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Mateo Madridejos reflexiona sobre el ascenso sin pausa de China

¿Puede China mantener su ascenso? "Es el gran asunto", dice el periodista al hilo de la publicación de su último libro, ‘El siglo de Asia. El desafío de China a Estados Unidos’

Mateo Madridejos, fotografiado en su domicilio.

Mateo Madridejos, fotografiado en su domicilio. / Laura Guerrero (EPC)

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Albert Garrido
Albert Garrido

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“Nuestro siglo podría devenir el de Asia y tal vez el de China, gran economía emergente que parece reunir todos los requisitos de la superpotencia”, dice el periodista Mateo Madridejos al hilo de la publicación de su último libro, ‘El siglo de Asia. El desafío de China a Estados Unidos’, una selección de artículos publicados desde 2009 en su blog ‘El Observatorio Mundial’.

Un ensayo de 20 páginas puede contener tantas puntualizaciones, sugerencias y conclusiones verosímiles como uno de 200. Todo depende de la habilidad del autor para no perderse en digresiones innecesarias. El periodista Mateo Madridejos alcanza tal objetivo con el preámbulo que abre su último libro, ‘El siglo de Asia. El desafío de China a Estados Unidos’, selección de artículos publicados desde 2009 en su blog ‘El Observatorio Mundial’.

Dice el maestro Madridejos que si le pidieran en una entrevista su opinión sobre cualquier aspecto relativo al orden mundial hoy, se remitiría a lo escrito en el mencionado texto introductorio, titulado ‘La cuenca del Pacífico, nuevo centro del mundo’. Esto es, en la hipótesis de que alguien le preguntara cómo se articulan en el presente las relaciones entre los Estados, respondería: “Vivimos en un relativo desorden, una situación incierta, multipolar y arriesgada, agónica en muchos lugares”. Y si se le requiriera su opinión sobre el futuro de China, se manifestaría así: “Nuestro siglo podría devenir el de Asia y tal vez el de China, gran economía emergente que parece reunir todos los requisitos de la superpotencia”.

Cuanto pone negro sobre blanco Mateo Madridejos en esas 20 páginas introductorias parte de una afirmación que opera como el ‘lead’ de una noticia, preciso y sin adornos, en la mejor tradición del periodismo anglosajón: “El orden internacional de la posguerra fría, inaugurado con el derrumbe del muro de Berlín y la desintegración de la URSS (1989-1991), bajo la égida de Estados Unidos, ha periclitado”. Lo que sigue es una descripción fundamentada y exhaustiva del desarrollo de los acontecimientos en curso hasta la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca.

A la mesa del estudio de Madridejos acaba de llegar el número de julio-agosto de ‘Foreign Affairs’. El titular de portada formula una pregunta que comparten todos los ‘think tank’ de Occidente: ¿Puede China mantener su ascenso? “Es el gran asunto”, responde para sí el veterano analista, referencia permanente para una generación de periodistas que hace medio siglo empezamos a ahondar en la complejidad de las relaciones internacionales y allí seguimos.

Para Madridejos ya era el gran asunto en octubre de 2009, cuando escribió en su blog acerca del “ascenso irresistible de China hacia el podio, como tercera economía mundial, luego de tantas convulsiones y retrocesos”. Por aquellas fechas o algún año antes, durante un almuerzo cerca de EL PERIÓDICO, donde entonces colaboraba, aventuró que la progresión de China “lo cambiaba todo” (puede que esas no fueran las palabras exactas). Para octubre de 2010 todo estaba más claro y lo recogió en su blog así: “No olvidemos que muchos chinos, y no solo en la dirección del PCCh, observan la crisis occidental como una magnífica oportunidad para reforzar el poder del antiguo Imperio del Medio”. Ahora la claridad es diáfana: “China vuelve a configurarse como el Imperio del Medio y su influencia se manifiesta en todos los continentes”

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¿Cuál es la respuesta de Estados Unidos? Republicanos y demócratas ven los retos venideros de forma similar, entiende Madridejos: “Una nueva guerra fría, con el consiguiente desacoplamiento de las economías, sería muy costosa y situaría a las dos superpotencias al borde del abismo, una situación en la que cualquier incidente militar en una zona conflictiva, como el mar de China Meridional, podría derivar en una catástrofe o en una crisis similar a la provocada por la instalación de los misiles soviéticos en Cuba en el otoño de 1962”.

Amenazan nubarrones en el horizonte –“nos aguardan tiempos de incertidumbre, de competencia y cooperación”–, según deduce Madridejos después de la larga auscultación de la rivalidad chino-estadounidense. El libro facilita enormemente el seguimiento de la escalada al ordenar los artículos cronológicamente bajo tres epígrafes: ‘Evolución política y económica de China’, ‘Relaciones China-EEUU’ y ‘Geopolítica de la región Asia-Pacífico’. Al acabar de leerlo no se puede por menos que pensar que es harto improbable que vea la luz “una asociación estratégica que sirva para promocionar una era de prosperidad en la cuenca del Pacífico”, una recomendación de Henry Kissinger de hace un decenio.

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