Entender+ con la ciencia

¿Cómo comer pescado sostenible?

  • Un tercio de las especies marinas sufren niveles de sobrepesca insostenibles

  • Más sellos de pesca sostenible y controlar las subvenciones mejorarían la situación

Captura artesanal del pulpo en Asturias

Captura artesanal del pulpo en Asturias / MSC

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Michele Catanzaro
Michele Catanzaro

Periodista

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El pescado y el marisco son mucho más que las estrellas gastronómicas de las Navidades. Son fuente fundamentales de proteínas para 3.000 millones de personas. Las guías alimentarias recomiendan comer más de ellos y su huella de carbono es menor que la de la carne.

Sin embargo, el modelo actual de pesca y acuicultura hace estragos. Una gestión más respetuosa no reduciría la producción. Al contrario, la aumentaría de entre un 20% y un 40%.

¿Qué impactos tiene la comida acuática?

Sobrepesca. El 34% de las poblaciones del mondo están sobreexplotadas. Europa ha mejorado en el Atlántico, pero el Mediterráneo y el Mar Negro tienen el record negativo mundial. El límite para mantener una población es el “rendimiento máximo sostenible”: se debería sacar de ella no más del número de peces que habrían muerto de todas formas. “El máximo de capturas salvajes se alcanzó en 1990. Desde entonces, han disminuido, a pesar de que ha aumentado el esfuerzo”, afirma Carlos Duarte, oceanógrafo de la Universidad Rey Abdullah de Arabia Saudí. “Recuperar las poblaciones aumentaría la biomasa y se podría capturar más pescado”, explica. Es un reto difícil, también porque hasta un 20% de la pesca del mundo es ilegal, o sea se lleva a cabo en sitios o con especies que no se deberían explotar.

Pesca de arrastre. Hay artes de pesca legales que sin embargo son nefastas, como la pesca de arrastre que destroza el fondo marino. “Es como si fuéramos al bosque y en lugar de cazar cortáramos los árboles y los sacudiéramos”, afirma Marta Coll, investigadora del Institut de Ciències del Mar. “Esta técnica destrozó corales profundos que ahora sabemos que eran zonas de cría de la merluza y el bacalao”, explica Duarte. Las artes de pesca agresivas también afectan a tortugas, delfines y tiburones, capturados accidentalmente.

“Recuperar las poblaciones aumentaría la biomasa y se podría cosechar más pescado”

Carlos Duarte, oceanógrafo de la Universidad Rey Abdullah de Arabia Saudí

Acuicultura insostenible. Un reciente informe arroja cifras preocupantes sobre el pescado de acuicultura de los supermercados españoles. Los salmones, rodaballos o lubinas de piscifactoría son depredadores, que necesitan proteínas. A menudo, se les da de comer harinas o aceites basados en peces salvajes, como la anchoveta del Perú y del Ecuador. “La acuicultura depende de 20 millones de toneladas de pescado salvaje, que se convierten en 5 millones de toneladas de pescado de piscifactoría”, explica Duarte. Ese pescado salvaje a veces se resta de dietas humanas, como ha ocurrido en Bangladesh. El modelo actual, basado en gran concentraciones de peces, también genera concentración de excrementos y difusión de enfermedades, que se combaten a base de echar medicinas al agua. Finalmente, los tanques de marisco de Centroamérica y Sureste asiático han reemplazado los manglares, que son unos importantes pozos de CO2.

Marineros de Barbate, Cádiz, trabajan en la captura del atún rojo.


/ EFE / ROMÁN RÍOS

¿Qué pueden hacer los consumidores?

Buscar el sello. Los sellos de pesca sostenible ayudan al consumidor y a la industria. “Para asignar el sello se tiene en cuenta si la población está en declive, el impacto del arte de pesca empleado y la gestión”, explica Laura Rodríguez, directora para España y Portugal del Marine Stewardship Council (MSC), uno de los sellos más prestigiosos. El programa abarca el 15% de las capturas del mundo y el certificado se encuentra en más de 400 productos en España. De momento, sobre todo en congelados y en supermercados, pero empieza a estar también en frescos (Eroski) y en restaurantes (Ikea). El MSC ha publicado incluso una guía de Navidades con pescado sostenible.

Diversificar. “Nuestras dietas se están reduciendo en diversidad y esto las empobrece y a la vez ejerce una gran presión sobre determinadas especies”, explica Rodríguez. La anchoa en fresco, la caballa, o el bacalao en el sur de España son alternativas a los peces de moda.

“Nuestras dietas se están reduciendo en diversidad y esto ejerce gran presión sobre determinadas especies"

Laura Rodríguez, directora en España y Portugal del Marine Stewardship Council (MSC)

Mejor pescados pequeños y bivalvos. Sardinas, boquerones, anchoas, mejillones y algas son especies de nivel trófico bajo. El atún, al contrario, está en la cumbre de una cadena alimentaria. Los primeros son más sostenibles que el segundo, porque cada vez que se sube de un nivel trófico, se pierde un 90% de la producción, explica Duarte. Los bivalvos también son recomendables porque su acuicultura puede ser muy sostenible.

Mejor local y de temporada. El pez que tienes en tu mesa puede venir de la otra punta del mundo. Aunque la pesca no sea de los sectores que más emisiones generan, sin embargo siempre es mejor comer productos locales y de temporada.

Los retos contenidos en el ODS 14 buscan preservar la vida submarina.


/ Chaideer Mahyuddin

¿Qué pueden hacer la política y la industria?

Controlar los subsidios. Se calcula que 22.000 millones de dólares se destinan a fomentar la sobrecapacidad de la flota pesquera. “Es vergonzoso. Es una manera de acabar con el pescado y además pagar por ello”, afirma Eric Galbraight, investigador ICREA en el Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA-UAB). Existen incluso subvenciones para el carburante, que incentivan a los pescadores a dar vueltas hasta hallar las últimas poblaciones. Los expertos creen que ese dinero debería fomentar la pesca sostenible.

"Las subvenciones son una manera para acabar con el pescado y encima pagar por ello"

Eric Galbraight, investigador ICREA en el Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals

Cumplir lo prometido. Dos tercios de los océanos están fuera de las jurisdicciones nacionales. “Es necesario llegar a acuerdos internacionales robustos que aseguren una gestión basada en enfoque científico”, afirma Rodríguez. Donde sí hay reglas, hay que respetarlas. Por ejemplo, Europa incumple las metas de la Política Pesquera Común, y las cuotas se suelen establecer con criterios más políticos que científicos, denuncia Coll.

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Acuacultura sostenible. “La pesca sostenible mantiene las poblaciones, pero hay beneficios climáticos en aumentarlas. Por esto, en el largo plazo la acuacultura debería reemplazar la pesca, como la ganadería ha reemplazado a la caza”, opina Duarte. Según sus cálculos, incrementar la biomasa marina podría compensar hasta un 10% de las emisiones que alteran el clima. “Hay que regular la acuacultura, para penalizar las prácticas insostenibles y cerrar el ciclo de producción dentro de la granja: que esta produzca algas y pequeños crustáceos para generar su propio pienso”, afirma Duarte.

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