Entender + con la historia

La universidad silenciosa

Ahora más que nunca hay gente que se ve obligada a estudiar a distancia. Una manera de aprender que esconde episodios fascinantes de la historia. O mejor dicho, silenciosos.

Anna Eliot Ticknor, fundadora de la Society to Encourage Studies at Home (Sociedad para Fomentar los Estudios en el Hogar, SESH).

Anna Eliot Ticknor, fundadora de la Society to Encourage Studies at Home (Sociedad para Fomentar los Estudios en el Hogar, SESH).

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Xavier Carmaniu Mainadé
Xavier Carmaniu Mainadé

Historiador

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Aunque la educación primaria sea el centro de la atención informativa, hay otros sectores de la enseñanza que este curso tienen que adaptarse a las circunstancias. Muchas actividades extraescolares, por ejemplo, han pasado a ser en línea, al igual que buena parte de la docencia universitaria. El profesorado hace lo imposible para hacer su trabajo y el alumnado aguanta horas y horas de clases a través de una pantalla. Ahora bien, a pesar de las dificultades, la actividad no se ha detenido. Lejos queda el tiempo de Josep Pla cuando, por culpa de la gripe, clausuraron la universidad y se volvió a casa. A diferencia de él, los actuales estudiantes de derecho pueden continuar el curso. Quizá el mundo se está perdiendo un gran escritor, pero tendrá una nueva remesa de graduados en leyes.

La diferencia con la época del 'Quadern Gris' es que ahora la tecnología permite estudiar a distancia a millones de personas. En 1918 hacer así una carrera era impensable. Cabe decir, sin embargo, que es un sistema de enseñanza más antiguo de lo que pueda parecer.

Se tiene constancia de que grandes pensadores de la época clásica, como Cicerón, Séneca y Horacio, se carteaban con sus discípulos. Lo mismo hizo el médico y filósofo Maimónides, que vivió en el Al-Ándalus durante el siglo XII. Destacables son sus cartas dirigidas a Yosef bar Yehudah bien Simeón, a quien animaba a seguir estudiando ciencias porque, según le decía, tenía aptitudes para hacerlo. La clase de mensaje alentador que ahora escribiría un profesor pero con un correo electrónico.

Ganas de saber más

De todos modos, el primer gran auge de la educación a distancia se produjo en el siglo XIX, cuando se dieron las condiciones idóneas: técnicas de impresión económicas; redes de correos fiables; y, sobre todo, cada vez más gente para la que no era suficiente solo saber leer y escribir. Querían aprender y labrarse un futuro con más oportunidades. Y en este contexto nació una de las instituciones educativas más impresionantes de su tiempo.

En 1873 en Boston empezó a funcionar la Society to Encourage Studies at Home (Sociedad para Fomentar los Estudios en el Hogar, SESH), que se ganaría el apodo de la Universidad Silenciosa. Su fundadora fue Anna Eliot Ticknor. Quería ofrecer a las mujeres una educación de calidad pero sin depender de instituciones controladas por los hombres, que sistemáticamente impedían el acceso femenino a los grados más altos de formación. La SESH era una organización de mujeres para mujeres. Tanto Ticknor como las que la acompañaron en aquella aventura formaban parte de la clase alta de Boston y eran cercanas a los círculos intelectuales de Harvard. Pero más allá de su estatus, tenían claro que había que acabar con la discriminación educativa sufrida por las mujeres, fueran de la extracción social que fueran.

Precisamente con la idea de tejer complicidades, las profesoras tenían instrucciones claras de firmar solo como "corresponsales", porque las alumnas las sintieran más cercanas. La única condición para apuntarse era tener más de 17 años y pagar 2 dólares. Las materias principales eran inglés, historia, ciencia, arte, francés y alemán. Todos los contenidos se iban siguiendo a través de las cartas y también de libros que se dejaban en préstamo al alumnado.

Algo que gustaría a los estudiantes de hoy en día es que no había notas. Los exámenes estaban pensados ​​para asegurar el proceso de aprendizaje de los contenidos. Las alumnas tenían órdenes expresas de no abrir el sobre con las preguntas hasta que no tuvieran suficiente tiempo para responderlas. Sin presión.

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Durante casi 24 años fueron más de 7.000 las mujeres que recibieron cartas de la SESH. Se disolvió en 1897 cuando al morir su fundadora, sus compañeras no se vieron con fuerzas para continuar.

La discreción de su funcionamiento y el hecho de ser exclusivamente femenina han marginado la Universidad Silenciosa de la historia de la educación; y la tarea de su fundadora, pionera en la defensa del derecho de las mujeres a la enseñanza, no se ha valorado lo suficiente. Se puede pensar en ello mientras nos conectamos al Zoom o al Skype.

Estudiar a distancia en Europa

Francia creó un centro de educación a distancia a raíz del estallido de la segunda guerra mundial. En el Reino Unido se fundó la Open University en 1971 y el año siguiente fue el turno de la UNED. En 1994 nació la UOC, pionera en el uso de las herramientas telemáticas actuales, que tantas facilidades ponen al estudio. Aunque otra cosa es la voluntad de cada uno.