sociedad, pues combatir la soledad de los mayores con sistemas de inteligencia artificial, 'big data', sensórica y domótica debe ser prioritario.

En este sentido, será fundamental la colaboración público-privada.  

‘Fintech’ para mayores en la ‘smart city’

José Luis Ortuño Cámara. Profesor del Máster en Gestión y Comunicación de Entidades Sociales y Solidarias de la Universitat Abat Oliba CEU

Aun considerando el cambio de hábitos provocado por la pandemia con el fomento del teletrabajo y el auge de la vida rural, la tendencia global a la concentración en entornos urbanos es imparable. Actualmente, más del 50% de la población mundial vive en ciudades, con un aumento progresivo estimado que evolucionará, según Naciones Unidas, hasta llegar prácticamente al 70% en 2050.

La edad media de la población española estará sobre los 55 años en el 2050

El crecimiento de las ciudades avanza en paralelo al aumento de la edad media de su población, con un mayor número de oportunidades derivadas del impacto económico y social de la población mayor de 55 años; el impacto directo en la economía europea de este colectivo supera el 25%, estimándose un relevante aumento para los próximos años. España no es ajena a esta tendencia: la edad media de la población crece de forma constante (avanza la esperanza de vida y disminuye la natalidad), de forma que en el 2050 puede llegar a ser de 55 años (puerta de entrada actual para la 'silver economy').

El uso de nuevas tecnologías en la gestión de las ciudades ya no es una gran novedad. En las últimas décadas se han ido expandiendo las estrategias 'smart city', que han tenido como objetivo prioritario mejorar la movilidad y la gestión medioambiental. Actualmente, la tendencia es priorizar las iniciativas 'smart' que tengan como objetivo mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, impulsando acciones que impacten en los colectivos más vulnerables y permitan una efectiva igualdad de oportunidades.   

Tanto las nuevas tecnologías como la digitalización aceleran la transformación de servicios para los ciudadanos, pero no toda la población asimila y se adapta a los cambios con la misma eficiencia. Las personas de mayor edad no tienen generalmente las mismas posibilidades y habilidades para el uso de la tecnología que facilita el acceso a productos y servicios para los que tradicionalmente no era necesaria. 

Sin duda, el sector financiero es uno de los protagonistas en esta profunda transformación, que cambia significativamente la forma como nos relacionamos y obtenemos servicios. En pocos años hemos pasado de un modelo eminentemente presencial, con una red de oficinas bancarias enorme y multitud de entidades, a la situación actual, donde los clientes interactúan cada vez con menos entidades y más frecuentemente a través de canales digitales.

Existe el riesgo de una posible situación de vulnerabilidad en el acceso y obtención de servicios financieros

No podemos generalizar en todo el colectivo 'silver', pero existe un riesgo de que esta radical transformación conlleve una posible situación de vulnerabilidad en el acceso y obtención de servicios financieros para las personas de edad más avanzada o menos habituadas al uso de tecnología. Por supuesto el acceso a nuevos métodos para realizar transacciones financieras o la obtención de asesoramiento profesional con garantías debe considerarse un servicio esencial. Las administraciones públicas deben ofrecer soluciones para evitar situaciones de vulnerabilidad; articular iniciativas a través de estrategias 'smart city' puede ser una oportunidad. 

La dimensión de la 'silver economy', el carácter esencial del sector financiero y el riesgo de vulnerabilidad ante la creciente digitalización deberían ser razones más que suficientes para que la colaboración público-privada se acelere y evite posibles riesgos sociales fomentando oportunidades empresariales


/ Unsplash

Los entornos con una estrategia 'smart' parten con ventaja para conseguirlo tomando iniciativas como pueden ser las siguientes:

1. Impulsar la creación de un clúster de empresas 'fintech' (iniciativas con base tecnológica y como alternativas al sector financiero tradicional), que esté focalizado en mejorar los servicios financieros a los colectivos vulnerables, como pueden llegar a ser una parte de la 'silver economy'. 

2. Fomentar tecnologías inclusivas que garanticen su uso a todos los colectivos; la accesibilidad universal como prioridad. 

3. Ofrecer formación digital y financiera adaptada a los diferentes segmentos y necesidades de las personas de edad avanzada.

4. Crear espacios para fomentar la innovación, en colaboración con diversos actores como pueden ser las universidades, las empresas tecnológicas, el sector financiero y ciudadanos de mayor edad.

5. Fomentar el intercambio intergeneracional, que acelere el traspaso de conocimiento y la cohesión social. 

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6. Garantizar el acceso a servicios financieros de forma segura y con garantías.7. Visibilizar nuevos productos y servicios financieros (a través de nuevas 'fintech' o entidades tradicionales) especialmente diseñados para las necesidades del colectivo 'silver'.

Finalmente, hay que indicar que no existe ninguna duda de que la economía alrededor de las personas de edad más avanzada va a tener un importante desarrollo, las empresas van a crecer y el flujo de inversiones también lo hará, pero el reto también es tomar iniciativas para que no se produzca la exclusión y la vulnerabilidad en los usuarios más mayores del sector financiero, que van a seguir viviendo cambios relevantes impulsados por la digitalización.