Entender + con la historia

Nettie Honeyball, pionera del fútbol

Medio siglo después, 22 mujeres jugarán este miércoles en el Camp Nou, buen momento para recordar quiénes fueron las primeras en calzarse unas botas

Nettie Honeyball.

Nettie Honeyball.

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Xavier Carmaniu Mainadé
Xavier Carmaniu Mainadé

Historiador

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Este miércoles, por primera vez en 50 años, el primer equipo femenino del Barça saltará al césped del Camp Nou. No hace demasiados días, Frederic Porta contaba en este mismo periódico los altibajos de la sección femenina azulgrana durante este medio siglo. Un buen indicador de las carencias que sufre el deporte profesional practicado por mujeres en nuestro país. Y eso que el Barça es uno de los clubes "grandes" que más fuerte ha apostado por ello.

Alguien puede creer que el fútbol femenino es algo de hace cuatro días. Pues no. Antes jugaron las mujeres que no se fundó el F.C. Barcelona, ​​porque cuando Joan Gamper creó el club en 1899, ya hacía cuatro años que existía el British Ladies Football Club (BLFC). El primer enfrentamiento promovido por aquella entidad se disputó entre una agrupación de chicas del norte de Inglaterra con otra del sur y reunió entre 8.000 y 10.000 mil personas.

Bajo seudónimo

La promotora de aquella entidad fue una mujer conocida como Nettie Honeyball. Y aquí empieza el misterio, porque no se sabe casi nada de ella. Apenas un puñado de lugares comunes que rebotan de web en web como una pelota. Las últimas informaciones aportadas por el investigador Patrick Brennan sostienen que en realidad Nettie Honeyball era el alias utilizado por una chica llamada Jessie Allen, nacida en 1870. Al parecer, muchas jugadoras usaban seudónimos para pisar el terreno de juego. Seguramente para preservar una mínima intimidad y esquivar las críticas de la prensa, que tendía a ridiculizarlas.

Y es que, para buena parte de la opinión pública, el fútbol era una cosa masculina, no apta para mujeres. El ideal femenino entonces era muy cerrado y limitaba el hecho de ser mujer al rol de hija, esposa y madre, siguiendo unos cánones marcados donde primaban la moral y la decencia. Solo podían practicar actividades que no les hicieran perder la compostura. Y, evidentemente, correr detrás de un balón era justo lo contrario. Además, lo reforzaban con argumentos médicos. Se aseguraba que la práctica deportiva les deformaba el cuerpo porque los tobillos se les hinchaban, y que los movimientos bruscos podían provocar cáncer de pecho.

Anuncio en la prensa

Pero Honeyball no estaba dispuesta a dejarse amedrentar por ese tipo de comentarios. Ni tampoco la treintena de mujeres que respondieron a su anuncio, publicado en la prensa en 1894. Ese fue el origen del BLFC, que además tuvo el apoyo de Lady Florence Dixie, hija del marqués de Queensbury, que en 1880 –cuando solo tenía 25 años– ya se había convertido en la primera persona (hombre o mujer) corresponsal de guerra del periodismo inglés. Un personaje merecedor de un artículo entero, que algún día haremos.

¿Dónde está la historia del fútbol femenino?

Como ocurre con el masculino, el Barça se lo come todo. Hasta el punto de que apenas se ha explicado quiénes eran las jugadoras del UE Centelles que también estaban en el Camp Nou en 1970. Tampoco se sabe con certeza cuántos clubes había en Catalunya en ese momento. Es fundamental hacer un trabajo serio de investigación y difusión para restituir la memoria de las futbolistas pioneras.

Dixie apoyó el proyecto del BLFC porque era una firme defensora de los derechos de las mujeres. Todo el mundo entendía que el fútbol era una punta de lanza, un acto reivindicativo que iba más allá de la pelota, porque aunque haya quien se empeñe en decir lo contrario, política y deporte siempre han ido de la mano. Como declaró Honeyball en una entrevista en febrero de 1895: "Queremos demostrar al mundo que no somos las criaturas decorativas e inútiles que han retratado los hombres". Honeyball aspiraba a que llegara " el momento en que las mujeres puedan sentarse en el Parlamento".

Potencial competencia

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El British Ladies hizo una gira por el Reino Unido e hizo saltar las alarmas. La Federación Inglesa de Fútbol prohibió a los clubes masculinos enfrentarse a ellas argumentando que podían hacer daño a las chicas. La realidad, sin embargo, era que aquel deporte comenzaba a generar dinero y las mujeres se erigían como una potencial competencia al negocio. Incluso impidieron que se entrenan en las instalaciones de los clubes federados.

Todo ello hizo que el BLFC fuera languideciendo hasta desaparecer, pero la lucha por los derechos de las mujeres en tierras británicas continuó. Quizá a los dirigentes federativos les pareció que habían acabado con el fútbol femenino, pero apenas era el principio, tal y como se demostraría unos años más tarde, al estallar la primera guerra mundial.