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¿Qué es el software libre?

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Jorge Izquierdo
Jorge Izquierdo

Miembro de Wikimedia España

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Todos somos usuarios de software libre, incluso los que no saben lo que es. Los millones de ordenadores que sirven páginas y servicios web, los ordenadores que sostienen la web (esos servidores de los que tanto se habla), usan mayoritariamente software libre. Hasta Google, que también usa ese software libre en muchos de sus servidores, también cuenta con un software libre para móviles llamado Android. Facebook y, por tanto, WhatsApp e Instagram, también presumen de usar software libre en multitud de ocasiones. 

Tanto software libre repartido por el planeta y nosotros, los usuarios, cada vez más vigilados, más expuestos. Nosotros, que somos nuestros datos, muchas veces, demasiadas, como mera mercancía que se vende a kilo. ¿Cómo es posible? ¿Y si ese mercadeo al que nos vemos sometidos fuera por «culpa» del software libre? . 

Los datos de los usuarios 

Vayamos por partes. A poco que una persona que utiliza un ordenador, un «usuario» intente dejar de serlo y pasar a adquirir la experiencia y los conocimientos para comprender cómo funciona un sistema informático se topará con las expresiones «software libre», «open source», «free software», código abierto... trufadas de unas «licencias» a cual más enrevesada: GNU, GPL, Apache, Free. Así, por ejemplo, el movimiento del software libre no comparte toda la filosofía del movimiento del software abierto, de la misma forma que el Frente Popular de Judea a quien más odiaba era al Frente Judaico Popular, en la mítica película de 'La vida de Brian'. 'La vida de Brian', para quien no lo sepa, narra las aventuras de Brian, un joven que nace en un establo de Belén el mismo día que Jesucristo. Desde su nacimiento, su vida se sucede entre un cúmulo de desgraciadas y equívocos de forma paralela a la vida de Jesús. Y algo de 'La vida de Brian' tiene el mundo del software libre, que se empeñó en discutir quién hacía el programa más libre sin caer en la cuenta que los que tenían que ser libres eran los datos. ¿Importa mucho o poco que Facebook, Google o Microsoft digan que utilizan software libre en sus programas si mientras tanto espían, sesgan, manipulan nuestros datos?  

En los inicios de la informática, hace más de 40 años, los datos no eran tan importantes. Tampoco había capacidad técnica para almacenar lo que uno quisiera. Lo fundamental era la tecnología y una de las luchas más enconadas y desconocidas para el gran público se entabló entre el 'copyright' y su antítesis, el 'copyleft'. Todos los derechos reservados o algunos derechos reservados. ¿Hay alguna diferencia? El protestantismo en estado puro. Porque el meollo de la cuestión es que tanto el 'copyright' como el 'copyleft' acarrearon la muerte de una figura mucho más antigua, el «dominio público» .

El origen de «dominio»

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Aunque el término «dominio» no entró en uso hasta mediados del siglo XVIII, el concepto se remonta al Derecho romano. Los romanos tenían un gran sistema de derechos acerca de la propiedad en el que definían también muchas «cosas que no pueden ser de propiedad privada», como las 'res nullius', 'res communes', 'res publicae' y 'res universitatis'. El término 'res nullius' hacía referencia a cosas aún no apropiadas; el término 'res communes'' se definió como cosas que la humanidad podría disfrutar comúnmente, como el aire, la luz del sol y el océano; el término 'res publicae' se refería a cosas que eran compartidas por todos los ciudadanos y el término 'res universitatis' significaba cosas que eran propiedad de los municipios de Roma. Al mirarlo desde una perspectiva histórica, se podría decir que la construcción de la idea de «dominio público» brotó de los conceptos de 'res communes', 'res publicae' y 'res universitatis' del Derecho romano. Actualmente el derecho de autor existe por el mero hecho de la creación, lo que significa que, sin formalidades, el creador de una obra dispone automáticamente de un derecho, simplemente por ser el autor original. El derecho de autor es reconocido por la Convención de Berna en 164 países, prácticamente todo el mundo. Si el autor dispone de este derecho en uno de los países signatarios, dispondrá de él simétricamente en todos los otros países. Esto permite hacer valer sus derechos en caso de copia. 

Después de este pequeño receso histórico, puede surgir una gran pregunta ¿Por qué una parte de los creadores de programas informáticos renunciaron a una parte muy importante de sus derechos?  En siguientes artículos desmenuzaremos este tipo de conceptos analizándolos desde una perspectiva histórica alejada, en la medida de lo posible, de debates políticos e intereses comerciales.