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¿Pintar las cubiertas de blanco mitigaría las olas de calor?

Algo tan sencillo como pintar los techos de blanco podría suavizar el calor en las ciudades. Estudios llevados a cabo en Washington, Melbourne y Barcelona sugieren que esa barata medida sería incluso más eficaz que reverdecer la ciudad. La idea evoca las casas encaladas mediterráneas. Llevarla a la práctica plantea retos que están pendientes de estudiar. 

Un bañista se remoja en la playa de la Barceloneta.

Un bañista se remoja en la playa de la Barceloneta. / Ferran Nadeu

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Michele Catanzaro
Michele Catanzaro

Periodista

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La ola de calor de 2015 hubiera sido más suave en Barcelona, si una parte de sus edificios hubieran tenido cubiertas pintadas de blanco. En concreto, las temperaturas habrían bajado de hasta casi 4 grados a las 3 de la tarde, si los techos de los edificios emplazados en una quinta parte del área metropolitana hubieran sido blancos.

Así lo apunta una simulación, cuyos resultados se publicaron a principios de Mayo en la revista Urban Climate. El estudio sigue y mejora investigaciones hechas en Baltimore-Washington (EEUU) y Melbourne (Australia). 

Según estos trabajos, el blanqueo reduce el calor más que el verde urbano. Sin embargo, la combinación de las dos medidas es la que arroja mejores resultados. Además, el verde urbano tiene otros beneficios, que van desde la absorción de contaminantes hasta la salud mental. 

“Creemos que los mismos resultados serían válidos en otras ciudades con clima mediterráneo”, afirma Sergi Ventura, coautor del trabajo y doctorando del Institut de Ciències i Tecnologies Ambientals (ICTA-UAB).

¿Qué han simulado los investigadores?

El cambio climático ha disparado las olas de calor. La de 2003 está asociada a 70.000 muertes en Europa. Las ciudades las sufren más por el efecto “isla de calor”, causado por el cemento, la falta de vegetación, los altos edificios y el calor expulsado por coches y aires acondicionados.

Los investigadores han simulado la ola de calor que azotó España en junio y julio de 2015. En concreto, han acoplado un modelo meteorológico con otro que representa la estructura urbanística del área metropolitana de Barcelona. Ese último asigna cada parcela de territorio a uno entre 11 tipos de paisajes urbanos (o “zonas climáticas locales”): desde el barrio de rascacielos hasta el de chalets adosados. 

“Primero validamos la simulación para comprobar que reprodujera con la suficiente fidelidad los datos reales de la ola de calor. Luego introducimos más verde y más techos blancos y vimos como mejoraba la temperatura”, explica Ventura.

Casas encaladas en la Isla La Graciosa

/ El Periódico

¿Cómo mitigan el calor las cubiertas blancas?

Los “terrados fríos” (blancos) aumentan el albedo de los edificios, o sea su capacidad de reflejar la radiación solar. De esta forma, reducen su absorción de calor. Los investigadores simularon el blanqueo de los terrados de 5 entre los 11 paisajes urbanos estudiados. Estos son los que tienen edificios con cubiertas accesibles y corresponden al 20% del área metropolitana.  

Con esta medida, las temperaturas caen 0,8 grados en promedio (a lo largo del día y en todo el área), con un pico de 3,83 grados a las 15 horas. Las mayores reducciones se registran en la zona norte, donde hay una alta densidad de edificios, y las menores en la sur, donde hay áreas industriales dispersas. 

¿Cómo mitigan el calor las plantas?

El verde urbano mitiga las temperaturas por medio de la transpiración. Los investigadores simularon el efecto de los 6 grandes parques urbanos previstos para el 2030 por la AMB: 250 hectáreas de nuevo verde. 

El efecto de esos parques reduciría la temperatura de tan sólo 0,14 grados, en promedio, con un pico de 1,7 grados a la una del mediodía. Los resultados mejorarían si se regaran las plantas con más agua. 

¿Qué es más útil?

“Nuestros estudios sugieren que los terrados fríos, que son más baratos que los espacios verdes, consiguen más reducción de temperatura. Pero el mensaje no es que el verde no sirve, sino que no es suficiente limitarse a ello”, afirma Gara Villalba, investigadora del ICTA-UAB y coautora del estudio. 

De hecho la aplicación combinada de las dos estrategias daría los mejores resultados: 1,26 grados menos en promedio y un pico de 4.73 a las tres de la tarde. Quién sabe si reducciones de este tamaño podrían salvar vidas en medio de una ola de calor. 

¿Es viable “encalar” muchas cubiertas?

Se estima que un 20% de las cubiertas están sin usar en todo el mundo. “En California, hay iniciativas para pintarlas de blanco”, relata Villalba. 

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Sin embargo, para conseguir los efectos de la simulación habría que pintar una gran cantidad de terrados, muchos pequeños y privados. Los investigadores aún no han estudiado la viabilidad práctica de esta solución. 

Villalba cree que habría que empezar por las escuelas y los sitios dedicados a personas vulnerables. Ventura destaca que cualquier actuación que implique verter asfalto (el material con peor albedo) no ayuda.