Entrevista

Rosa Cañadas: "Nuestro amigo Marruecos se ha hecho mayor"

Presidenta de la sociedad Trea Capital, nacida en Tánger y formada en París, creó la Fundación Tanja hace 14 años para fomentar las relaciones hispano-marroquís. Considera que en la última crisis diplomática hubo errores por ambas partes y confía en que el nombramiento del nuevo ministro de Asuntos Exteriores español aporte distensión.

Rosa Cañadas, en la oficina de Trea Capital en la avenida Diagonal de Barcelona.

Rosa Cañadas, en la oficina de Trea Capital en la avenida Diagonal de Barcelona. / Simone Boccaccio

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Joan Tapia
Joan Tapia

Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.

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Rosa Cañadas es presidenta de Trea Capital, dedicada a asesorar a pymes que buscan un crecimiento global. Nacida en Tánger, de familia española instalada allí desde hace 80 años, es licenciada por la ESCP Business School de París y cursó posgrado en Harvard. Trabajó en Francia para Crédit Agricole, el primer banco francés, y Hachette. Desde finales de los 90 reside en Barcelona y hace 14 años creó la Fundación Tanja, de la que es presidenta, para fomentar las relaciones hispano-marroquís. Ha formado parte de la junta del Cercle d’Economia con Salvador Alemany, Josep Piqué y Antón Costas.

«Es cierto –dice Cañadas– que la crisis saltó a los periódicos después de que España acogiera en abril en un hospital de Logroño a Brahim Gali, presidente de la República Árabe Saharaui, a petición de Argelia, y que Marruecos replicara permitiendo la entrada en Ceuta de una multitud de inmigrantes. Pero el empeoramiento de relaciones es anterior».

-¿De cuándo?

-En diciembre ya no se volvió a celebrar la RAN (Reunión de Alto Nivel) entre los dos países. Posiblemente fue una forma de Marruecos de expresar su malestar por algunos gestos de España que creyó poco amistosos. 

-¿Cuáles?

-Por ejemplo, las críticas del entonces vicepresidente Iglesias a la monarquía marroquí y el apoyo a la República Saharaui. 

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-El apoyo al Frente Polisario no es nuevo y la resolución de la ONU habla de un referéndum.

-Sí, España salió mal del Sáhara tras la marcha verde de 1975, tras la muerte de Franco y al inicio de la Transición. Pero han pasado muchos años y muchas cosas, el referéndum ni se ha celebrado ni se celebrará porque, entre otras cosas, el censo de una población nómada es imposible. Otros países han ido adaptando sus posiciones. España va con retraso, por ejemplo, a Francia. 

-¿Y?

-Que el Sáhara es parte de Marruecos es allí algo indiscutible. Es casi consustancial con su identidad. Las comparaciones son odiosas, pero decir que el Sáhara no es Marruecos suena allí a pecado mortal. Como si un responsable europeo dijera que Ceuta y Melilla no son España. 

-La diferencia sobre el Sáhara no es nueva.

-No, pero Marruecos hoy no es el de hace 15 años. Primero por el reconocimiento por los Estados Unidos de Trump, que la Administración de Biden no ha cambiado ni pienso vaya a alterar de forma sustancial, de que el Sáhara es parte de Marruecos. América no hará marcha atrás porque ha sido la contrapartida al restablecimiento de las relaciones diplomáticas de Marruecos con Israel. E Israel es pieza clave de la política americana. Marruecos ha salido fortalecido. Y no es solo eso. 

-¿Qué más?

-Su poder geoestratégico ha aumentado pues ha establecido alianzas con muchos países africanos y se ha convertido en un país líder del continente. Casablanca es hoy uno de los dos grandes centros financieros africanos y el país ha tenido un gran desarrollo. Hoy es un puente del mundo occidental con África, favorecido además por la imagen del rey como referente de un islamismo moderado. Y luego está China.

-¿China?

-China ha incrementado mucho su presencia en África con préstamos e inversiones, lo que es una forma de tener más influencia mundial. En Marruecos mismo participa en la creación de una nueva ciudad, junto a Tánger, proyectada para 300.000 habitantes. Y la presencia china preocupa mucho a Estados Unidos, que ve en Marruecos un posible contrapeso. África es ya zona central de la geopolítica mundial. Marruecos, como Turquía, llegó a pensar que su futuro podía estar en la UE, pero no fue así y ya no necesita tanto a Europa o España. Nuestro amigo Marruecos se ha hecho mayor y parece que España no se ha percatado.

-El acoger a Gali, a petición de Argelia, tenía lógica. España también debe mantener buena relación con Argelia.

-Claro y Marruecos debe entender que Argelia es importante para España. Pero Gali y el Frente Polisario no son Argelia. Alemania ya se había negado a acogerlo. Y en todo caso no se podía hacer a hurtadillas creyendo inocentemente que Marruecos no se enteraría. En último extremo había que haber informado a Rabat.  

-La reacción de Marruecos con la invasión de Ceuta fue más insensata.

-Hablar de invasión no es correcto, pero de acuerdo. Marruecos se equivocó porque la inmigración irregular es un gran problema de toda Europa. Y lo de Ceuta alarmó en Bruselas, que cerró filas con España. A Marruecos también se le fue la mano. Las condiciones de vida en la zona han empeorado por el coronavirus y abrir las puertas pudo provocar un aluvión de gente superior al esperado. 

-¿Los menores?

-Para ellos entrar en Ceuta es la libertad. Es entrar en un mundo con mas posibilidades. Saben que acabarán no ya en la Península sino en Francia, o en el país que quieran y donde tengan relaciones.

-Entonces...

-España se equivocó al acoger a Gali. Al menos en la forma que lo hizo. Y Marruecos reaccionó mal, muy mal, con lo de Ceuta. Nadie ha ganado nada.

«Un eventual movimiento de España respecto al Sáhara deberá ir acompañado de garantías sobre Ceuta y Melilla»

-La crisis parece haber pasado.

-Es una visión falsa. No está en los diarios, sí, pero la embajadora de Marruecos no ha vuelto. Este verano Marruecos no permite el acostumbrado paso del Estrecho a sus emigrantes que vuelven por un mes a su país. Es un gesto poco amistoso que económicamente nos perjudica. Y lo triste es que también perjudica a las familias marroquís.

-¿Debe cambiar España su posición sobre el Sáhara?

-Hay que encontrar una solución negociada. Un eventual movimiento de España respecto al Sáhara deberá ir acompañado de garantías de Marruecos sobre Ceuta y Melilla. España salió mal del Sáhara, debe adaptarse con cuidado a la nueva situación. 

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-¿El cambio en el Ministerio de Exteriores ayudará a resolver la crisis?

-Ha sido inteligente cambiar la titularidad de Exteriores en un amplio reajuste ministerial. Es un guiño inteligente. Además, el nuevo ministro, José Manuel Albares, es un diplomático de carrera que ocupaba la embajada en París. Sabe cómo Francia, sin abdicar de nada, se adapta a las circunstancias. Y es un hombre próximo al presidente que será mejor acogido en los círculos de Rabat. El cambio puede ayudar a destensar la relación.