Entrevista

Maite Cuende: "Cada vez hay más interés en estudiar la vida cotidiana"

Listines telefónicos, carteles, folletos con las ofertas del súper, juegos de mesa, agendas, cuadernos para colorear... La Biblioteca de Catalunya atesora mucho más que libros. La responsable de la sección de Material Menor explica por qué se conservan estos documentos gráficos que, aunque aparentemente no tienen mucho valor, son de gran ayuda para entender la sociedad. Información: de manera presencial en la sede de la calle Hospital 56, mediante el correo electrónico info@bnc.cat o a través del formulario de la página www.bnc.cat

Maite Cuende, responsable de Material Menor de la Biblioteca de Catalunya.

Maite Cuende, responsable de Material Menor de la Biblioteca de Catalunya. / Simone Boccaccio (EPC)

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Gemma Tramullas
Gemma Tramullas

Periodista

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¿Para qué catalogar y conservar este tipo de documentos? ¿Qué valor tienen?

Aparte del valor histórico que adquieren con el paso del tiempo, cualquier documento impreso o manuscrito tiene el valor de lo que necesite la persona que lo consulta. 

¿Por ejemplo?

Si alguien quisiera hacer un estudio de la evolución del mercado podría comprobar el coste de la cesta de la compra a lo largo de una época determinada consultando los folletos comerciales de Lidl o Caprabo. Pero la gente desconoce que conservamos esto.

La evolución del precio del litro de leche puede explicar mejor la historia inmediata que una sesuda monografía.

Tenemos unas fuentes estupendas para el conocimiento de los siglos XIX y XX, pero no pensamos en ellas. Muchos investigadores optan por consultar fuentes secundarias, lo que otros han recogido o las noticias de los periódicos de la época, pero aquí conservamos las fuentes reales.

"Un cartel puede ser más consultado que una monografía maravillosa impresa a todo lujo"

Asociamos la Biblioteca de Catalunya a obras trascendentales, no a folletos ni carteles. 

El libro impreso tiene un valor innegable pero por una cuestión cultural todo lo que está encuadernado tiene un peso específico mayor. Sin embargo, un cartel puede ser más consultado que una monografía maravillosa impresa a todo lujo con cubiertas de piel repujada.

Entonces, ¿por qué esta sección se llama Material Menor?

Hay una cuestión básica de seguir la tradición. Cuando se reestructuró la Generalitat después del franquismo se creó esta sección dentro del servicio de bibliotecas y se la llamó así porque se encargaba de la documentación que no interesaba a las bibliotecas públicas y que básicamente eran folletos y efímeros. También recibe este nombre porque hay una serie de documentos impresos con los folletos de menos de 16 páginas que no tienen suficiente volumen de información para considerarlos objetos de biblioteca.

¿Qué documentos se clasifican bajo la categoría de efímeros?

Los que pierden su razón de ser con el paso del tiempo, como una entrada de teatro. También están los que se modifican por el uso, como agendas, postales o cuadernos para colorear.  

"No se puede tratar igual la revista 'Pèl & Ploma' que el 'Segona Mà' de anuncios"

Material Menor parece un juicio de valor.

Da esta sensación, por eso nos gusta mucho más decir efímeros, que son la mayoría de documentos que tenemos. Pero es complicado tener una denominación concreta que sea analítica de lo que estás hablando.

Si tuviera que renombrarlo, ¿cómo llamaría a este archivo?

Diría que aquí tenemos un archivo de la vida cotidiana. Ya hemos superado la época del materialismo histórico, en la que todo se movía por las fuerzas de producción. Ahora cada vez hay más interés en estudiar la vida cotidiana porque si no hay hechos históricos que no se explican.

¿Cómo se cataloga un volumen tan inmenso de documentación?

No se puede dar el mismo tratamiento a una revista histórica como ‘Pèl & Ploma’ que a la revista ‘Segona Mà’ de anuncios de compra y venta. No tenemos tantos recursos. Estos materiales están en el catálogo y son recuperables, pero de una manera más sencilla, que no implique tanta dedicación del catalogador. De ahí que trabajemos mucho con recopilaciones.

"Hace dos meses catalogué más de cien recordatorios funerarios de una familia"

En esta sede de la Biblioteca de Catalunya en la calle Villarroel gestionan todos los documentos que llegan vía depósito legal.

La obligación del depósito legal existe por ley desde 1958. Todo lo que se publica hay que depositarlo y las bibliotecas provinciales y la nacional tienen que conservar un ejemplar. Pero también nos llegan muchos donativos de documentos dentro de cajas de zapatos. 

¿Qué donativos han llegado últimamente a Material Menor?

Hace dos meses catalogué un conjunto de más de cien recordatorios funerarios de una familia y su entorno de amigos. El primero estaba fechado en 1901 o 1902 y el último era de 2005, poco antes de la muerte de la persona que los recopiló. En estos casos, intentamos no romper la colección porque el recopilador es importante.

¿Qué valor tiene este conjunto aparte del sentimental?

¿Usted sabía que en 1952, en pleno franquismo, se imprimían recordatorios en catalán? Yo no. La razón principal es porque un funeral se consideraba un acto del ámbito privado.

"Hicimos una llamada para recoger material gráfico del ‘procés’, a favor y en contra"

La de cosas que cuenta un pequeño trozo de papel impreso...

Una colección así también permite ver cómo cambia el tipo de papel: los recordatorios de los años de guerra tienen más calidad que los de la inmediata posguerra. También se ve la evolución gráfica, desde el estilo sentimentaloide y recargado de los primeros a las cruces limpias y la tipografía sencilla de los últimos.

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¿Qué otras donaciones tienen previsto catalogar?

Hicimos una llamada para recoger material gráfico del ‘procés’, a favor y en contra: hojas volantes, carteles, pancartas… ¿Por qué? Porque dentro un tiempo todo esto será muy útil para explicar lo que se movió en la calle, las argumentaciones viscerales en todos los sentidos, o cómo el color amarillo llegó a ser el identificativo visual de todo un movimiento.