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Operación 'bikini': Aunque quieras perder peso, come grasas

Un bol de yogur con avena y frutas.

Un bol de yogur con avena y frutas. / El Periódico

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Begoña González

Se acerca el verano, y con él, a medida que vamos sacando las camisetas de manga corta y los shorts, entran las prisas por perder esos kilos de más que se han ido acumulando bajo los jerséis y las chaquetas. Como en muchas otras cosas, las prisas no son buenas compañeras, y nos llevan a tomar decisiones precipitadas ante la falta de conocimiento que pueden llegar a ser perjudiciales para la salud, como por ejemplo eliminar las grasas de la dieta para perder peso.

Desde el principio de los tiempos los seres humanos se han alimentado de una variedad de nutrientes, necesarios para el buen funcionamiento del organismo, entre los que, evidentemente, también encontramos las grasas. Hace unas décadas, con el desarrollo de nuevos cánones de belleza y las innovaciones de las industrias alimentarias, estas empezaron a ganarse una muy mala fama. Productos light, 0,0% materia grasa, eco, bio, et, se han ido haciendo un hueco en nuestra alimentación diaria. Pero ojo, las grasas son necesarias para el correcto funcionamiento del organismo y totalmente necesarias en una dieta para perder peso. 

“Debemos partir de la base de que para perder la grasa acumulada no debemos de dejar de consumirlas”, simplifica Albert Martínez, dietista-nutricionista y portavoz del CoDiNuCat. “Lo que hace perder grasa es un déficit energético negativo, es decir, las calorías”, zanja. Tanto es así, que de hecho se puede afirmar que las grasas son necesarias en una dieta enfocada a la pérdida de peso. “Son un macronutriente igual de necesario que el resto, es más, son bastante interesantes en una dieta de pérdida de peso porque tienen un gran componente saciante”, explica Martínez y asegura que ese hecho ayuda a sentirse lleno y evitar tomar malas decisiones. “Cuando tenemos hambre elegimos siempre peor, por eso es interesante la sensación de saciedad que nos aportan las grasas en un proceso de pérdida de peso”, añade. 

Tipos de grasas

Aún así, es importante matizar que todas las grasas no son iguales. “No es lo mismo consumir grasas que vengan de un aceite de oliva o un pescado azul que de un bollo industrial. Obviamente las primeras son las conocidas como ‘grasas buenas’, es decir monoinsaturadas o poliinsaturadas y las segundas las ‘grasas malas’, es decir las trans”, explica. 

En cuanto a las grasas saturadas, que en un principio también se consideraban en el paquete de las ‘malas’, Martínez asegura que son un buen aporte para la dieta. “Las saturadas provenientes de los lácteos o los huevos no son tan malas como antes se pensaba, es cierto que los lácteos enteros tienen más calorías pero también llenan más y dan la sensación de saciedad que buscamos así como aportan nutrientes esenciales”.

Las únicas grasas que se deberían evitar, se esté en una dieta de pérdida de peso o no, son las trans. “De este tipo de alimentos, típicamente incluidas en los productos procesados, tenemos evidencias de que contribuyen al desarrollo de enfermedades como resistencias a la insulina y provocan tendencia a engordar y acumular grasa en la zona abdominal”, explica Martínez.

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Así, se entiende que la grasa sobre todo de tipo insaturada es un macronutriente esencial para la salud. Tanto es así que eliminarla de la dieta podría llevar a desarrollar problemas. Es el caso de las vitaminas liposolubles como la D, la A, la E y la K. En una dieta sin grasas estas podrían llegar a niveles deficitarios y desencadenar enfermedades. “Las hormonas tienen una parte de su composición que es grasa, y si no las consumimos careceremos de una buena salud hormonal”, explica. Este hecho se hace especialmente relevante en el caso del cuerpo de la mujer, cuyos procesos hormonales son más complejos que los del género masculino. “Las mujeres, además, tienen una mayor afinidad a la utilización de grasas como sustrato energético”, asegura Martínez.

La clave entonces para una buena dieta de pérdida de grasa no es eliminar este macronutriente, sino comer de forma saludable creando un déficit calórico moderado y es fácilmente asumible eliminando alimentos superfluos de las comidas como bebidas azucaradas, salsas, alcohol o carbohidratos simples y ampliar el consumo de alimentos con una mayor densidad nutricional, ricos en fibra o proteína. “Una dieta saludable debería permitirnos comer casi de todo, no ser demasiado restrictiva y ser sobre todo progresiva. Lo correcto es perder en torno a medio kilo por semana, es decir un máximo de dos kilos al mes”, asegura Martínez que insiste en que siempre debe ir acompañado de una práctica deportiva adaptada a cada caso. 

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