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La niña migrante a la que la ONU escuchó

  • Arcange tenía 16 años cuando huyó de un matrimonio forzoso en Camerún, pero la Fiscalía decretó que era mayor de edad. Fundación Raíces ha conseguido llevar su caso a Naciones Unidas

Protesta contra la política migratoria de EEUU.

Protesta contra la política migratoria de EEUU. / EFE

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Olga Pereda
Olga Pereda

Periodista

Especialista en educación y crianza.

Escribe desde Madrid

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Arcange, víctima de violencia sexual durante toda su infancia, tenía 16 años cuando vino a España. Lo hizo sola, desde Camerún y huyendo de su familia, que le había organizado un matrimonio forzoso con un hombre muy mayor. Con la ayuda de una tía, consiguió fugarse. En agosto de 2017 aterrizó en el aeropuerto de Madrid. Hablaba francés, pero no sabía una palabra de castellano. Era una niña temerosa. Menuda y frágil. Destrozada por una infancia cruel. Arcange tiene ahora 19 años y vive en un piso compartido. Tras graduarse con buenas notas en secundaria, está estudiando auxiliar de Enfermería y realiza sus prácticas en un hospital con enfermos de covid. Tiene estatuto de refugiada, protección internacional y una nula relación con la familia biológica de Camerún que tanto daño le hizo. Hoy, en el Club de Educación y Crianza de EL PERIÓDICO, no vamos a hablar de nuestros hijos. Hoy nos quitamos la capa de país occidental y nos ponemos en la piel de una niña de Camerún.

Cuando Arcage (nombre ficticio) pisó suelo español mostró a la policía su documentación. El pasaporte, lógicamente, era falso. Pero su cartilla de vacunación y las notas del cole eran reales. Los agentes determinaron que era “una menor de edad posible solicitante de asilo” y fue trasladada a un centro de acogida en Madrid.

Ninguna autoridad administrativa dudó de su minoría de edad, pero la Fiscalía inició en 2018 un procedimiento para determinar los años de Arcange. Completamente desnuda, fue sometida a una exploración genital médica y a una radiografía de muñeca (que estimó que tenía 17 años) y otra de mandíbula (que no fue determinante a falta de piezas dentales). La Fiscalía, sin embargo, decretó que Arcange era mayor de edad. Se basó en el informe médico, que señalaba que su vello en el pubis y su desarrollo mamario era “compatible con tener 18 años”.

Arcange fue expulsada del centro de menores. De un día para otro se quedó en la calle. Sola. Sin casa. Ni dinero. Ni recursos. Ni ayuda. Ni familia. Un amigo le habló de Raíces, una fundación de asistencia social. La niña camerunesa llamó a sus puertas.

“Era una niña temerosa. Menuda y frágil. Estaba destrozada”, explica la psicóloga Lourdes Reyzábal, presidenta de Raíces. Las abogadas de la fundación llevaron el caso hasta Naciones Unidas, que -una vez más- ha tirado de las orejas a España. Y ya van 14 veces. El comité de derechos del niño de la ONU da la razón a Arcange e insta a nuestro país a reformar el procedimiento de determinación de edad de los niños migrantes. “Tiene que aplicarse una evaluación holística, con entrevistas y asistencia letrada. No puede haber desnudos integrales ni pruebas invasivas”, destaca Reyzábal.

“Llegué a España con 16 años y no con 18. Así que, por fin, puedo vivir siendo yo misma. Espero que ningún otro niño o niña pase por lo mismo que yo”

Arcange. Niña migrante

“Llegué a España con 16 años y no con 18. Así que, por fin, puedo vivir siendo yo misma, con mi edad de verdad. Espero que gracias a mi historia ningún otro niño o niña pase por lo mismo que yo”, comenta, emocionada, Arcange, que deberá recibir una compensación por los daños morales ocasionados y un acompañamiento psicológico especializada en víctimas de la violencia sexual. Lo que más contenta le pone es que su documentación, a partir de ahora, pondrá el año en el que nació y no el que decretó la Fiscalía.

"Las políticas de extranjería en España solo tienen por objetivo el control férreo de las fronteras y no la protección de niños y niñas"

Lourdes Reyzábal. Presidenta de Fundación Raíces

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Las abogadas de Fundación Raíces argumentan que el caso de Arcange (que no es ni mucho menos aislado) demuestra que las políticas de extranjería en España “solo tienen por objetivo el control férreo de las fronteras y no la protección de niños y niñas”.

Raíces ha presentado varias enmiendas al proyecto de ley de protección a la infancia, una norma que busca poner coto al maltrato infantil. La fundación de asistencia social pretende que se modifique el procedimiento de determinación de la edad y prohibir los desnudos integrales por “atentar contra la dignidad de niños y niñas". De momento, solo Ciudadanos y Más País han recogido el guante (Bildu también, aunque no en su totalidad). “La sociedad está muy concienciada, pero esto un problema de voluntad política”, concluye la presidenta de Raíces, que insiste en que el actual protocolo aboca a cientos de menores a la más absoluta indefensión.

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