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¿Está justificada la gran esperanza del hidrógeno?

El hidrógeno tiene un peso inesperado en los fondos de recuperación. En realidad, no es ninguna “bala de plata” contra la crisis climática. Es esencial para descarbonizar el acero y la aviación. Hay dudas sobre su uso en el coche y la calefacción. Es cómodo para las empresas fósiles, pero podría interferir con opciones más eficaces.

Un modelo de autobús que usa hidrógeno

Un modelo de autobús que usa hidrógeno / Activos

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Michele Catanzaro
Michele Catanzaro

Periodista

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De pronto, el hidrógeno está de moda. Europa prevé que represente hasta una cuarta parte del mix energético en 2050. El Gobierno le ha asignado al menos 1.600 millones de euros en el plan España Puede, más que a la sanidad y a la educación. El Govern pretende destinar parte de los fondos de recuperación al Vall de l’Hidrògen de Catalunya. Ante este auge, el lector de EL PERIÓDICO Jordi Bernadí González preguntó al Club de Ciencia sobre los usos del hidrógeno. 

¿El hidrógeno elimina las emisiones?

El hidrógeno sirve para transportar energía producida por otras fuentes. Se clasifica en “colores”:

-Gris: se genera del gas natural (CH4), generando emisiones. De hecho, es más intensivo en carbono que el uso directo del metano.

-Verde: se genera de electricidad, por medio de la electrólisis del agua. El auténtico viene de electricidad renovable, sin embargo, parte del fluido suele venir de fuentes fósiles. 

-Azul: es hidrógeno gris en cuya producción se aplica un sistema de captura y almacenamiento de emisiones. Este proceso reduce un 60% las emisiones del gris.

-E-combustibles: buena parte del hidrógeno se combinaría con CO2 para producir carburantes fáciles de transportar y de quemar en procesos de combustión convencionales. Estos procesos generarían CO2, que sin embargo se volvería a capturar del aire -una tecnología aún incipiente-. 

Europa apuesta por el hidrógeno verde, pero hoy este representa menos del 0,1% del hidrógeno europeo. "La pregunta es si otros colores podrían hacer de puente", observa Christoph Kiefer, del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC. Por ejemplo, el valle del hidrógeno catalán no descarta el azul en una fase de transición, según su coordinador Jordi Cartanyà. “Es del todo incierto que la captura y almacenamiento tengan sentido económicamente y puedan escalar de forma rápida y masiva”, alerta Kiefer. 


/ El Periódico

¿Para qué sirve? ¿Para qué no sirve?

El hidrógeno verde se considera la mejor opción para descarbonizar la producción de acero, la química o el transporte por avión y barco. Sin embargo, su papel en el coche y la calefacción plantea dudas. “Un coche alimentado con e-combustible necesita cinco veces más energía que uno eléctrico”, observa Falko Ueckerdt, investigador del Potsdam Institute for Climate Impact Research. Una caldera doméstica de hidrógeno consumiría hasta 14 veces más electricidad que una eléctrica. Para producir con electrólisis una unidad de energía en forma de hidrógeno verde se necesitan muchas unidades en forma de electricidad. El Vall de l’Hidrògen se centrará en primer lugar en las aplicaciones industriales, sin embargo también cobija proyectos de transporte y calefacción. “Las baterías eléctricas para un camión serían tan pesadas que allí el hidrógeno sería competitivo”, observa Cartanyà.

¿Por qué muchas empresas fósiles apuestan por el hidrógeno?

Empresas gasísticas y petroleras, como la española Enagas, impulsan el gasoducto de hidrógeno Hydrogen Backbone Europe. La industria del gas natural gasta 58,6 millones de euros anuales en 'lobbying' en la Unión Europea a favor del hidrógeno, según un informe del Corporate Europe Observatory. El hidrógeno se amolda a sistemas de producción tradicionales como la producción en grandes plantas y al transporto por nave o por tubería. “Les permite a esas empresas seguir en el poder, a base de acaparar las infraestructuras para producirlo y transportarlo”, afirma Josep Nualart, investigador del Observatori del Deute en la Globalització. 

¿Qué puede comprometer el éxito del hidrógeno?

-¿Será el nuevo petróleo? España aspira a exportar hidrógeno. Pero países como Arabia Saudí, Australia y Chile podrían acaparar la producción por tener costes más baratos. Eso generaría nuevas dependencias geoestratégicas. 

-¿Dónde meteremos tantas renovables? “No hay hidrógeno verde sin energía renovable dedicada exclusivamente a ello”, afirma Cartanyà. El gestor considera que hay suficientes proyectos planificados para alimentar, de entrada, una planta de electrólisis en Tarragona. Sin embargo, los proyectos renovables están generando cada vez más conflictos. 

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-¿Llega demasiado tarde? “El hidrógeno está en sus inicios. El hidrógeno verde crecerá pero probablemente seguirá siendo limitado en los próximos 10 o 15 años y no podemos esperar que contribuya significativamente a la reducción de emisiones en este tiempo”, observa Ueackerdt. Las opciones gris y azul prolongan el empleo de combustibles fósiles y los e-combustibles alargan la vida de la combustión convencional. “Existe el riesgo de que ralentice opciones más efectivas de electrificación”, apunta Ueckerdt.

-¿Es compatible con los límites del planeta? “Hace falta mucha energía para generar el hidrógeno. Al contrario, deberíamos ir hacia una disminución del consumo”, concluye Nualart. Este investigador también alerta del riesgo de que el hidrógeno atraiga mucha inversión financiera y genere una burbuja.